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jueves, abril 25, 2024

Agripino o el retroceso

El registro de la aspiración para regir los destinos de la Universidad de Guanajuato por parte del rector del campus Guanajuato, Luis Felipe Guerrero Agripino, fue como un viaje en el túnel del tiempo.

La reivindicación de “las fuerzas vivas”, como si se tratara de una reedición de Los Agachados, de Rius, para validar una aspiración que debería ser, por sobre todo, académica, deja mucho que desear cuando lo que está en el ambiente es la consolidación de la autonomía universitaria.

No escandaliza que Agripino haya decidido acompañarse de académicos que combinan esa vocación con la de políticos, pero llama la atención que la mayor parte de ellos sean militantes del Partido Revolucionario Institucional, justamente el instituto político que nunca quiso dotar de autonomía a la universidad cuando ejerció el gobierno estatal y que siempre consideró a la casa de estudios como una dependencia más del Poder Ejecutivo.

También resulta llamativo que el rector del principal campus de la UG, por número de alumnos y trabajadores, haya decidido acompañarse del líder del sindicato administrativo de la institución, el mismo al que le concesionó la administración de una infraestructura deportiva a su cargo.

Para todos los efectos, las muestras públicas que ha decidido dar Agripino para anunciar su intención de gobernar la Universidad de Guanajuato, hablan de un estilo rancio y superado hace mucho en la dinámica de la institución.

Si Guanajuato lo gobernara el PRI, se entenderían a la perfección los modos del rector del campus Guanajuato, quien por cierto no cuenta con mucho apoyo entre los directivos de su propio campus, que han decidido manifestarse en favor de otros contendientes.

Como no es así, quizá la intención del doctor en derecho penal sea la de anticiparse al soñado regreso del PRI al gobierno de la República y construir una cabeza de playa para que ocurra lo propio en Guanajuato.

Como intención política parece válida, a fin de cuentas la autonomía universitaria es precisamente para eso, para que cada quien defina en libertad sus afiliaciones políticas e intelectuales.

Incluso replantear el regreso del priismo galopante a la conducción de la máxima casa de estudios, de la mano de prohombres como “Chilo” de la Peña y Gabino Carbajo, es perfectamente legítimo. Lo que se duda es que se trate de un proyecto que quieran validar los integrantes de la comunidad universitaria al día de hoy.

Hay que precisar que no se trata de los primeros gestos regresivos del abogado Guerrero Agripino, quien ya a su llegada a la rectoría del campus Guanajuato llamó la atención por sus modos despóticos, incluida la ostentosa adquisición de muebles de lujo para su oficina, lo que hizo que muy pronto proliferara el apelativo de Agripino Primero, para referirse a los modos imperiales del funcionario.

Muy pronto, la contienda universitaria va derivando a un esquema de tres contra uno: los académicos Rene Jaime Rivas, José Luis Lucio y José Manuel Cabrera, independientemente de sus diferencias naturales, están todos en un proyecto de fortalecer la universidad y continuar lo avanzado hasta ahora. Luis Felipe Guerrero Agripino, parece más bien ver a la Universidad como el premio natural a su vanidad, la cual, por cierto, es notablemente más grande que su talento.

 

Arnoldo Cuéllar Ornelas
Arnoldo Cuéllar Ornelashttp://arnoldocuellar.com/
Arnoldo Cuéllar Ornelas. @arnoldocuellaro. Periodista, analista político. Reportero y columnista en medios escritos y electrónicos en Guanajuato y León desde 1981.

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