León, Gto. El robo de combustible en Petróleos Mexicanos no sólo es el huachicoleo, sino los delitos de cuello blanco, afirmó Ana Lilia Pérez Mendoza, periodista de investigación que ha documentado, desde hace 12 años, el saqueo a la empresa más importante de la nación.
La palabra huachicol es el término utilizado por empleados de la industria Petrolera, para definir la práctica de sustraer una parte del refinado que tenían que entregar. Para que no se notará que se sustraía una parte de ese producto, se le mezclaba con otras sustancias y no se notaba en el nivel, expone Pérez Mendoza.
A la práctica de la mezcla de alcoholes para hacer que rindiera, los trabajadores del ramo le llamaban a la acción “huachicolear”. Se sabía que los choferes de pipa participaban en está actividad y se les denominaba “huachicholeros”.
“Es una actividad que comienza como hormiga dentro de Petróleos Mexicanos y que poco a poco se fue extendiendo. Poco a poco se derivó en tres modalidades”, expuso.
Ana Lilia Pérez Mendoza es periodista de investigación. Desde 2004, ha documentado el tráfico de influencias e irregularidades en Petróleos Mexicanos que motivaron la publicación de tres libros: “Camisas Azules, manos negras”en 2010; “El Cártel Negro” en 2011 y “PEMEX RIP: Vida y asesinato de la principal empresa mexicana” en 2016, todos bajo el sello editorial de Grijalbo.
Modalidades de robo de combustible
Para sustraer el combustible de Pemex, existen tres modalidades. Una de ellas es sustraerlo por medio de las tomas clandestinas. De estás hay dos tipos: una es la toma paralela, que son ductos formales de Pemex que tienen conexiones profesionales. Hechas por expertos.
Luego están las tomas que se hacen de manera inmediata que sustraen pronto el combustible; se le llama toma “en caliente” como se le define por los “huachicoleros”.
La periodista indicó que la segunda modalidad para robar combustible, es por medio de las terminales de almacenamiento de Pemex. A través de facturas falsas, duplicadas, clonadas y algunas otras pipas que salen incluso sin factura.
Ejemplificó que cuando se compra una pipa de gasolina en las terminales, se emite una factura y marca la cantidad que debe de obtener. Con la factura, el conductor entra a la terminal de almacenamiento, se le suministra la gasolina pero por cada factura legal salen uno o dos cargamentos “ilegales”, o se clona el documento.
La tercera modalidad más recurrente es vía marítima. Cada vez es más usual ver embarcaciones pesqueras en el Golfo de México, en particular cerca de Campeche. Los barcos llegan a las terminales de Pemex, y de ahí se les suministra el combustible que se están robando, pero se lo suministran los propios empleados de Pemex.
La periodista expone que a lo largo de estos años, ha documentado como Pemex es una empresa del Estado, desde 2014, construida por una red del crimen organizado. Añadió que en las actividades ilícitas participan empleados de Pemex, contratistas y franquiciatarios.
“Se ha tejido dentro de la industria petrolera. Se creo una práctica hormiga y se convirtió en todos los eslabones del crimen organizado en el país”, expuso.
