León, Gto. Aunque en México una de cada 67 personas en México es intersexual, es decir, tiene variaciones congénitas que no se adaptan al estandar femenino o masculino, son personas invisibilizadas, no existe un marco jurídico que las proteja y carecen de acceso a la salud.
Sin embargo, esto trae muchas veces consecuencias médicas cuando crecen, así como un nulo desarrollo en varias etapas de sus vidas.
Ernesto Bajaras, director interino de Amicus y que desarrolló una tesis sobre el derecho a la integridad física, autodeterminación y consentimiento informado de las personas intersexuales, explicó que el país se encuentra distante de reconocer a esta disidencia sexual.
“Como todas aquellas situaciones en las que la anatomía sexual de una persona no se ajusta físicamente a los estándares culturalmente definidos para el cuerpo femenino o masculino. Una persona intersexual nace con una anatomía sexual, órganos reproductivos o patrones cromosómicos que no se ajustan a la definición típica del hombre o de la mujer”, detalla dentro de su investigación.
La Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género 2021 (Endiseg), reporta que una de cada 67 personas es intersexual, pero un año antes Brújula Intersexual organización méxicana formó para de una primera encuesta intersex.
En esta participaron 89 personas intersexuales, en su mayoría adultas y jóvenes (47% y 45%, respectivamente) de 24 de los 32 estados del país.
Esta encuesta arrojó que 39.8% de las personas intersexuales refirieron haber tenido alguna cirugía y 9.1% no está segura de si fue sometida o no a algún procedimiento y casi la mitad cuentan que sucedió en su infancia: 22.4% ocurrió en su primera infancia y 24.5% en su infancia; 30.6% en la adolescencia y 22.4% entre los 18 y 30 años.
“La patologización de una persona intersex, porque la historia médica lo que ha buscado siempre es que estos cuerpos se ajusten a las normas sociales de cómo debería verse un hombre y mujer, y ese es el único propósito que tenga una genitalidad ajustada y no tienen sustento médico ni científico”, señala Barajas, sobre lo dañino de estas prácticas que pese al tiempo no han cambiado.
Zona Franca buscó a varias organizaciones que trabajan con personas de disidencias sexuales, sin embargo, ninguna tiene registro de haber trabajado con personas intersexuales.