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viernes, abril 26, 2024

A 25 años de Chernóbil no hay nada que festejar

Expertos en radiactividad creen que se vuelven a repetir errores cometidos tras la catástrofe de Chernóbil y piden la intervención de la OMS para resguardar la salud de los seres humanos.

Greenpeace llegó a medir niveles de radiactividad de hasta 48 microsieverts por hora en dos poblados a unos 60 kilómetros de la central nuclear de Fukushima. Esto implica que sus habitantes reciben en un día la dosis permitida en Alemania para todo un año. “Aun así, la gente de lugares altamente contaminados no es evacuada”, señala la radiobióloga Katsumi Furitsu.

Aunque el radio de evacuación ha sido ampliado a más de los 20 kilómetros iniciales, ello no parece suficiente. Katsumi Furitsu, quien ha investigado sobre las víctimas de Hiroshima y ha tratado a las de  Chernóbil, considera que sería adecuada una zona de evacuación de 80 kilómetros, debido a las posibles consecuencias de la radiación para la salud.

Los expertos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) no han entregado otras recomendaciones. Tras la catástrofe nuclear de Chernóbil, se habló también de una catástrofe informativa. Ahora ocurre lo mismo, según Sebastian Pflugbeil quien lo atribuye a un conflicto de intereses. La OIEA ha formulado claramente en sus estatutos que su tarea es promover el uso pacífico de la energía nuclear, así que que todo lo que arroje sombras sobre ese objetivo es acallado.

Pese a la existencia de detalladas informaciones y cifras, la comisión científica de la ONU señaló a comienzos de año que “para la gran mayoría de la población, no hay razones para temer perjuicios serios a la salud derivados del accidente de Chernóbil”. Ello contradice numerosas experiencias de los médicos que han tratado a gran cantidad de enfermos y con estudios que entretanto han arrojado resultados muy diferentes, según hace notar Pflugbeil. En su opinión, “ello sirve a los intereses de la industria atómica, tanto al lobby de los operadores de centrales nucleares como también, por detrás y entre comillas, a los intereses de los países que construyen armas atómicas”.

La Organización Mundial de la Salud no se ha ocupado de los efectos de la radiactividad, ya que no lo ven como su problema.

Según la Organización Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, no existen investigaciones sistemáticas de la OMS sobre las consecuencias de la catástrofe de Chernóbil. La OMS tampoco puede llevarlas a cabo y publicarlas sin consentimiento de la OIEA.

Con información de DW

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