Guanajuato. El maternar y ser buscadora es una labor que han tenido que sortear entre el riesgo de las exploraciones en campo, la indolente burocracia, la violencia y el estigma social.

Bibiana Mendoza, representante del colectivo Hasta Encontrarte y madre de dos menores, contó que ha sentido culpa al no poder destinar tiempo para ellos, por estar en búsquedas en campo e incontables trámites para sus compañeras. En ocasiones, ha tenido que dejar de hacer la comida favorita de su hijo.
Ella busca a Manuel Ojeda Negrete quien desapareció el 8 de enero de 2018 y desde entonces no hay indicios de su paradero. Con el tiempo su colectivo ha llegado a agrupar a la mayor cantidad de familias de desaparecidos en Guanajuato.
Para ella maternar también es asistir, ayudar, sostener y tener empatía, algo que trata de enseñar a sus hijos cada día que ayuda a una familia de desaparecidos o va a buscar a su hermano.
“La verdad como madre cargó con muchos sentimientos de culpa y además con una dualidad, de orgullo y culpa, por defender los derechos humanos de las personas desaparecidas, en especial de mi hermano Manuel que tiene cinco años que no sabemos nada de él.

“Estoy luchando por regalarle a mi mamá el único regalo que ella quiere, que es volver a abrazar a su hijo y volver a sonreír, es recuperar a mi familia. Mi familia se fracturó desde el momento que desapareció mi hermano, pero mi orgullo de que mis hijos se asuman como defensores de derechos humanos”.
Contó que tuvo que salir y dejar a sus hijos para ir a talleres y búsquedas, “me preguntan a qué hora voy a llegar y no les puedo hacer su comida favorita por andar haciendo informes de las personas desaparecidas y estudiando las leyes para mejorarlas en Guanajuato”.
Verónica Durán vive algo similar a lo de su compañera. Ella busca desde noviembre de 2019 a su hijo Iván.

“Es totalmente complicado y es todo un reto ser buscadora y madre de familia con más integrantes a los que tenemos que atender (…) Me da valentía buscar a mi hijo y quiero que regrese a casa. Me decía que teniendo a una madre como yo no ocupaba nada a su lado y hay ocasiones que uno se da el tiempo de llorar, uno busca y no encuentra, y es desgastante. Hay hijos en la casa y nietos”.
Comentó que al principio tenía muchas diferencias con su hija y me decía que iba a regresar y que no me arriesgaría.
“Yo tenía la necesidad de buscar. Y me decían que solo Iván era mi hijo, pero ahora ya lo entiende, es difícil y complicado, pero nos pusimos de acuerdo”, destacó.