Después de la Destrucción de la Economía Mexicana viene el Ajuste.
Durante la semana pasada estuvimos recordando en estas páginas la truculenta historia de la economía mexicana durante el siglo pasado.
Nos quedamos en que Echeverría y López Portillo destrozaron la economía y no contentos con esta obra quisieron pasar a la historia como los salvadores de los mexicanos.
En este artículo se identificaran las medidas que De la Madrid tuvo que tomar para enderezar un poco el barco.
A continuación la parte final del sexenio Lópezportillesco en su último informe de gobierno.
En pleno acto republicano en la Cámara de Diputados, se puso a llorar y de nueva cuenta les pidió perdón a los pobres porque sus políticas hicieron más miserables a los pobres; ya lo había hecho pero si lágrimas cuando tomo posesión.
El primer acto fue de contrición el segundo de rabia.
Para desquitarse de que los especuladores le habían destruido sus planes, les estatizo la banca, aplico el control de cambios y temporalmente declaro la moratoria al pago de la deuda, dejando la imagen de México como Republica Bananera.
Ahora sí que no se vale meterse con el Presidente porque es bien vengativo y estaba muy enojado.
La izquierda estaba eufórica y llenó el Zócalo.
Los empresarios se enojaron y realizaron destrozos en la Cámara de Diputados recién estrenada y despechados se fueron al PAN en grupo.
A estas afiliaciones masivas fueron denominadas Los Bárbaros del Norte porque estaban encabezadas por personajes como Clouthier, Fox, Medina, Barrio (Francisco no su tocaya la cantante) y demás gente bonita.
Quien pensaría que el despecho del Presidente, estaba provocando que la protesta al gobierno que llevaba muchas décadas (recordar Vasconcelos, Almazán, movimiento médico, el movimiento ferrocarrilero, el movimiento del 68 y la Reforma Política de Reyes Heroles) comenzaría a tener un perfil propio con la participación de empresarios que habían sido sumisos.
El que estaba bien asustado era Miguel de La Madrid que tendría que levantar los pedazos que habían dejado los presidentes Echeverría y López Portillo y se dio cuenta que era el momento para el cambio de Modelo de Desarrollo.
Se tendría que dejar el Modelo de Sustitución de Importaciones porque ya había dejado de tener vigencia y comenzar el Modelo de Apertura a la competencia de los mercados internacionales.
Tenía en sus manos la banca nacionalizada como medio de pago, lo cual le sirvió a lo largo de su sexenio para solventar y financiar las políticas que tenía que instrumentar para que la Economía
El programa de ajuste impuesto por el FMI estuvo contenido en el Programa Inmediato de Reordenación Económica PIRE que se diseñó al iniciarse el sexenio de Miguel de la Madrid.
Este programa fue influido por la filosofía económica de la época de principios de los 80 que impulsó EU y el Reino Unido un cambio en la política económica, llamado coloquialmente Neoliberalismo.
Estas políticas son útiles cuando la economía se enfrenta a un alto nivel de desempleo generalizado de recursos en la economía debido a una demanda agregada insuficiente.
Los objetivos del PIRE fueron los siguientes:
- Reducir el déficit financiero público como proporción del PIB, del 16.5% en 1982, al 8.5% en 1983, al 5.5% en 1984 y 3.5% en 1985.
En la práctica, el déficit fiscal se redujo al pasar del 16.9% en 1982 al 8.6% en 1983.
Este objetivo se logró llevando a cabo un ajuste en 1983, reduciendo el gasto público e incrementando los ingresos (por medio de un aumento del 2% del PIB respecto a la recaudación fiscal y del 2.5% en el precio de los bienes y servicios públicos).
También contribuyó a reducir el déficit fiscal la privatización de las empresas Paraestatales, que comenzaron a venderse en este sexenio.
b) Reducir el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos a la vez que se desactiva el sesgo anti exportador de aquella época.
Para lograr este objetivo las autoridades monetarias devaluaron el tipo de cambio del peso respecto al dólar estadounidense, llegando este a cotizarse a $150.00 por dólar y a partir de este valor siguió devaluándose a lo largo del sexenio, a niveles sin precedente.
De esta forma, se abarataban las exportaciones y se encarecían las importaciones, que es una manifestación de protección cambiaria a la industria mexicana.
Obviamente la devaluación continua generó efectos perversos, ya que la economía y las empresas dejaron de tener elementos de estabilidad, lo cual le impidió implementar sistemas de planeación con certeza, incrementando el riesgo en sus decisiones.
Como complemento a estas medidas, se negoció el ingreso de México al Acuerdo General de Aranceles y Comercio GATT, lo cual significó el inicio formal en la Globalización.
Se observó un superávit comercial de 4,200 millones de dólares en 1984, de 1,200 millones de dólares en 1985 y 1986.
En 1985 no se cumplieron las metas nominales de las finanzas públicas y el programa del FMI fue suspendido.
c) Se redujo notablemente la inflación del 100% en 1982 al 60% en 1984 y también en 1985.
Existía el supuesto básico de que la inflación era una variable que no podía controlarse mientras se buscara el crecimiento de la tasa del PIB, por lo cual no se realizaron medidas para frenar esta, durante el periodo señalado.
En esta época se aumentó la emisión monetaria a niveles sin precedente, ya que por ejemplo para 1982 los billetes y monedas en poder del público y en general los instrumentos de rápida liquidez, pasaron de 2,321 millones de pesos (se toman en cuenta bajo el concepto de nuevos pesos) a 22,312 millones de pesos en 1988.
d) Impulsar un proceso por medio del cual se estimulara la inversión y se evitaran la quiebra de las empresas.
Dentro de los objetivos se buscó que los capitales fugados regresaran al flujo de la economía doméstica.
Por otra parte, para dar certeza a los inversionistas extranjeros, se renegoció la deuda externa con los bancos comerciales internacionales.
Las transferencias del exterior a México en 1981 equivalieron al 2.9% del PIB, en 1982 México transfirió al extranjero el equivalente al 5.4% del PIB en 1984 y 1985 se mantuvieron en ese nivel.
Combinando las transferencias al exterior y la disminución del gasto público cayó el PIB en 1983 con 4,5% y en 1985 el PIB real per cápita fue 5.5% inferior al de 1982.
Es en este contexto que se aprovechó la privatización parcial de la banca, al venderse el 34% del valor de esta a los particulares, por medio de los Certificados de Aportación Patrimonial (CAP´S), los cuales se vendieron por debajo de su valor en libros en la colocación primaria.
Los terremotos y la caída del precio del petróleo, disminuyeron los ingresos por el equivalente del 6.5% del PIB y obligaron a replantear las políticas fiscal, se aceleró el proceso de privatización de las empresas públicas y la apertura comercial.
Se buscó equilibrar la balanza de pagos, por esto se aceleró el ritmo de deslizamiento del tipo de cambio, se restringió el crédito doméstico, se aumentó las tasas de interés y se acentuó el ajuste fiscal.
Se reestructuró la deuda externa y se obtuvieron recursos adicionales del FMI y otros organismos internacionales.
En 1987 se recuperó la cuenta corriente y la actividad económica comenzaba a recuperarse. Sin embargo el gran desliz cambiario provocó una inflación de alrededor del 7% mensual.
El panorama era estable ya que el balance primario del sector público tenía un superávit del 5.7% del PIB, la cuenta corriente tuvo un saldo positivo de 4,000 millones de dólares y las reservas internacionales llegaron a 10,000 millones de dólares.
En estas circunstancias, comenzó a generarse rendimientos de los activos en forma muy rápida en los primeros impactos de venta de los CAP’S en el mercado secundario.
Posteriormente se redujeron los requisitos para jugar a la bolsa, si antes se pedían 5 millones de pesos de aquel entonces, para participar con un portafolio accionario, el requisito mínimo fue de 500 mil pesos.
Se incrementó explosivamente la demanda por activos bursátiles, pero la oferta continuaba registrándose en 68 empresas y 124 sociedades de inversión.
La consecuencia era que al momento de colocarse los activos en el mercado secundario observaran un ciclo permanente de rendimientos muy altos, lo cual sirvió de gancho para que el grueso de los ahorradores e inversionistas colocaran sus capitales en la bolsa.
Obviamente la cultura bursátil no se logra en poco tiempo de aprendizaje, por lo cual la mayoría de los participantes perdieron.
Todo parecía indicar que la estrategia se concentraba en instaurar en el manejo de las inversiones una economía de casino, todo era imprevisible, todo especulación, la economía cambiaba de giro a cada momento y los inversionistas no conocían el riesgo que corrían.
Muchos nuevos inversionistas se deshicieron de su patrimonio para jugar a la bolsa y también ingresaron 3,500 millones de dólares de capital fugado anteriormente.
Todas las apuestas giraban en torno al Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores y se desplomó toda la burbuja especulativa al caer la Bolsa de Valores de Nueva York.
Los nuevos inversionistas fueron presa del miedo y vendieron a cualquier precio, provocando la caída estrepitosa de la bolsa.
A la caída de la bolsa siguió la compra masiva de dólares y la fuga de capitales.
La recuperación fue bruscamente detenida por la caída de la bolsa en octubre de 1987, esta comenzó su crecimiento desde 1986.
Los valores bursátiles eran vendidos y se compraban dólares, por lo cual se tuvo que devaluar en 36% y se implantó un programa de estabilización y cambio estructural de la economía.
Las autoridades monetarias decidieron enfrentar el problema, con medidas de arranque y freno.
Las medidas de arranque era el hecho de ajustar los precios de la economía a los niveles de mercado de aquella época de 1987.
De esta forma, se devaluó el tipo de cambio quedando subvaluado en 30%, se incrementaron los salarios y se liberaron los precios de los bienes y servicios.
Estas medidas precedieron al Plan de Choque Heterodoxo, que en aquella época se denominó Pacto de Solidaridad Económica.
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