Guanajuato. Guanajuato atraviesa una sequía severa desde 2022, y sus efectos se agravan por la falta de lluvias y la escasa implementación de estrategias de prevención hídrica, así lo advirtió Pedro Luis Sánchez Araujo, tesorero del Colegio de Ingenieros del Agua de Guanajuato (CIAG).
“Desde años anteriores traemos ese nivel de intensidad de sequía que nos pronostica la Conagua, a través del Servicio Meteorológico Nacional”, explicó.

Sánchez Araujo subrayó que los niveles de las presas están en mínimos históricos y que varios municipios ya enfrentan situaciones de vulnerabilidad por la escasez de agua.
El especialista dijo que la falta de precipitaciones, sumada a una mala gestión del ciclo hidrológico, ha llevado a que la recarga de acuíferos sea negativa, es decir, se extrae más agua de la que se repone.
“Tenemos un acuífero que ya está en estrés, porque tenemos que dar el abasto de agua potable a los ciudadanos, pero su recarga ya la tenemos negativa”, lamentó.
Por lo anterior, Sánchez Araujo dijo que es urgente implementar acciones de mitigación desde los tres niveles de gobierno, como la restauración de suelos, la reforestación y el control de escurrimientos para mejorar la infiltración del agua de lluvia.
“Si no hay una acción de prevención antes de la lluvia, el agua simplemente escurre y se va a los cauces sin recargar los acuíferos”, detalló.

Como ejemplo, mencionó la necesidad de construir zanjas de infiltración o trincheras que retengan el agua y permitan su absorción. También criticó la cultura de conformismo ante lluvias esporádicas.
“El mexicano está acostumbrado a decir: ‘ya llovió, no hay problema’, pero no es así. Los acuíferos ya están en signos negativos y hoy día se extrae agua a profundidades de hasta 300, 400 o 700 metros”.
El estrés hídrico no es un tema particular de Guanajuato, sino del país. Según el Monitor de Sequía de México, más del 60% del territorio mexicano presenta algún grado de sequía, especialmente en estados del Bajío y norte del país.
En el caso de Guanajuato, la falta de lluvia impacta con mayor fuerza a municipios del noroeste como León y Silao, donde la recarga natural de acuíferos es más difícil.
Finalmente, Sánchez Araujo insistió en que no basta con esperar a que llueva, si no implementar acciones de prevención.