León, Gto.- En octubre del año pasado a Cristiana le diagnosticaron cáncer de mama, el cual desde un inicio fue considerado agresivo, un día después acudió con su médico familiar y en calidad prioritaria la enviaron a la clínica 58 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Aunque en el inicio tuvo una buena atención médica, posteriormente se convirtió en un calvario. Violencia institucional, burlas, falta de medicamentos, y tratamientos inconclusos es parte de lo que ha vivido desde hace 7 meses, hasta llegar al punto de tener que recurrir a amparos, entre otros trámites legales para que le den quimioterapias completas y un tratamiento adecuado.
En sus primeras visitas para la atención médica cuestionó qué ocurriría con su incapacidad, cómo sería el proceso y si esta enfermedad le permitiría obtener una. La respuesta que le dio el personal de salud no fue la que ella esperaba.

“No te preocupes tú te vas a morir, o sea tu no te andes preocupando por eso. Y yo me quedo así como de: para mi fue un golpe muy fuerte. Yo ya sabía por el doctor Alvaro que era un cáncer agresivo, pero no en esos términos”, dijo.
Cristina tenía que ser intervenida y revisada en el área de oncología de manera pronta y oportuna porque su cáncer es agresivo, pero la médica que revisaría su caso, no la podía atender hasta enero porque se iba de vacaciones. Ante ello el médico AÁlvaro la mandó hacer varios estudios para después programarla ya fuera a quimioterapia o que le realizaran una cirugía y retirarle los senos.
En diciembre inició el proceso de las quimioterapias para ella, previo a ello tuvo problemas de violencia por parte de una de las médicas oncólogos que hay en la clínica de especialidades de la 58. En enero la oncológa se incapacita y, se va de vacaciones esto le iba a frenar su tratamiento para el cáncer
Cuando ella ya iba a iniciar su quinta quimioterapia, Cristina acudió con un médico particular, el cual le informó que una de sus quimios estaba incompleta, es decir, le hacía falta una dosis la cual es necesaria para combatir el cáncer, porque ambas fórmulas son complementarias.

“Voy a ver a otra doctora y me dice sí te falta s medicamento, los necesitas, porque sino en 5 años o en 2 vas a estar con un cáncer en el cerebro y vas a estar desausaida”, externó.
Cristina al tener otro parte médico por parte de particulares para conocer cómo iba su proceso asistió al IMSS a la clínica 58, personal de salud le consigue una cita con un oncólogo y le confirma lo mismo que los dos médicos anteriores a los que vio, que sí le faltaba una dosis completa de quimioterapia, por lo que iban a traer de conseguirle esas dosis para el domingo.
“Antes de ir a a la quimioterapia, fue el 17 de marzo, yo voy a un juzgado federal a interponer un juicio de amparo, para poder conseguir el medicamento, obviamente lo hizo del viernes al domingo, porque a mi me dan las quimioterapias los días domingo”, detalló.
Cristina después de que recurre a este amparo, comienza vivir violencia institucional, hostigamiento, la etiquetan por ser la paciente que recurrió a un juicio de amparo, entre otros factores; situación que no la vivió por todo el personal que labora en esta área de salud, ya que el personal con mayor empatía ha sido el de la zona de enfermería.
Cristina recientemente fue intervenida quirúrgicamente, pero para ello no necesitó un recurso de amparo para llevar su proceso. Pero sí para conseguir su incapacidad.
“Para mí aceptar el cáncer fue muy difícil porque en mi familia nadie tiene cáncer, ni diabéticos, de ninguno de los dos lados. Entonces para mi aceptarlo, vivirlo fue difícil (…)