Ciudad de México. La exmayor del Ejército Mexicano, Adriana Herrera, detalló las fallas institucionales y legales que persistieron durante el proceso de la formalización y operación de la Guardia Nacional, en el diseño que se pretendió realizar desde la Secretaría de la Defensa Nacional.
La abogada que ingresó a las Fuerzas Armadas en 1997 al Servicio de Justicia Militar y fue parte del pie veterano de la Guardia Nacional en el 2019, participó en la entrega del informe anual del Observatorio de la Guardia Nacional que conforman organizaciones civiles.

En su exposición explicó que para ella hay tres guardias nacionales. La primera Guardia Nacional es la que se aprobó en la reforma constitucional de marzo del 2019. Es legítima con un sustento jurídico y un sustento en la Constitución.
“A partir de esta reforma, en la que se analizaron en parlamentos abiertos muchos de los pros, de los contras. Se trataron de resolver muchos de los errores que se habían cometido a través de la historia y se trataron de corregir a través de muchas condicionantes que se pusieron en papel”.
La segunda Guardia Nacional es la que se puso en marcha el 30 de junio del mismo año del 2019, la que se materializó.
“Yo soy una de las personas que le gusta mucho la palabra de espurio porque es algo que no es legítimo. Entonces, yo diría que la segunda Guardia Nacional es una Guardia Nacional espuria, que no tiene un sustento jurídico, es ilegítima, no tiene un fundamento legal y es la que ha estado materializándose a partir de esa fecha”.

La tercera Guardia Nacional que yo veo es la Guardia Nacional que se creó en las leyes secundarias a partir de septiembre del 2022 y que quedó sin efecto con la resolución de la Suprema Corte de Justicia en abril de este año.
“Esta trató de alguna manera de formalizar en papel todas las irregularidades que se habían cometido por la Guardia Nacional Espuria. Sin embargo, quedó sin efecto y la primera nunca se ha materializado”.
Por lo anterior, la Guardia Nacional que quedó en funciones es la espuria, en la que consideró que se estaría reprobando totalmente la institución en virtud de que carece de un sustento jurídico.
“Yo, como parte del pie veterano, con una experiencia de 23 años de servicio en las Fuerzas Armadas, identifiqué desde el día uno cuáles eran los factores que iban a ser detonantes para el fracaso de la Guardia Nacional”.
Explicó que en la Comisión de Puntos Constitucionales y Legislativos, que se aterrizó también en la exposición de Motivos de la Ley de la Guardia Nacional, se asentaron varios factores que eran muy importantes para que la Guardia Nacional tuviera éxito.

“Uno muy importante fue que el personal que formará parte del pie veterano, que iba a ser el personal de las Fuerzas Armadas, Ejército y Marina, asignados conjuntamente con los transferidos de la Policía Federal, que iban a ser el pie veterano que iba a dar arranque a la Guardia Nacional, estos iban a estar separados del mando militar”.
Otro de los puntos importantes era que para el éxito de una institución nueva en un breve tiempo, no se podían reingresar a las Fuerzas Armadas Permanentes todo aquel personal de las Fuerzas Armadas que hubiera sido asignado a la Guardia y no iban a poderse hacer nuevas asignaciones de las Fuerzas Armadas Permanentes a la Guardia Nacional.
“Eso era muy importante porque si no, no se iba a consolidar la institución. No puede haber continuidad en las actividades si hay un cambio de personal de una institución a otra. Eso es por sentido común. Sin embargo, aquí eso empezó mi duda desde el día uno, cuando empecé a ver que todo era regulado por los mandos militares”.
Expresó que como abogada, fue más que difícil aterrizar el fundamento jurídico de las actividades de una institución de seguridad pública bajo las órdenes de los militares.

“Era muy difícil, muy difícil como abogada que te ordenaran una cosa los mandos militares y que tú quisieras fundamentarlo con las leyes civiles y obviamente las leyes que regulan la seguridad pública”.
Los mandos militares que desempeñaban los mismos cargos en el ejército y al mismo tiempo en la Guardia Nacional, “porque solamente se cambiaban de gorra, pues se cambiaban de gorra cuando te ordenaban como policías o comisarios, y si no obedecían, se cambiaban de gorra como militares y entonces te aplicaban el fuero militar”.
Expuso que además de ser difícil aterrizar jurídicamente pues fue desgastante.
“Yo quisiera que tuvieran un poquito de imaginación en el sentido de ver como un servidor público que está sujeto a un fuero militar, un foro que es ejemplificativo, que es riguroso, que es duro, al mismo tiempo tener que regularse bajo las leyes civiles y en materia de seguridad pública”.
Detalló que la obediencia jerárquica que imperan las fuerzas armadas es necesaria para que puedan subsistir los ejércitos. La obediencia, la lealtad y todos los valores de la doctrina militar son básicos para la subsistencia de los ejércitos, pero para garantizar el cumplimiento de las visiones genuinas de las Fuerzas Armadas.

“En tiempos de paz no pueden realizar otro tipo de actividades, porque nos pasaría lo que nos está pasando ahorita. La obediencia jerárquica hace que anules tu capacidad de reflexionar en las consecuencias que genera cumplir una orden, una orden superior. No tienes voz, no puedes apelar a tu reflexión”.
Al final, reflexionó sobre que esa obediencia absoluta termina redituando al gobierno actual, porque pues lo vuelve “una especie de una esclavitud institucionalizada”.