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sábado, abril 20, 2024

María Guadalupe Reyes: el pesar de haber perdido un hijo (relato)

San Miguel de Allende, Gto. La última de las  pláticas  que he tenido  con Guadalupe Cayente Moreno, madre de Leonardo Reyes Cayente, ha sido la más extensa sostenida  con la madre del joven migrante abatido a balazos por 6 agentes de la Fuerzas de Seguridad Pública del Estado.

Leo murió en diciembre de 2018, sobre el camino que conduce a la comunidad que le vio nacer: Corralejo de Abajo, perteneciente al municipio de San Miguel de Allende.

Recargados sobre una de las paredes exteriores del edificio de la subdelegación de la Fiscalía General del Estado, con sede en esta ciudad, Guadalupe junto con sus nueras y abogados, llegaron desde temprano para ver las instrucciones que un juez daría al Ministerio Público para determinar lo que pasaría con la carpeta de investigación por el homicidio de Leo, una carpeta inactiva desde hace más de un año.

Guadalupe, en pie durante el lapso de espera por más de 2 horas, me comentaba la desesperación latente de estar esperando las decisiones de las autoridades, “que en realidad no han hecho nada”, murmura, y sin preguntarle me vuelve a mencionar:

“En realidad yo ya no soy la misma, no puedo entender cómo fue que cambió mi vida, la de mi esposo, la de mis hijos, mis nueras, mis nietos y de toda la comunidad. Un día antes de venir de los Estados Unidos, me encontraba en Dallas, me llamó temprano desde su trabajo en la construcción,  y me dijo: dígale a mi papá que se prepare saliendo de trabajar nos vamos a México, dígale que me prepare una caguama y unas tortas de carnitas para comer e irnos, todavía recuerdo con gusto esa llamada porque estaba yo estrenando un celular, éste mire, me lo regaló a mí y otro igualito a mi esposo como regalo de las fiestas de diciembre, y me insistió: dígale de las carnitas que ya me anda de hambre, preparen todo para irnos.”

Guadalupe prosigue señalando que no pudieron comprarle las tortas de carnitas, más su esposo compró un pedazo grande de carne de puerco y lo puso al horno, una vez acabando de comer el mismo Leo, se vino manejando en su camioneta que también en ese esos días de diciembre había acabado de pagarla, hicieron el trayecto los tres Leo y sus padres, desde Dallas, hasta Corralejo de Abajo.

“Venía con ansias de llegar, le traía juguetes y ropa a sus sobrinos. Estaba gustoso de poder estar con en ellos, él lo poco que tenía lo tenía con sacrifico, él no era un delincuente como decían los policías de aquí, (sollozos ), él era un muchacho trabajador, era el más chico de mis seis hijos, nos procuraba mucho a su padre y a mí y a sus sobrinos que lo esperaban con regalos cada año que veníamos para acá, llegamos al otro día por la tarde a Dolores y se paro a comprar carnitas, le dijo al señor póngame muchas carnitas por que allá donde vamos a llegar somos muchos, siempre pensando en sus sobrinos  “

Llegaron a la comunidad en la víspera de la festividad de la virgen de Guadalupe, donde la madre señaló que ese día anduvo apoyando todos los preparativos con la gente de la comunidad, compró flores para adornar el templo, subía y bajaba, ayudando a que todo estuviera bien para el día de la fiesta.

Llego el día doce de ese diciembre del 2018, entre las diversas actividades religiosas y populares que se daban cada año, estaba un torneo de futbol. Él participo y se ganó un balón.

Ya por la noche,  él le dijo que había dejado a sus sobrinos durmiendo y que lo esperarían acostado, que él solo iría hacer una llamada a la lomita donde había señal y marcarle a su novia que se encontraba en Estados Unidos.

“Y pues yo le dije no vayas mejor mañana temprano, y ya pues ocurrió lo que por todos es conocido, ahora me arrepiento de no haberlo abrazado ese día, si yo hubiera sabido que me le iban a quitar la vida, (solloza) no se crea yo también temo ahora por mi vida, por lo que estoy haciendo, tengo mucho miedo, que les puede costar a las autoridades hacer lo que hicieron con mi hijo tengo miedo, no estoy tranquila, yo aquí viendo a ver que dicen, que castiguen a los culpables, que se limpie el nombre de mi hijo, yo aquí, mi esposo allá, trabajando para seguir buscando el sustento, él allá solo, yo aquí insistiendo, pero mire parece que a las autoridades no les importa nada aquí nos tienen esperando, no han hecho nada, yo solo quiero justicia”.

En un momento dado se pone atenta y me mira, señalado que seguirá por todos los medios clamando la verdad, que se castigue a los culpables, “nadie ha hecho caso de nada”, afirmó.

Dijo que de las recomendaciones recientes de la PDHG  “son puras palabras”, más nadie ha actuado en verdad para hacerle justicia.

Un poco antes de saber la determinación, de que la carpeta de Leo seguirá en investigación me musito en voz baja, “Pero mire yo le doy gracias a dios las fuerzas que me ha dado, le pido que me sostenga, que no me deje sola en la búsqueda, de que se le haga justicia a Leo, durante el día allá en la comunidad, como quiera me entretengo, me distraigo, pero llegando la noche ahí si me desplomo nuevamente, vuelve a pasar  en mi cabeza como si fuera una película, lo que ha pasado desde ese día, como ha cambiado nuestras vidas,  lo que paso esa madrugada del 13 de diciembre,  no me explico por qué le paso esto a mí hijo, porque nos pasó esto a nosotros, porque la justicia es así no se vale,  no se vale.”

 

 

Roberto Gutiérrez Torres
Roberto Gutiérrez Torres
Reportero Zona Norte del Estado. "Seremos estrategas minuciosos buscando siempre el objetivo" robertogtz64@gmail.com / @Roberto_GtzT

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