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sábado, abril 20, 2024

Las mujeres sólo reciben un tercio de ingresos laborales mundiales, alerta informe

Por Valeria González Cervantes

Ciudad de México, (SinEmbargo).- Aunque las mujeres representan casi la mitad de la población mundial, y una fuerza laboral creciente en las últimas décadas, sólo ganan un tercio de los ingresos laborales en todo el mundo, principalmente porque dedican mayor tiempo al trabajo de cuidados no remunerado.

De acuerdo con el Informe Sobre la Desigualdad Global de 2022, a cargo del Laboratorio de Inequidad Mundial, aunque la participación de las mujeres en los ingresos mundiales pasó del 31 por ciento (en el periodo 1990 a 1994) al 35 por ciento en 2015-2019, el incremento está sustentado porque en los países más ricos cuentan con una participación femenina más elevada que el promedio.

La desigualdad de ingresos de género actual sigue siendo muy alta, pues en un mundo con igualdad de género, las mujeres ganarían el 50 por ciento de todos los ingresos laborales, pero en 30 años el progreso ha sido muy lento a nivel mundial y la dinámica ha sido diferente entre los países. Foto: SinEmbargo

Además, los datos revelaron que desde 1994, el promedio ponderado por la población del ingreso laboral pagado a las mujeres apenas ha cambiado, estancándose en alrededor del 28 por ciento –la cifra más alta obtenida fue de 29 por ciento en el periodo de 2015 a 2020–.

En el reporte se destacó que este aporte a los ingresos globales aún es menor al de los hombres por un posible eje en el uso del tiempo: “las mujeres dedican mucho más tiempo que los hombres al trabajo de cuidados no remunerado“.

“Aunque la proporción de tiempo dedicado por mujeres y hombres al trabajo de cuidados no remunerado muestra una gran variabilidad entre países, en la región de Medio Oriente y África del Norte (MENA, por su abreviatura en inglés) la brecha tiende a ser mayor: las mujeres dedican en promedio más de 5 horas al día al trabajo de cuidados no remunerado, mientras que los hombres dedican menos de una hora. Es probable que esta mayor carga de trabajo de cuidados no remunerado impida que las mujeres participen en el mercado laboral y, cuando trabajen, les impida acceder a puestos bien remunerados. Cuando se combinan el trabajo remunerado y el no remunerado, la contribución de las mujeres al trabajo aumenta sustancialmente y, por lo tanto, hace que la participación del trabajo femenino en el ingreso parezca aún más injusta”, señala el documento.

El reporte sobre la desigualdad consideró que en un escenario ideal, en un país con perfecta igualdad entre mujeres y hombres, la participación del ingreso laboral femenino sería igual al 50 por ciento (aunque a nivel mundial, hay muy poco más hombres que mujeres y la proporción es del 50.4 por ciento); sin embargo, en la realidad la participación laboral femenina en el ingreso está sistemáticamente por debajo del 50 por ciento, con variaciones significativas entre países, que van desde menos del 10 por ciento al 45 por ciento.

Los países de Oriente Medio y África del Norte son los que cuentan con los niveles más bajos a nivel mundial de participación laboral femenina en el ingreso, con un promedio no ponderado del 15 por ciento. La mayoría de ellos tienen acciones por debajo del 20 por ciento y cinco (Yemen, Irak, Arabia Saudita, Qatar, Omán) tienen menos del 10 por ciento; en contraste, Israel se destaca con una participación del 38 por ciento. La participación de la renta del trabajo femenino es más alta en promedio en el África subsahariana, con un valor promedio del 28 por ciento, mientras que los dos países con las cuotas más bajas (Somalia y Chad) rondan el 8 por ciento. Los cuatro países con las cuotas más altas (Eritrea, Botswana, Namibia, Guinea-Bissau) rondan el 40 por ciento. Estos valores ilustran la amplia variación de la participación del trabajo femenino en el ingreso en todo el continente.

En segundo lugar se ubican los países asiáticos, los cuales tienen una media del 27 por ciento, con una excepción de los países de Asia oriental que exhiben proporciones mucho más altas. Según las cifras, 11 países tienen valores por encima del 30 por ciento mientras que dos (Pakistán y Afganistán) exhiben participaciones por debajo del 10 por ciento. En el caso de los dos países más poblados de Asia, China e India, exhiben participaciones del 33 por ciento y 18 por ciento respectivamente. El caso de China resulta particular dado su “énfasis político históricamente fuerte en la igualdad de género y la alta participación femenina en la fuerza laboral”, pese a la ideología, la participación –de la mano de obra femenina en los ingresos de China– ha disminuido sustancialmente desde 1990, y si bien sigue siendo alta para los estándares asiáticos, es mucho más baja que en los países del antiguo bloque del Este.

Foto: Captura de pantalla, Informe de Desigualdad Mundial 2022.

De acuerdo con las estimaciones del Informe, la participación laboral femenina en el ingreso en China ha disminuido significativamente del 39 por ciento en 1991 a un poco más del 33 por ciento en 2019. Este resultado está respaldado por varios estudios que indican una tendencia a la baja y un progreso lento hacia la perspectiva de género. Y el reporte subraya que aunque se plantea una igualdad de género en el énfasis político históricamente fuerte, es distinto a la igualdad de género y la alta participación femenina en la fuerza laboral. En el caso de China el Laboratorio de Inequidad Mundial explica que la disminución podría sustentarse por varios factores, pero destacan dos: la reducción del tamaño de las empresas estatales, lo que condujo a una disminución más pronunciada en participación laboral de las mujeres urbanas que entre los hombres urbanos, y la flexibilización de la Política del Hijo Único a finales de 2013.

En el caso de los países latinoamericanos cuentan con una participación laboral femenina promedio en el ingreso de alrededor de 35 por ciento, pero los valores cambian desde 26 por ciento en Guatemala hasta 42 por ciento en Barbados. La tasa promedio de Brasil, uno de los dos países más poblados de la región, es similar a la de América del Norte, con un 38 por ciento; sin embargo, en el caso de México la participación de las mujeres se encuentra por debajo del promedio regional, con un 33 por ciento. El punto en común entre el caso mexicano y otros países de Latinoamérica es la menor escolaridad de las mujeres en relación a los hombres, junto con los sectores dominados por hombres y la cultura tradicional machista que ha confinado a las mujeres al hogar y al cuidado de los infantes y de las y los adultos mayores, por lo que ellas tienen poco o nada de tiempo para dedicarse a actividades remuneradas o recreativas.

La participación de las mujeres América del Norte es ligeramente más baja que las que se encuentran en Europa, ya que en EU y Canadá el índice se encuentra entre 38 y 39 por ciento, lo cual se traduce a que los hombres captan alrededor del 62 al 64 por ciento de los ingresos laborales totales, es decir, más de la mitad que las mujeres. “Esto ilustra la magnitud de la desigualdad de género sistémica, un hecho simple que puede pasarse por alto en los indicadores sobre brechas de género que controlan por el tipo de trabajo u ocupación que tienen hombres y mujeres”.

Los países del antiguo Bloque del Este es donde la participación de la renta laboral femenina es la más alta, con un promedio cercano al 41 por ciento, con valores que generalmente oscilan entre el 38 y el 43 por ciento. De esta región, el nivel más bajo se encuentra en Bosnia Herzegovina (34 por ciento) y el más alto en Moldavia (45 por ciento), pero en 15 países, la participación está por encima de la línea del 40 por ciento. Como reflejo de ello, la participación del trabajo femenino en el ingreso de la Federación Rusa es del 40 por ciento.

Participación de las mujeres en los ingresos laborales en todo el mundo de 1990 a 2020. Foto: Captura de pantalla, Informe de Desigualdad Mundial 2022.

Cercano a la zona, en Europa Occidental también se reporta una alta participación laboral de las mujeres en el ingreso en comparación con otras partes del mundo, pues la participación femenina promedio se ubica alrededor del 39 por ciento al mismo tiempo que la variabilidad entre países parece ser relativamente baja, con valores que van del 35 por ciento en Austria al 44 por ciento en Portugal. De dicha región, Alemania, Francia y Reino Unido son los tres países más poblados y tienen participaciones femeninas que se sitúan entre el 36 y el 41 por ciento.

“La perspectiva regional proporciona algunas pistas sobre los niveles observados. Los países ‘MENA’ comparten antecedentes religiosos y culturales, con normas sociales que tienden a dificultar la participación de las mujeres en el mercado laboral. Por el contrario, los países del antiguo bloque del Este comparten una historia de regímenes comunistas que apoyaron la participación de las mujeres en el mercado laboral a través de leyes y políticas”, se lee en el Informe Sobre la Desigualdad 2022.

En términos de evolución a lo largo del tiempo, la participación del trabajo femenino en el ingreso parece haber aumentado en todas las regiones excepto en China. La evolución es más fuerte en América Latina y Europa Occidental. Es mucho más lento en los países asiáticos y “MENA”, África subsahariana, Oceanía y América del Norte, así como en los países del antiguo bloque del Este, donde parece haberse estancado en las últimas dos décadas.

MAYOR PARTICIPACIÓN LABORAL SIN MÁS REMUNERACIÓN

En informe publicado en este abril de 2022 recordó que si bien sí ha aumentado la participación laboral de las mujeres alrededor del mundo, esto no ha significado mayores ingresos para ellas, los cuales además se vuelven sumamente variables dependiendo de la zona geográfica.

Asia (excluida China), Medio Oriente y África del Norte, que exhiben una baja participación femenina en el ingreso, parecen tener diferentes determinantes subyacentes, pues en el primero la relación de empleo de mujeres a hombres es más alta que en la región “MENA”, mientras que la relación de ingresos de mujeres a hombres es comparativamente más baja. En otras palabras, las mujeres participan más en el mercado laboral en Asia que en “MENA”: la tasa de empleo es cercana al 50 por ciento en promedio durante el período en Asia, frente al 28 por ciento en “MENA”; sin embargo cuando trabajan, los ingresos de las mujeres como porcentaje de los ingresos de los hombres son un poco más del 44 por ciento en Asia y del 59 por ciento en Medio Oriente y África del Norte. Según el estudio se debe a un proceso de selección particular en el mercado laboral de la región MENA, en el que solo participan mujeres con altos ingresos.

En África subsahariana donde la tasa de empleo es muy alta, con un 86 por ciento de media hasta 2020, la proporción de ingresos femeninos es sólo del 46 por ciento. “Las mujeres de esta región tienen un amplio acceso al trabajo remunerado, pero se les paga mucho menos que a los hombres”, se lee en el documento.

Al igual que en MENA, los resultados para América Latina son consistentes con la selección de mujeres con mayores ingresos en el mercado laboral: la tasa de empleo es menor que la tasa de ingresos. Sin embargo, la tasa de empleo en América Latina es mucho más alta que en MENA y muestra un aumento durante el periodo 1990-2020. Este aumento en la tasa de empleo podría señalar una convergencia hacia una estructura del mercado laboral similar a la de Europa Occidental y América del Norte.

Las mujeres aún tienen baja participación en el campo laboral mundial, con sólo un 35 por ciento frente a un 64 por ciento de los hombres. Foto: Captura de pantalla, Informe de Desigualdad Mundial 2022.

En cuanto a los países occidentales, el patrón de la proporción es similar en Europa Occidental, América del Norte y Oceanía: en las tres regiones, la tasa de empleo es alta (88-90 por ciento en el periodo 2015-2020) y ha ido en aumento desde 1990. En contraste, el índice de ingresos es más bajo (71 por ciento en Europa Occidental, 69 por ciento en América del Norte y 59 por ciento en Oceanía) y, si bien ha aumentado en Europa Occidental y América del Norte, parece haber disminuido en Oceanía desde 1990.

Finalmente, China y los países del antiguo bloque del Este muestran un patrón similar al de los países occidentales (es decir, las tasas de empleo son más altas que las tasas de ingresos). La principal diferencia entre China, por un lado, y América del Norte y Europa, por el otro, es la tendencia de los índices de empleo e ingresos, que han ido disminuyendo.

MÁS DE 2 MIL MILLONES DE MUJERES SIN IGUALDAD DE DERECHOS

Alrededor de 2 mil 400 millones de mujeres en el mundo que se encuentran en edad de trabajar no cuentan con la igualdad de oportunidades económicas, y sólo acceden a tres cuartas partes de los derechos que se les reconocen a los hombres, lo que revela la disparidad y desigualdad que aún viven las mujeres.

Según el reporte del Banco Mundial (BM) La Mujer, la Empresa y el Derecho 2022 (publicado en marzo), 178 países que aún tienen barreras legales que impiden que las mujeres participen plenamente en la economía, mientras que en 86 países las mujeres enfrentan algún tipo de restricción laboral y 95 países no garantizan la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor.

A nivel regional, las mujeres de América Latina y el Caribe acceden a menos de tres cuartas partes de los derechos legales que se otorgan a los hombres; y en total, de las 32 economías de la región sólo dos promulgaron reformas en esta materia el año pasado: por un lado, Argentina contabilizó explícitamente los periodos de ausencia por cuidado infantil en las prestaciones de jubilación; mientras que Colombia se convirtió en el primer país de América Latina en introducir la licencia parental remunerada, con el objetivo de reducir la discriminación contra las mujeres en el lugar de trabajo (en ese sentido, sólo la mitad de las economías de la región garantizan algún tipo de licencia remunerada para los padres).

La imposción de roles sociales obliga a muchas mujeres a aceptar trabajos sin prestaciones, con bajos salarios o en el campo informal. Foto: Cuartoscuro

También en 2021 las regiones de Oriente Medio y Norte de África y África al sur del Sahara mostraron las mejoras más significativas en el índice del estudio del BM, pero aún así continúan rezagadas en términos generales con respecto a otras partes del mundo.

“Las mujeres no pueden lograr la igualdad en el lugar de trabajo si están en una posición desigual dentro del hogar”, afirmó Carmen Reinhart, Vicepresidenta Sénior y Economista en Jefe del Grupo Banco Mundial. “Eso implica lograr condiciones equitativas y asegurarse de que el hecho de tener hijos o hijas no impida a las mujeres participar plenamente en la economía y hacer realidad sus esperanzas y aspiraciones”, sentenció la funcionaria del BM.

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