Por Pablo Palomo Reyna. Corresponsal
Guatemala, 3 Abr (Notimex).- Como un rito religioso y una costumbre de gran arraigo popular en Guatemala, devotos y curiosos admiraron hoy las coloridas alfombras elaboradas para el paso de las solemnes procesiones de Semana Santa.
Las alfombras y los cortejos procesionales representan una tradición de los guatemaltecos que caracteriza la Semana Santa en este país centroamericano.
Los fieles católicos, propios y extraños –guatemaltecos y turistas extranjeros-, admiraron este Viernes Santo las vistosas alfombras que se extienden a lo largo de las calles que son paso de los cortejos procesionales.
Autoridades católicas y estudiosos del folclore coinciden en que las alfombras de la Semana Mayor de Guatemala “son únicas en el mundo”, ya que por su meticulosa elaboración son “vistosas” y “artísticas”.
Las alfombras, que representan “una bella imagen plástica de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús”, son “plasmadas” en calles y sitios de los recorridos de las procesiones que marchan a ritmo acompasado y lento.
Son también un “arte efímero”, pues a pesar de la cantidad de recursos y las horas invertidas en su elaboración, se diseñan y elaboran para las procesiones y desaparecen bajo el paso de los cortejos.
Por horas, antes del paso de la procesión, grupos de fieles católicos se dan a la tarea de realizar las alfombras que adornan calles de la ciudad de Guatemala.
Las alfombras son montadas con aserrín de colores, corozo, incienso, arena, flores, frutas, entre otros productos de la temporada, que forman complicadas y estilizadas figuras en el piso de calles y avenidas.
Este año, el mandatario guatemalteco Otto Pérez Molina salió de la Casa Presidencial para observar una de las multitudinarias procesiones y admirar una alfombra patrocinada por el Ministerio de Cultura.
La alfombra fue elaborada por estudiantes de la Escuela Nacional de Artes Plásticas -que trabajaron 12 horas seguidas-, y diseñada y dirigida por el director del plantel, el pintor y muralista Jorge Corleto.
La alfombra de más de 15 metros de largo por siete metros de ancho tuvo como motivo central al Jesús Nazareno del templo de La Merced, en el centro de la ciudad, y montada para la procesión de esta venerada imagen.
Como sentidas manifestaciones religiosas y populares arraigadas entre los guatemaltecos, las procesiones y las alfombras se organizan tanto en las grandes ciudades como en comunidades pequeñas y alejadas de la capital.
Las más seguidas y populares son las realizadas en el centro de la capital y en la colonial ciudad de Antigua Guatemala, 45 kilómetros al oeste de esta ciudad, donde las alfombras y las procesiones alcanzan su mayor esplendor.
Elaboradas durante horas por numerosos fieles católicos y voluntarios, son atractivas por su colorido y la perfección de trazos que recrean pasajes de la vida y muerte de Cristo.
Los devotos, quienes siguen una tradición de cuatro siglos, dedican dinero y horas de paciente labor al diseño y montaje de las alfombras en las calles y plazas.
De acuerdo con la tradición, las alfombras callejeras son resultado del trabajo de grupos de personas o familias que las elaboran en cumplimiento de una promesa, así como para pedir un favor o agradecer por un milagro concedido.
De manera habitual, las alfombras tienen motivos religiosos, sin embargo, también se elaboran con mensajes políticos y sociales.