Guanajuato, Gto. En medio de una era donde el reggaetón, el rap y el regional mexicano han cooptado la escena musical, en el norte de Guanajuato, el “huapango arribeño” y toda la cultura que consigo arrastra, se mantienen firmes y en crecimiento.
Sin duda Guanajuato es cuna de talentos musicales, muestra de ello es el propio José Alfredo Jiménez, María Greever y si nos vamos a tiempos más remotos, Juventino Rosas.
Sin embargo, en la Sierra Gorda de la entidad, los guanajuatenses han encontrado una forma de manifestar sus sentimientos, de narrar su entorno e incluso protestar por medio del huapango arribeño, género musical que tuvo su origen en el municipio de Xichú.
A violines, guitarra y vihuela, acompañado de la versada en décima, y si hay baile que mejor; el huapango arribeño ha tenido una influencia importante en la zona norte del estado y en municipios de estados aledaños.
No se puede hablar del género sin la tradicional “Topada” celebrada el 31 de diciembre en Xichú, municipio que recibe a miles de personas y músicos para dar vida a una experiencia única.
Es en este municipio donde hace más de 40 años nacieran quienes son un ícono no solo del son arribeño, sino de todo el país, Los Leones de la Sierra de Xichú, comandados por Guillermo “Memo” Velázquez Benavides.
Canciones del campo, pero sobre todo la crítica social a través del verso, le valieron a Memo Velázquez convertirse en una leyenda de la música arribeña, presentándose también en importantes escenarios en México y el extranjero.
Memo Velázquez y los Leones de la Sierra de Xichú, eran uno de los favoritos en el Festival Internacional Cervantino, los infaltables, los que año con año reúnen a miles de personas para escuchar sus “calacas” y la crítica del momento.
Tal era su popularidad y el impacto de sus críticas, que en el FIC de 2010, durante el gobierno estatal de Juan Manuel Oliva, la agrupación fue vetada del escenario cervantino.
En 2020, y dos gobiernos después, Los Leones de la Sierra se reencuentran con el público cervantino, donde además de criticar a los gobiernos actuales, de su pecho salió una de los versos más imponentes de su carrera “Ya llegó el que andaba ausente, se me concedió volver, sigo siendo león rugiente no un gatito del poder”.
La influencia arribeña de Guillermo Velázquez, llegó a tal grado que en el pasado mes de diciembre, La Federación reconoció su trayectoria al entregarle el Premio Nacional de Artes 2023 en el campo de Artes y Tradiciones Populares.
Con todo antecedente, queda claro que la música arribeña de Guanajuato no está extinta, e incluso va al alza, como lo comenta la titular del Instituto Estatal de la Cultura, Adriana Camarena de Obeso.
La funcionaria estatal narra que para preservar el huapango arribeño y su esencia, desde hace cuatro años se trabaja con talleres impartidos en niños desde los cuatro años.
Detalló que los talleres son impartidos por los propios huapangueros, y han tenido un impacto favorable entre las nuevas generaciones gracias a la modalidad de interpretación.
“Trabajamos mucho con los huapangueros de la zona, los huapangueros son los maestros, vamos a diferentes comunidades y tenemos ya círculos de trabajo con ellos y tiene muchísimo éxito”.
Detalló que los trabajos se realizan principalmente en los municipios de la zona norte del estado, y al ser un tema de improvisación, llama mucho la atención de las personas.
Adriana Camarena mencionó que hoy el huapango arribeño, ha tenido un auge importante y más allá de ser una cultura en peligro de extinción, es una expresión que perdurará por muchos años más.
“Sigue creciendo, porque a los niños y jóvenes les gusta mucho, como es una música de improvisación, que ellos van creando sus propias realidades, es como digamos la música de protesta de hoy día (…) el huapango tiene para muchísimos años”.