Guanajuato, Gto. Rescatar la valía de las y los profesores es una petición que se repite entre maestros.
Al inicio de la pandemia, cuando comenzó la crisis de las clases virtuales, la sociedad y los gobiernos reconocieron el trabajo del magisterio, pero cuando regresaron a las aulas, quedaron en segundo plano.
Un reto que sostiene Guanajuato, a decir de varios maestros, no sólo es modernizar el proyecto pedagógico, sino también es apoyar el trabajo del docente, volteando a ver al lugar en donde se forman la mayoría: las Escuelas Normales.
A decir de la doctora Cirila Cervera Delgado, académica de la Universidad de Guanajuato en entrevista con Zona Franca, primero debe modernizarse la Normal como institución, antes que la educación básica, como usualmente se ha hecho: primero se operan los cambios en los programas de estudio en básica, y después en las Normales pues “eso ha sido un vicio y un error histórico”.
“Soy normalista. Cuando lo digo, lo digo con el conocimiento, pero sobre todo con mucho cariño. Yo estoy muy a favor de que las escuelas normales permanezcan porque han dado excelentes resultados en la encomienda que han tenido en la formación de formadores. Sin embargo, yo sí quiero ver otro tipo de Normales. (…) Se trata verdaderamente de tener otro perfil del profesor, otras instituciones formadoras de docentes. Las que tenemos ahorita están bien, han avanzado a consideración de hace 40, 30 años. Sin embargo, me parece que se tiene que asumir la formación más bases científicas que con las que se hacen en ocasiones. Yo sigo viendo una repetición. Una enseñanza mecanicista en la Normal y por lo tanto, se egresa enseñando un mecanismo también mecanicista”, observó la doctora.
Refieirió que mientras a las Normales no se les considere como reactivas a las propuestas que impulsa el gobierno, sino como impulsoras; es necesario sean parte de las reformas.
Desde las aulas de primaria, Adriana Martínez Patiño, maestra frente a grupo de la escuela vespertina Diego Rivera, en Guanajuato capital, también reconoce que un reto en la educación es la revalorización del magisterio, pues tras la pandemia, los profesores quedaron relegados.
“Ahora sí que uno da tiempo de más: sacrificas tiempo en familia, tiempo hasta para uno mismo; salud mental, salud física, salud en todos los sentidos. Creo que ese es el gran reto: porque además de uno estar con los niños, te llevas también cosas de ellos. Dices, ¿cómo le voy a ayudar a Pablito si le pasa esto? Te quedas tú también con esto. Entonces, es un reto de que como uno es humano, te quedas con muchas cosas”, expresa.
La doctora Cervera Delgado, también hace énfasis en esto: aún no se alcanza a medir el impacto real que tuvo la pandemia en la educación. No sólo en el aprendizaje, también en la salud mental del magistrado.
Adriana Martínez, detalla los problemas que tuvieron de deserción durante la pandemia, sobre todo para contactar a los padres de los niños y niñas que no se conectaban a las clases. En las escuelas vespertinas, es un contexto distinto, acota.
“A nosotros sí se nos vino un problema muy grande, porque eran niños de diferentes comunidades, colonias. Entonces era muy difícil decir: ¿dónde está la mamá de este niño? Como era pandemia y no podíamos salir, era más complicado saber qué le pasó, ¿va a volver o no va a volver? Si ya se fue de la ciudad…o si se fue a otro estado. En mi contexto tenemos muchos niños que vienen de fuera, de otros estados (Tamaulipas, Estado de México, Chiapas, Oaxaca, Ciudad de México), con situaciones muy, muy difíciles. Entonces, en la pandemia se nos vino todo abajo: los niños no se conectaban, las mamás cambiaban los números…. y uno como podía: por medio de la maestra USAE (Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación), la trabajadora social, rescatábamos un poco a los niños. Era muy complicado: si teníamos 18 niños en 5to, sólamente se conectaban cinco en las clases en línea. Y los demás, perdidos, totalmente perdidos. Porque no hay ese compromiso en los papás con los niños y con la educación”, comenta.
El rezago educativo se está tratando de resarcir, señala la maestra, porque fue significativo. Las clases por televisión que impulsó el gobierno federal, no las tomaban. No había mucho compromiso, ni concientización en los padres de la importancia de la primaria como base educativa. Para algunos, la escuela es casi como un lugar para dejar a sus hijos mientras van a trabajar, reconoce. Para contrarrestar esto, lo que tratan de hacer en la primaria, es hacerla llamativa para los niños con talleres, rallys de ciencia, obras de teatro: que sean los niños quieran asistir.
En el nivel secundaria la pandemia también se vivió fuerte. La profesora de Química de la escuela Quanaxhuato, Laura Eliza Ramírez, cuenta que cuando llegó la instrucción de quedarse en casa “por un tiempo”, todos pensaron que sería una semana; un mes a lo mucho. La mayoría de las y los profesores, no sabían cómo trabajar en línea. Regresar a las aulas y trabajar tanto en problemas de aprendizaje, como en los problemas socioemocionales, fue uno de los mayores retos que se han enfrentado en la escuela, reconoce. El rezago educativo, menciona, “fue muy marcado”, sobre todo para el alumnado de primaria que apenas entraba a secundaria y se enfrentaba a la complejidad de una nueva estructura en la virtualidad con varios profesores, en lugar de uno.
“A lo mejor, los de secundaria ya estaban acostumbrados al ritmo de trabajo de todos los docentes, pero de la primaria a secundaria, tenerlos en línea por primera vez fue un cambio grande: que uno de los profesores que daba una clase a lo mejor su forma de trabajar es de una manera…eso fue lo que más se dificultó en el proceso de aprendizaje”.
La educación en el estado Guanajuato: con claroscuros
Para la doctora Cirila Cervera, la educación en Guanajuato presenta claroscuros: reconoce que desde hace algunos sexenios, se ha trabajado en impulsar la educación, sobre todo la media superior. Los indicadores son mucho mejores que hace 20, o 25 años, cuando la entidad estaba en los últimos lugares, pero para la importancia que tiene el estado, sostiene, todavía estamos atrasados.
“Tenemos un gran reto de ver una escuela en verdad del siglo XXI. Algunas prácticas didáctico-pedagógicas se asemejan todavía a las de mediados del siglo XX; y no me refiero sólo al uso de las nuevas tecnologías…pero también al uso de las tecnologías. Si vamos a educación básica, nuestros niños y niñas están sobreestimulados por todos los medios de comunicación (…). La escuela está muy atrasada, tenemos todavía infraestructura que más bien parecería, no digo una sala de castigo, pero un lugar poco apropiado para estimular tipos de aprendizaje basados en problemas, en proyectos… que motiven la creatividad. Pero para eso falta tener una infraestructura adecuada, además de la preparación de las y los profesores. (…) Yo sí quisiera ver un estado a la altura de lo que presume ser: de los más modernos, de pensar en la ‘Mentefactura’, que no sólamente quede en el discurso. Esto yo lo quisiera de manera concreta en las aulas”, expresó.
En ese sentido, la especialista reconoce que hace falta modernizar la enseñanza, aunque esto no significa que la estrategia se conforme con usar tablets en las aulas, se trata de que las tecnologías digitales tengan un respaldo pedagógico.
Por último, la académica, destacó la necesidad de rescatar la valía, la dignidad del profesor.
“Venimos festejando desde 1918 el día del maestro, la maestra. Yo creo que siempre es una oportunidad muy buena para recordar a todos estos profesores y profesoras, que bien o mal: con butacas incompletas, con aulas abandonadas, con poco interés del estado, están ahí siempre, y gracias a ellos estamos platicando usted y yo”, concluye
