León, Gto. Hoy vamos a comer quesadillas. Tus favoritas, las de flor de calabaza. Aunque no pudimos ir al cerro por ellas; me levanté temprano, fui a comprarlas, las guisé a la mexicana como a ti te gustan, con el sabor que le da al epazote. Te amo y tu lo sabes.
El texto anterior lo dijo María Elena Rodríguez, familiar que busca a unos de sus seres queridos, que hoy no está, se encuentra desaparecido o no localizado, manjar que forma parte del Recetario para la Memoria Guanajuato.
Libro que se comprende por 75 familias, que compartieron con amor y esperanza las recetas de sus hermanos, hermanas, hijos o hijas, que hoy están desaparecidos o no localizados.
Este 10 de marzo, Nayelli “N” y Carmen “N”, compartieron sus trabajos, también el trabajo que les tocó hacer en este libro, junto a decenas de madres buscadoras. El cual tiene como objetivo hacer una memoria material, a través de las recetas, de los alimentos.
Fabrizio Lorusso académico de la Universidad Iberoamericana de León, comentó que, de ser una memoria de alguien que esté desaparecido, se trata de alguien vivo se recuerda en su propia vida, en sus propios gustos, en su propia costumbre.
“Es una memoria viva, es una memoria ejemplar, en el sentido que no queda en una anécdota ahí. Está entrelazado el libro para enseñarnos algo, para ser ejemplo de los colectivos, de la vida de las personas, de las mamás”, dijo.
Fabrizio externó, que en esta breve colaboración que tuvo en el libro, se informa al lector que el tema de la desaparición de personas no es un tema reciente en Guanajuato, tiene muchos años, pero principalmente ha incrementado el crimen, en los últimos 5 años, ya que se han sextuplicado las personas desaparecidas o no localizadas.
Comentó que el tema de las desapariciones en México data desde los años 60´s, pero ha sido un fenómeno que ha explotado y se ha salido de las manos en los últimos años, aproximadamente la última década.
El libro es un acto de reflexión, de ejemplo y de un trabajo de búsqueda las madres, hermanas, hijas no están dispuestas a detenerse, hasta encontrarles aquellos seres queridos que hoy no están.
“Ojalá en donde quiera que estés, hijo, tengas alimento y sino es así que tengas bendiciones. Este campo los alimentaba y ahora aquí los buscan”, dice una de las madres buscadoras.