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sábado, abril 20, 2024

En el último año 6 de cada 10 mujeres sufren algún tipo de violencia: INEGI

León, Gto. En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), reveló que durante el último año, 6 de cada 10 mujeres en México sufrieron algún tipo de violencia a lo largo de su matrimonio o relación sentimental.

INEGI señaló que las agresiones más experimentadas por las mujeres son de carácter emocional, entre ellas insultos, amenazas, humillaciones y otras ofensas de tipo psicológico, seguido del económico, como control o chantaje.

Foto: Especial

En las clínicas del IMSS de la ciudad de León este lunes 25 como cada año, los trabajadores enseñaron a los derechohabientes sobre la violencia, una conducta o amenaza que se realiza de manera consciente y que causa daño físico, psicológico, sexual y económico.

Leonesas que creían vivir en su mundo ideal con su pareja relataron a Zona Franca, algunas de las situaciones violentas en las que dieron cuenta como todo se fue convirtiendo en un infierno debido a los celos y a las inseguridades.

Afortunadamente para ellas la violencia terminó pero no por protocolos gubernamentales o la intervención de terceros, sino por ellas mismas y sus tajantes decisiones como el cortar todo lazo con sus parejas.

Violencia psicológica

La violencia psicológica incluye abandono, celos, insultos, humillaciones, marginación, indiferencia, desamor, infidelidad, comparaciones destructivas, rechazo y amenazas, actos que dañan el equilibrio emocional de quien los sufre.

Algunas mujeres llegan a esta violencia durante sus relaciones sin darse cuenta. O al menos así lo viven algunas mujeres.

Laura es una estudiante universitaria de 19 años. Conoció a Octavio, de 21, hace dos meses en un antro de la ciudad. A los días comenzaron a salir y con el paso del tiempo ambos creían estar enamorados, o al menos era lo que ella creyó.

“Al principio hablábamos todo el tiempo, no pasaba un día en el que no nos diéramos los buenos días y las buenas noches, después de meses de relación ya no era lo mismo, no podíamos estar sin hablarnos y decirnos dónde estábamos, llegaron los problemas y las peleas, algunas con golpes, tanto de él como de mí, después vinieron los celos y hasta las infidelidades, era algo muy tóxico”, contó la entrevistada.

Dijo que el haber terminado con su pareja fue una satisfacción ya que cuando tuvo esa relación, se alejó de amigos y de personas cercanas a ella, ahora después de meses de aquel conflicto, ella sigue su vida pero con aquellas personas que nunca la abandonaron.

Violencia física

Los golpes, empujones, atadas, pellizcos y mordidas son algunos de los daños de la violencia física, en la que llega a haber uso de armas u objetos con el propósito de causar daños en la víctima.

Mariana es una madre de familia de 42 años. Durante los últimos años de su última relación se dio cuenta que pasó de ser una mujer alegre, a una con miedo y resentimientos hacia su expareja.

“Llevábamos 16 años de casados, todo al principio era bonito, después la rutina nos hizo llegar a la indiferencia, aunque después las peleas nos llevaron a los golpes, una vez me amenazó con un cuchillo, yo lo dejé y me fui con mis hijas, ahorita van 4 años de eso, no nos hemos divorciado pero yo ya no lo dejo meter un pie a la casa porque sé de lo que puede ser capaz”

Martha es una mujer de 26 años, ella relató que su última relación fue muy complicada debido a su expareja, sus celos y sus repentinos cambios de personalidad.

“Yo ya quería cortar con él pero nunca llegábamos a un acuerdo, él no me dejaba terminar la relación, me amenazó con lanzarse del tercer piso del edificio departamental, después cuando se calmó me dio una trompada, yo no se la regresé pero sí le dije que me hacía daño y que ese era la última vez en la que iba a saber de mí”, dijo la joven.

Violencia económica

Las limitaciones de dinero posesiones que llevan a la dependencia y control sobre la persona afectada es el tipo de violencia económica que se presenta tanto en el hogar como en los centros de trabajo.

Alma y Arturo se conocieron en el trabajo. A ella la ascendieron y a él lo cambiaron de área de trabajo. Con el paso del tiempo ambos tuvieron complicaciones económicas, ya que ella fue despedida y él cayó en problemas de adicciones.

“Comenzó a drogarse cuando se quedó sin trabajo, ya empeñaba el tanque de gas y cualquier cosa que tuviera en la casa, después me quitaba el dinero y apenas y nos dejaba para comer, no comíamos porque él se drogaba… después se rehabilitó pero no era lo mismo: ya que había resentimiento y después dejó de darme dinero, ya que vivíamos juntos pero no estábamos casados, nunca me tocó pero el dinero siempre era un motivo de discusión”, contó la ciudadana.

Violencia sexual

Mientras que la violencia sexual es el acto en el que alguien degrada o daña el cuerpo de otra persona, sin tomar en cuenta sus deseos o ideas, dañando su integridad física o mental y ejerce poder para convertirla en un objeto sexual.

Verónica confesó que si nunca fue violentada física, psicológica o económicamente, sí tuvo una mala experiencia a la que calificó como violencia sexual, ya que en una ocasión tuvo relaciones sexuales con su expareja cuando ella se encontraba en total estado de ebriedad.

“Era mi primera vez, teníamos poco de habernos conocido, yo sí lo quería pero salimos, tomamos y nos quedamos en su casa, después me desperté en su cama, sin ropa y sin acordarme de nada, no supe si lo disfruté o si fue una mala experiencia, después de eso yo quise terminar pero nunca pasó hasta después de dos años, cuando yo ya no quería tener intimidad y él era cada vez más promiscuo ya que tenía otras mujeres que lo contagiaron de enfermedades”, contó la mujer.

Para ella eso fue un acto de violencia sexual, que con el tiempo se combinó con la física y la psicológica.

“Ya después eran celos, peleas con golpes, empujones en la calle, sexo sin consentimiento, insultos y rechazo, se terminó cuando lo deje, a pesar de todo eso me sigue buscando pero yo ya no cedo, es amor propio”, dijo la joven.

Todos los nombres aquí mencionados fueron cambiados para proteger las verdaderas identidades de las mujeres violentadas que decidieron relatar sus casos para liberar sus sentimientos.

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