León, Gto. Cada vez más personas en León buscan cuarto, departamento o casa en renta, pero se topan con precios que parecen no tener techo.
El costo de vivir bajo un techo ajeno sube cada año, ya sea en una casa sencilla de barrio o en una residencia con cochera y jardín.
Ciudadanos aseguran que las cifras suben año con año, sin importar si la vivienda está en una colonia popular o en un fraccionamiento exclusivo.

La renta se ha convertido en una cuesta que no se detiene y el alza es pareja: casas chicas, grandes, con o sin lujos, todas cuestan más conforme pasan los años
No importa si la vivienda es chica y el barrio modesto, o si está en zona residencial con vigilancia: todo cuesta más conforme pasa el tiempo.
El precio varía según el código postal, el tamaño, los servicios, la ubicación y, claro, según lo que el ingreso permita pagar.
Todavía hay viviendas que se consiguen entre los 2 mil y 5 mil pesos mensuales, pero suelen estar lejos del centro, muchas veces sin servicios completos o con deficiencias en alumbrado y pavimento.
Colonias de los polígonos en desarrollo, como Las Joyas, Villas de San Juan, Medina, 10 de Mayo o Jacinto López, suelen ofertar estos precios en plataformas como Marketplace o grupos de Facebook.
También están Las Mandarinas, La Condesa, Valle de Señora, Los Manantiales, San Pedro de los Hernández, San Juan de Otates, León I, Vibar, San Miguel, Santo Domingo, Bosques de la Pradera, Brisas del Campo y Haciendas del Rosario, donde las rentas oscilan entre los 5 mil y los 8 mil pesos.
Con algo de paciencia y buena búsqueda, aún se puede encontrar algo que se ajuste al salario.
En contraste, colonias como Jardines del Moral, San Isidro, San Jerónimo, Panorama, Agua Azul, Bosques de la Presa, Real Providencia, Martinica, Bugambilias y El Mayorazgo ofrecen casas desde los 10 mil hasta los 15 mil pesos.
Y en zonas más exclusivas como Gran Jardín, Zanda Residencial o Jardines del Campestre, las rentas superan los 20 o incluso los 25 mil pesos al mes.
Un ejemplo claro de la desigualdad lo muestran colonias como La Ermita o Los Olivos, donde es posible encontrar casas por menos de 4 mil pesos; mientras que en la otra cara de la ciudad, las rentas de lujo compiten con mensualidades de créditos hipotecarios.
Cada año, muchos propietarios ajustan los precios, con o sin inflación de por medio, lo que obliga a cientos de familias a hacer malabares con el salario para no quedarse sin casa.

En redes sociales abundan los testimonios de personas que se quejan por los altos precios y los requisitos cada vez más difíciles de cumplir: depósitos elevados, avales imposibles de conseguir, contratos que espantan para quienes apenas sobreviven quincena a quincena.
Hay quienes rentan porque no tienen de otra, y hay quienes eligen hacerlo por comodidad, por ubicación o por no querer atarse a un crédito de años.
Las diferencias entre una casa en una colonia popular y otra en una zona residencial son notorias.
En barrios como Las Joyas, San Juan Bosco, Obregón, Piletas o el Coecillo, lo común es ver casas pequeñas de dos pisos, con lo justo: uno o dos cuartos, sala-comedor reducida, patio mínimo y servicios irregulares.
En muchas calles, el alumbrado es escaso y el pavimento sigue siendo promesa, pero aun así, muchas personas prefieren estos espacios por su cercanía al trabajo, ya sea en fábricas, tianguis o centros comerciales.
También hay quienes rentan estos espacios para montar pequeñas oficinas, talleres o tiendas de abarrotes, haciendo de su vivienda un espacio doblemente funcional.
Del otro lado están colonias como Gran Jardín, Santa Fe, El Carmen CTM, El Mayorazgo o Punta del Este, donde las casas suelen ser amplias, con varias habitaciones, cochera, jardín y servicios estables.
La seguridad privada y el mantenimiento de las vialidades son parte del paquete, aunque el costo también es otro nivel, pero todo eso también se refleja en el precio.
Mientras algunos buscan una casa completa, otros se conforman, o se ajustan, con cuartos o departamentos más económicos, los cuales se anuncian a diario en grupos de redes sociales o en lonas pegadas por toda la ciudad.
Lo cierto es que vivir en León, ya sea solo, con familia o para emprender, se ha vuelto más caro para todos, tanto en los fraccionamientos con acceso controlado como en las colonias populares.