León, Gto. Dice su nombre, trae suéter azul, acaba de terminar su turno atendiendo pacientes contagiados de COVID-19, será de los primeros en recibir la vacuna y tendrá que salir en la foto y video para los medios de comunicación.
Su nombre se conoce poco antes de que reciba la vacuna: Rafael Canales, que está en su casa, el Hospital General de León como desde hace más de ocho años, el último de ellos el más complicado.
Aunque el foco de atención es su compañera Marisol Meza porque se convirtió en la primera del personal de salud en recibir la vacuna en León, esa que tanto anhelaban; Rafael mueve las piernas con aparente nervio, después revela que era emoción.
“Muy contento, ya estamos muy cansados y agotados y esperemos que esto sea una buena respuesta, es una esperanza para todos y ojalá la gente poco a poco sea parte de nosotros, nos apoye quedándose en casa y ojalá sea una esperanza para todos y en algún momento pase, estoy muy motivado” dice, todavía con el algodón en el brazo, es el segundo enfermero en recibir la vacuna contra el coronavirus en León.
El enfermero no oculta el nudo en la garganta, al hablar de los sacrificios que ha hecho al estar cuidando de otros, incluso bajo la incertidumbre ante la pérdida de familiares a causa del virus que no sabe si él llevó.
“Sacrificar a la familia, de repente es complicado, el hecho de a veces no poder llegar a casa, besar a tu familia, es lo que más me ha costado trabajo. También han perdido la vida seres queridos a consecuencia del virus, yo fui portador del virus y es complicado porque no sabemos si fui yo el que llevó el virus”, pasa saliva y sigue hablando de su motivación.
Hasta ayer la Secretaría de Salud compartía que sumaban más de mil 800 vacunas ya aplicadas al personal de salud, que forman parte de las 19 mil 500 que aterrizaron en Guanajuato, faltan tres dotaciones más.
Con diez meses en área COVID, Canales no se echa para atrás, la vacuna es el pretexto para continuar en la línea de batalla ayudando a todos los contagiados.
“Nervioso pero muy motivado para que sea un buen resultado, estamos en un momento algo complicado, difícil para todos, como para nosotros como para la gente afuera, desafortunadamente estamos al tope en el hospital, difícilmente hay lugar disponible ojalá y que esto se entienda”.
Carmen Limón tiene 26 años, aunque intenta maquillarse los desvelos, las más de ocho horas que pasa con pacientes COVID-19 lo hacen imposible. No solo da el servicio para el HGL, también lo hace en otro hospital.
“Estoy muy emocionada, era justo y necesario hemos estado partiéndonos en mil pedazos para atender a los pacientes, ha sido una gran trayectoria que nos tengan contempladas para la vacuna” , dice Carmen, esperando sentada a que digan su nombre, arremangarse su uniforme y ser parte de los vacunados.
Las autoridades piden paciencia para todos los que trabajan en un hospital, porque en este momento la prioridad son aquellos que están en la primera línea de trabajo, incluso la promesa del titular es que él no se vacunará hasta no saber que todos ya recibieron la dosis.
“Yo seré el último en aplicarme la vacuna primero todos y cada uno de ellos y hasta que esté vacunado el último de mis compañeros veremos si yo me la aplico”, asegura, Daniel Alberto Díaz Martínez, titular de la Secretaría de Salud.
Esta vez, los enfermeros aunque cansados llegaron a sus casas no para contarles a sus familias sobre los pacientes, los fallecidos, la falta de insumos, lo difícil que es no poderlos abrazar, esta vez llegaron a contarles que fueron los primeros en recibir la vacuna, y que nuevamente están listos para ayudar a los contagiados.
