Hay mar de fondo tras el escándalo que desató la filtración de un video realizado por un empleado de la Contraloría Municipal de León, en un ejercicio de usuario simulado para detectar problemas de corrupción, coyotaje y tráfico de documentos en la oficina encargada de emitir las licencias de manejo.
En la lógica de los priistas que han convertido la Contraloría en un enclave para la batalla electoral que se avecina, no importa tanto frenar posibles actos de corrupción, como embarrárselos en la cara a los panistas.
Los azules, a su vez, no tienen la capacidad política para enfrentar este viejo truco, por lo que recurren a los gritos y sombrerazos.
Ricardo Sheffield y José Arturo Sánchez han dejado de ser los caballerosos adversarios que se proponían hace año y medio, todo por causa de una dama que actúa tras bambalinas: la ex candidata Bárbara Botello, verdadera artífice de la filtración. Es una historia vieja como el mundo.
