Irapuato, Gto. Si bien era necesaria la visita de Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, para que el Estado y la Federación coordinaran esfuerzos en materia de seguridad, tampoco se trata de aplicar soluciones “a la carrera”, sino de atender el problema de fondo, consideró el obispo de la Diócesis de Irapuato, Enrique Díaz Díaz.
Esto, luego de señalar que, tras los recientes hechos violentos, se han intensificado patrullajes y retenes. Mencionó que durante la Marcha por la Paz que encabezó el sábado pasado en San José de Mendoza, Salamanca, observó vigilancia en ambos accesos a la comunidad.
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“El comentario de muchos jóvenes era: ‘¿Cuánto va a durar esta seguridad?’. Además, nos detenían, nos revisaban y nos preguntábamos: ‘¿Por qué detienen a quienes no somos peligrosos ni estamos armados? ¿Y las armas? ¿Y los que hacen daño, por qué no los detienen?’. Cuando tratamos de solucionar un problema con prisas, corremos el riesgo de no atenderlo de fondo”, apuntó.
Para el obispo, el asesinato de ocho jóvenes y adolescentes en Salamanca no fue un hecho aislado, sino parte de una preocupante ola de violencia que afecta a la juventud. Recordó otros crímenes, como el de internos de centros de rehabilitación.
“Cuando en la entrada de Salamanca fueron abandonados jóvenes levantados de un centro de readaptación, despedazados, nos enfrentamos a hechos dolorosos que nos involucran a todos. Que Harfuch venga y que el Estado y los municipios se coordinen es urgente, pero debe ser un esfuerzo profundo”, expuso.

Hizo un llamado al Gobierno Federal para que no niegue la realidad, señalando que “desaparecer a los desaparecidos” no es una solución. Relató que, cuando los obispos manifestaron su dolor por las fosas clandestinas halladas en el Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, les respondieron que “no estaban bien informados”.
“Negar la existencia de los desaparecidos y minimizar el trabajo de los colectivos de madres buscadoras no soluciona el problema de fondo. Ojalá se tome en cuenta la realidad. Nos duele y no se trata de culpar a un solo gobierno. Hay muchos factores sociales que debemos atender. Todos somos responsables, pero la autoridad tiene una mayor obligación y debe responder a las preguntas que la sociedad y los hechos le plantean”, concluyó.