El ruido es algo de lo que actualmente no podemos escapar, no importa en dónde estemos, en las calles, oficinas, escuelas, casas; siempre habrá algún emisor de sonido: autos, música, voces, televisores, el simple movimiento de personas o artefactos. De manera que, en sociedades de sonidos amplificados, el silencio es algo realmente valorado e incluso se ha está convirtiendo en algo redituable como negocio y como factor de beneficio para nuestra salud mental.
El silencio tiene la capacidad de curar el cuerpo y regenerar la mente, por lo que aislarse por un momento, puede ayudar a liberarnos cognitivamente lo que, a su vez, nos facilita lidiar con la tensión y la ansiedad, además de promover la creatividad.
En universidades como Harvard y Salford, se ha comenzado ya a investigar el potencial del silencio para el desarrollo mental y artístico, a través de sus cámaras anecoicas, que son recintos aislados de cualquier ruido externo, y capaces de absorber las reflexiones producidas por las ondas acústicas al interior.
De acuerdo al reporte de Ecoosfeara, en estas cámaras, de paredes futuristas repletas de pequeñas cuñas, es donde algunos músicos y artistas han realizado sus experimentos acústicos. Algunos de ellos, en la búsqueda de crear experiencias inmersivas que rayen lo trascendental.
El portal detalla que las cámaras anecoicas se han convertido en inusuales espacios de meditación. Donde el usuario ha podido experimentar el ser capaces de escuchar el sonido de sus músculos relajándose, e incluso el de la sangre moviéndose alrededor de las orejas. Algunos aseguran haber sentido la expansión del cerebro. Pero quizá todos tengan en común una conclusión: es una experiencia intensa.
Eso sí, esta práctica con el silencio debe tomarse con precaución pues bastan solo 2 minutos para que se genere un beneficio a nivel neuronal, sin embargo, no es recomendable obsesionarse con el silencio, pues al ser un ambiente artificial, en dosis muy altas podría producir aislamiento o intolerancia al ruido.
