Guanajuato, Gto. El acoso sexual no solo está en las calles del municipio de Guanajuato, muchas mujeres también se tienen que enfrentar a esta violencia dentro de su propio centro de trabajo.
Este es el caso de una joven policía que denunció a su jefe inmediato, el comandante Rogelio “N”, por acoso sexual que días más tarde se convirtió en hostigamiento laboral.
El caso habría permanecido oculto por las autoridades municipales y sido tratado con mucha reserva desde principios de marzo, cuando el municipio se encontraba en el ojo público por los casos de acoso callejero, la violencia política de género de la que fue acusado el entonces alcalde Alejandro Navarro y con un gobierno que buscaba “parar” el tema con anuncios de capacitaciones para erradicar esta violencia contra las mujeres.
Los intentos para que la víctima se desistiera de la denuncia, para no afectar la imagen e integridad del comandante, no tardaron en llegar.
De los hechos están al tanto la Dirección de Atención a las Mujeres y el Ministerio Público, donde la oficial ya se presentó una denuncia penal, mientras que internamente no ha habido avances en la investigación.
En la Secretaría de Seguridad Ciudadana no ha habido avances en la investigación y la mujer policía, que se reservó su identidad por temor a represalias, solo ha recibido agresiones y burlas.
Los hechos
Todo comenzó a principios de marzo, cuando el comandante Rogelio “N” tuvo acercamientos con la oficial para pedirle que le pasará su Facebook a lo que la víctima no accedió.
Ella, contó que el 10 marzo, el comandante nuevamente le pidió la misma información y le mostró unas fotografías que ya tenía en su celular, “me dijo que me veía bien y que se me veían unas tetotas”. Ante los comentarios la oficial pidió que se limitará al trabajo.
Desde entonces el acecho y los comentarios lascivos comenzaron a ser más constantes, pues el comandante se presentaba de la nada a los servicios de la denunciante.
La oficial narró que un par de días después, el agresor le propuso que se enseñará a manejar y la asignó a un servicio en la Avenida Santa Fe, cuando está vialidad se encontraba cerrada por los trabajos de rehabilitación.
“Ahí estaba en servicio con la unidad 112, y el llegó y me empezó a enseñar a manejar y me empezó a tocar, yo le dije que qué quería y me dijo que él buscaba algo conmigo, le respondí: no comandante, no se confunda yo vengo a trabajar y no a otra cosa. Se fue de mi servicio y como a las 5:00 de la mañana me mandó unos mensajes y me dijo que se había robado mi foto”.
Para el 14 de marzo, cuando ella se encontraba en las oficinas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en Villas de Guanajuato, el comandante intentó acusarla de acoso a lo que ella se defendió, “yo si tengo pruebas de los mensajes”, advirtió.
La respuesta no le cayó a Rogelio “N”, quien la amenazó para que borrara los mensajes, si no iba a ser “arrestada”, pero al no lograr su cometido le arrebató su celular y los borró.
Ese día más tarde, mencionó que fue abordada por el comandante para atender un reporte en la comunidad La Sauceda, y en el traslado volvió a querer intimidarla, al señalarle que no le podían hacer nada porque era comandante y formaba parte del Consejo de Honor y Justicia.
“En el camino me dijo: pensabas chingarme con esos mensajes, de todos modos, ya los borré”, la víctima dijo que a pesar de los hechos él volvió a insistir en tener “algo” con ella y ofrecerle “todo”.
El temor
El 16 marzo, el comandante se apareció nuevamente en el servicio de la oficial en una guardería y llegó amenazándola con “arrestarla” por supuestamente estar dormida, pero a la mañana siguiente le dijo que no habría arresto porque no tenía pruebas.
Desde entonces, la víctima dijo sentir temor cada vez que lo ve pues los acercamientos y los comentarios que tiene hacía ella no son normales, incluso pidió su cambio de turno para no estar bajo el mando de ese comandante.
Contó que el 17 de marzo le tocó resguardar el acceso principal de la Comisaría de la Policía Preventiva, ahí llegó Rogelio y le dijo que si lo iba a demandar lo hiciera bien, “a partir de ahí empezó el acoso laboral”.
Con miedo, llevó su caso al área de Asuntos Internos de la SSC el 18 de marzo, la licenciada identificada como Erika Elizabeth Prieto tomó la queja y dijo que iniciarían la investigación y la citó para el martes 23 de marzo.
Las intimidaciones
En el proceso y durante el careo con el acusado, mencionó que el comandante le pidió que dejara las cosas así porque le iba a dar vergüenza que su esposa e hijos se enteraran.
“La licenciada me pidió salir para tomar su declaración y cuando volví a entrar la licenciada me dijo que aceptó (él) todo y que incluso encontró fotos mías en su celular”.
Sin embargo, dijo que a pesar de que el comandante admitió acosarla, la licenciada de forma grosera le sugirió que dejara las cosas así porque, aunque era una falta grave el daño no era remunerado económicamente. Indicó que entre el comandante y la licenciada intentaron hacer que ella desistiera, incluso diciendo que lo que ella buscaba era beneficiar a su pareja que también forma parte de la corporación.
“Yo les dije que no y que llegaría hasta donde tuviera que llegar, y ella le dijo al comandante que no me estuviera rogando porque no me estaba pidiendo un favor, que si él no había hecho nada que siguiera la investigación y al final se chingue quien se tenga que chingar”.
De hecho, dijo que en su intento de intimidarla Erika Elizabeth Prieto llegó a decir que “estaba bien que fuera mujer y se sintiera agraviada pero que no era para tanto”, no sin antes pedir que desistiera.
Después de eso, dijo que se regó el rumor de que el comandante sería sancionado con solo tres días sin goce de sueldo, por lo que decidió acudir a las oficinas de la Dirección de Atención a las Mujeres donde encontró el respaldo de la dependencia municipal y el acompañamiento para seguir el proceso, pues a su decir, el castigo que se le pretendía imponer era injusto.
El acompañamiento
La oficial mencionó que en Atención a la Mujer se le asignó una abogada, que la ha acompañado y asesorado, y al revisar su expediente se encontraron con que la declaración de ella había sido cambiada, “no decía acoso sexual, le cambiaron por acoso laboral”.
Desde la Dirección de la Mujer, también se dio vista la Contraloría Municipal para evitar que los superiores de la joven intentaran despedirla por haber denunciado el acoso sexual.
También recibió el acompañamiento para presentar la denuncia ante el Ministerio Público, lo que sucedió hace unos días.
“A partir de la denuncia han sido puras burlas, yo lo respeto como comandante, pero como persona no. (…) Siento miedo cuando lo veo, se burla de mi y el segundo de él, el comandante Edgar también se burla haciendo comentarios con otras compañeras de que no las toca porque van a decir que las acosaba”.
Afortunadamente, dijo que cuando llevó su caso a Asuntos Internos fue cambiada de turno y dejó de estar al mando del comandante Rogelio.
La oficial, que en agosto cumple dos años de servicio en la policía preventiva, afirmó que el proceso no ha sido fácil, pues ser tocada por su superior fue una experiencia muy fuerte a la que no sabía como actuar.
La joven ha recibido apoyo psicológico tanto por parte del Ministerio Publico como de la Dirección de Atención a las Mujeres.