Por Sugeyry Romina Gándara
Ciudad de México, (SinEmBargo).- Cristina Fabiola Carrillo sirvió como policía municipal por casi tres décadas en las que portó el uniforme hasta que fue víctima de una agresión sexual por parte de uno de sus superiores y luego de acoso laboral. A más de dos años de la agresión y de haber denunciado los hechos, Fabiola no ha obtenido justicia; por el contrario, sólo ha obtenido revictimización, incredulidad y autoridades judiciales que ni siquiera dieron apertura a su caso por las vías judiciales, pues una Juez local determinó que no vincularía a proceso a su agresor; mientras que ella, denuncia que vive con miedo, encerrada, enferma, medicada, incapaz de volver a su trabajo porque ahí sigue el hombre al que denunció por acoso sexual.

“Fui acosada sexual y laboralmente en el año 2022 por mandos de Seguridad Pública. No recibí apoyo de las instituciones municipales. Nunca me creyeron, a pesar de que yo tengo dos periciales que muestran el daño que tengo a raíz del problema que me sucedió dentro de Seguridad Pública”, relató en entrevista.
Fabiola no exige privilegios, sólo pide que le crean para acceder a la justicia: que su caso sea tomado en serio, que su agresor sea procesado y sancionado. También exige la pensión que le corresponde tras 18 años de servicio y por el colapso emocional provocado en su lugar de trabajo, que ha derivado en una enfermedad que sigue agravándose. No obstante, le han negado ese derecho con el argumento brutal de que, para recibir el 100 por ciento, debió ser acosada por toda la corporación y no sólo por un policía.
“Es el doctor Esparza, de Medicina Laboral, que dijo (que mi incapacidad) no era riesgo de trabajo. De hecho, una vez me acompañó una licenciada a una cita con él y él nos dijo que, para que fuera riesgo de trabajo, tendría que haberme acosado toda la corporación, no nada más un elemento. Entonces él también, pues siempre que voy me dice: ‘Ay, mija, no es para tanto; se me hace muy raro que usted esté pasando por esto, si hay muchas compañeras y nomás usted’. O sea, me hace preguntas que, pues, no le competen”.
Carrillo Gutiérrez insistió en que sólo pide que alguien, al menos una vez, la escuche sin poner en duda su palabra. “Hago un llamado para que me ayuden realmente que me ayuden, porque mire, desde que yo hice público mi caso, ninguna institución me ha ayudado, nadie me ha brindado apoyo, y aquí en la lucha”, agregó en entrevista.
Los hechos
El acoso sexual que sufrió Fabiola, según contó, ocurrió cuando un superior de ella le hizo tocamientos en horario laboral. Fabiola contó que al generarse el abuso ella puso distancia y le puso un alto, lo cual luego derivó en persecución y vigilancia. “Yo puse un hasta aquí, yo ya no le hablaba”, cuenta.
A raíz del suceso, Fabiola comenzó a recibir el hostigamiento sexual y, a pesar de que su trabajo como policía implica un riesgo, incluso empezó a recibir rechazo y la falta de apoyo a sus laborales.
“De hecho, en una ocasión pedí apoyo por el radio porque se me salió de control una situación y el apoyo llegó mucho después; no recibí el apoyo. Además mandaban más seguido a los puntos, cuando somos más elementos, a mí me mandaban más seguido a cubrir puntos”, narró.
La agente policía explicó que los llamados “puntos” son comisiones en las que un elemento debe en un solo lugar desde las 8:00 hasta las 20:00 horas. “Muchos compañeros dicen que, cuando te mandan a puntos, lo tomamos como castigo. Es como un castigo. Me cambiaron de cuadrante, el jefe los incita para que se junten en contra mía y me sacan del turno”.
En medio de ese hostigamiento, que le estaba afectando es cuando ella solicitó cambio de área: “Le pido al subdirector que si me podía asignar a otra área porque ya no podía yo con todo esto que me había pasado”. Sin embargo, las autoridades minimizaron su denuncia.
“Voy y le digo al director Julio César Salas. Y preguntó que: ‘¿Quiénes eran los agresores?’, y le di los nombres. Y me dijo que ellos eran un pan de Dios y que yo era muy problemática, que yo tenía muchos problemas en todos lados”.
Tras eso, fue canalizada a la Unidad de Atención a la Violencia Familiar (UAVI), pero aún seguía sin recibir apoyo. Además, también denunció ante el órgano interno de la corporación, pero modificaron el número de unidades y no incluyeron los nombres de los agresores, según contó: “Yo dije, ‘no me van a ayudar’”.
Al ver que no era escuchada en la misma corporación que se presume es para defender a los ciudadano, ella intentó entonces recurrir al Instituto Municipal de las Mujeres, donde tampoco se activó el protocolo de atención bajo el argumento de que había acudido primero a asunto internos de su coorporación:
“Nunca hicieron nada con la denuncia. Entonces de ahí me voy al Instituto Municipal de las Mujeres y nunca se activó un protocolo. La Licenciada Álvarez me dijo que no se podía activar, que ellos ellas lo que hacían era darle seguimiento por parte del órgano interno. Entonces, pues mi agresor siguió patrullando cerca de mi casa, mientras que yo siento víctima, me quitaron mi unidad, me cambiaron de turno y él seguía como si nada”, recordó.
Cristina Fabiola decidió acudir al Presidente municipal de Chihuahua, Marco Bonilla, que en ese momento estaba con licencia porque estaba en campaña de reelección, pero tampoco obtuvo respaldo, incluso solo obtuvo rechazo sin escuchar su versión:
“Yo ya traía un cuadro de ansiedad y de estrés muy fuerte y desde octubre del 2022 hasta la fecha, hasta el día de hoy, estoy incapacitada. Después me topé al Presidente en un crucero. Él estaba en campaña en abril del 2024, el año pasado. Y yo tenía la esperanza de que me ayudara; dije: ‘A lo mejor él no sabe mi situación; a lo mejor el último en enterarse es él’; pero el me mandó a uno de sus asesores y me dice que no me puede atender porque tiene trabajo, pero yo le dije: ‘Por favor, quiero que me escuche y quiero que sepa lo que estoy pasando’. Entonces, pues me dejó ahí como 20 minutos, 30 minutos ahí parada, esperándolo, hasta que me crucé yo a la calle. Yo le pedí, le supliqué ayuda: ‘Ayúdeme, por favor’, y me contestó que ‘No, yo sé perfectamente tu caso, sé perfectamente quién eres’, me contestó en un tono molesto.
Lejos de escuchar su versión, el actual Presidente municipal panista, Bonilla, incluso hasta la ha revictimizado, mientras que su agresor está protegido, según denunció la víctima. “Él protegió y sigue protegiendo a mi agresor al decir en los medios de comunicación y violentarme al decir que yo estoy enojada y que lo demandé por un cambio de turno porque me quitaron la unidad, pero mis periciales dicen lo contrario”.
“Yo fui a donde llegué a tocar puertas, a donde me ayudaran. Yo no sabía que primero tenía que ir con ellas”, dijo sobre el Instituto Municipal de las Mujeres. “Esa fue la respuesta: que no se podía activar dicho protocolo”.

Denuncia penal sin vinculación
Fabiola interpuso una denuncia penal por abuso sexual y hostigamiento. Sin embargo, su agresor no fue vinculado a proceso.
“La jueza (Amparo Barraza) no actuó bajo perspectiva de género. Yo teniendo tres pruebas, ella dijo que no había elementos suficientes, que había inconsistencias en la demanda. Entonces no me tomó en cuenta ni mi testimonio, ni mis periciales, ni las pruebas que yo llevé”, detalló Carrillo Gutiérrez.
La jueza Amparo Pérez Barraza resolvió no vincular a proceso al presunto agresor sexual de Cristina Fabiola Carrillo Gutiérrez, agente de Seguridad Pública Municipal en Chihuahua, pese a la existencia de pruebas que, según la Asamblea Feminista del Estado de Chihuahua (AFECH), respaldan su denuncia.
El pasado 3 de abril, AFECH denunció públicamente la falta de perspectiva de género e imparcialidad en la resolución de la jueza, quien desestimó el testimonio de la víctima alegando falta de respaldo. La organización sostiene que existen peritajes psicológicos y psicosociales que confirman los daños derivados del abuso.
AFECH criticó que la decisión judicial contradice los estándares internacionales de derechos humanos, que otorgan un peso central al testimonio de las víctimas en casos de violencia sexual. Además, calificó como engañosa una nota publicada el 21 de marzo en medios locales, en la que el agresor presume su “absolución” con base en la resolución judicial.
“Mi agresor salió a decir a los medios que no fue vinculado a proceso, que tiene su expediente limpio y que yo lo tengo lleno de reportes. Pero digo yo: si fuera así, ¿por qué tengo tantos años de policía sin que se me haya hecho proceso administrativo?”, cuestionó Fabiola.
En busca de justicia y de que le escucharan, Fabiola también a la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Chihuahua, pero no quisieron aceptar su denuncia, acusó.
“No me la aceptaron porque dijeron que nunca se me habían violentado mis derechos humanos, que era en otra vía, que eso es violencia”, comentó.

Negación de pensión por riesgo laboral
Además de la violencia vivida, ahora enfrenta la negativa de las autoridades para otorgarle una pensión por riesgo de trabajo. “El jueves de la semana pasada fui a cita médica con el médico laboral y me dijo que ya estaba mi dictamen médico, que mi pensión no era riesgo de trabajo, que iba a salir por enfermedad general”.
El argumento, según le dijo el médico Esparza, fue que “el Comité valoró que no hubo elementos para considerar un riesgo de trabajo”. Fabiola respondió: “Mi situación me pasó en mi trabajo con mi uniforme puesto. ¿Cómo me vienen a decir que no hay riesgo de trabajo si las periciales indican que yo tengo estrés y ansiedad derivado a lo que me sucedió dentro de mi trabajo?”.
Después de 18 años en la corporación, buscaba una pensión completa por jubilación por riesgo laboral, pero le han informado que solo recibirá el 55 por cinto de su sueldo. “Ahora también me están violentando el derecho de pensionarme al 100% por riesgo de trabajo por los 18 años que tengo”.
Cristina Fabiola ha sido blanco de señalamientos que intentan desacreditar su denuncia. Se le acusa de tener intereses políticos, de haberse reunido con integrantes de Morena para hablar de dinero, y de buscar beneficios económicos o perjudicar al alcalde panista Marco Bonilla, según versiones difundidas en programas de medios locales en Chihuahua.
El propio alcalde ha sugerido que la denuncia responde a una molestia por un cambio de turno. Sin embargo, Fabiola lo desmiente: afirma que su único objetivo es que su agresor sea procesado y poder vivir sin miedo. Subraya que lo que ha vivido no se reduce a una inconformidad laboral, sino a un proceso largo, doloroso y lleno de amenazas.
“Si fuera solo por un cambio de turno, eso se habría reflejado en las periciales. Tengo estrés postraumático, depresión, y recientemente me diagnosticaron depresión grave. Otro médico me dijo que tengo fibromialgia. Mi salud se ha deteriorado por la violencia, porque sigo enfrentando violencia institucional: no me escuchan, no me protegen”, declara.
“Él dice que conoce mi historia, que la sabe perfectamente, pero la conoce por lo que le contaron mis agresores. A mí nunca me ha escuchado. Hasta la fecha, no me ha escuchado”.
Finalmente, Cristina Fabiola insiste en que solo busca ser escuchada y ayuda para su caso: “Hago un llamado para que me ayuden, de verdad, porque desde que hice público mi caso, ninguna institución me ha brindado apoyo. Estoy aquí, en la lucha, sola”.