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domingo, mayo 4, 2025

El Imperativo Categórico de Immanuel Kant y la política económica

En esta ocasión se buscará analizar la política económica que aplican las principales escuelas del pensamiento económico (los liberales y los keynesianos), a través de la óptica del filósofo Immanuel Kant.

Se entiende por política económica a la serie de actividades y acciones que lleva a cabo el gobierno para manipular las variables de la economía, con la finalidad de obtener como metas económicas el control de la inflación o el crecimiento del PIB.

La escuela neoliberal o monetarista busca el equilibrio económico, por medio del control de la oferta monetaria o emisión de dinero y disminuyendo al mínimo la participación del gobierno, su principal objetivo es el control de la inflación.

La escuela keynesiana busca el equilibrio por medio del incremento en el gasto del gobierno para impulsar la inversión y tiene como meta el crecimiento del PIB para generar empleo y satisfacer las necesidades de la población.

Por su parte Immanuel Kant afirmó que el imperativo categórico tiene tres formulaciones que presenta como máximas de actuación:

“Actúa de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio”.

“Actúa como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de los fines”.

Kant sintetiza su pensamiento en tres preguntas:

“¿Qué debo hacer?

¿Qué puedo saber?,

¿Qué me está permitido esperar?”

Estas preguntas Kant las responde con la Crítica a la Razón Pura, Crítica a la Razón Práctica o metafísica de las costumbres y Crítica del Juicio, mismas que serán presentadas buscando analizar la política económica existente.

* Crítica de la razón pura en la economía en general

El fin último del ser humano es el bien de la humanidad, por lo tanto todas las actividades del ser humano deben buscar el bienestar humano.

Los medios para lograr este objetivo último del ser humano también deben ser acordes al bienestar del hombre, por lo tanto el fin no justifica los medios.

El objetivo último del ser humano debe ser que todas las consecuencias de nuestros actos, que son las que quedan como obras humanas, deben tener principios adecuados con el bienestar.

En este sentido y de acuerdo a la Crítica de la razón pura, la economía existe y tiene como objetivo fundamental estar al servicio del ser humano, estudiando las formas de satisfacer sus necesidades, como Imperativo categórico.

Esta frase se obtiene de las definiciones kantianas siguientes:

El conocimiento requiere la concurrencia de tres facultades radicalmente heterogéneas de la mente:

La sensibilidad, el entendimiento y el análisis trascendental.

Sensibilidad

En la sensibilidad los objetos nos son dados, mientras que por la segunda éstos son pensados.

Gracias a esta facultad podemos construir una representación de la realidad, es decir, percibir el mundo.

La sensibilidad es como una ventana que permite al sujeto ver el mundo, aunque al mismo tiempo nos condiciona a verlo de una manera determinada.

Entendimiento

En cambio el entendimiento es la capacidad que tiene el sujeto de producir espontáneamente estas representaciones en su mente, o la misma receptividad del entendimiento respecto a su capacidad de atenderlas por medio de representaciones.

La base del entendimiento está dada por los conceptos, esto es que todo conocimiento se funda en conceptualizaciones varias, de carácter discursivo y no intuitivo.

Estos conceptos se fundan en la espontaneidad del pensamiento, y el juicio es el conocimiento más mediato que puede tenerse de un objeto.

Análisis trascendental

La analítica consiste en descomponer todo nuestro conocimiento en elementos del conocimiento puro del entendimiento.

Se sigue que el entendimiento puro se distingue incluso de la sensibilidad al ser éste el que provee las reglas básicas mediante las cuales un sujeto conoce un objeto determinado de la experiencia.

 

* Crítica de la razón práctica o ética de las costumbres en la política económica:

Es lamentable que la economía de la producción que prácticamente existe en todas las organizaciones productivas del mundo entero, domine las conciencias del siglo XXI.

La economía de la producción busca tener una utilidad marginal excesiva, lo cual la convierte en un fetiche que solo tiene objetivos materiales, desplazando al ser humano como centro y beneficiario de la economía.

Lo redactado se deriva de la evolución de la economía capitalista de los últimos 3 siglos y se comparan con el imperativo kantiano.

En este sentido la política económica se refiere a las acciones que los gobiernos adoptan en el ámbito económico:

Se concentran en aumentar gasto público cuando buscan el incremento de empleos y productos, no importando la destrucción del medio ambiente y privando a las futuras generaciones de un medio ambiente decente para vivir.

Cuando quieren controlar la inflación, reducen la oferta monetaria o a buscan la restricción de la participación del gobierno y dejan de generar los bienes que hacen posible una vida humana decente.

* Crítica del juicio

La política económica debe basar su actuación en regresar a las doctrinas que buscaban el bienestar del hombre y su medio ambiente, porque de otra forma y en el futuro desaparecerá el medio ambiente adecuado para la vida humana y por consecuencia la muerte del hombre mismo como especie.

La razón teórica formula juicios frente a la razón práctica que formula imperativos.

La ética debe ser universal y, por tanto, vacía de contenido empírico, pues de la experiencia no se puede extraer conocimiento universal.

Kant hace especial hincapié en la importancia del deber, que es donde reside la virtud de toda acción. Al hacer coincidir la máxima de cualquier acción con la ley práctica, el ser humano habrá encontrado el principio objetivo y universal del obrar.

La Crítica del juicio o Crítica de la facultad de juzgar.

El juicio no puede depender de un interés ajeno a la propia contemplación del objeto.

Kant determina tres tipos de complacencias: la de lo agradable, que es aquel tipo de obra que simplemente deleita, la de lo bueno, que es estimado bajo valor objetivo con atributos ajenos al juicio desinteresado, y lo bello como aquello que place. Sólo lo bello entra en el ámbito del auténtico juicio estético, pues es una complacencia desinteresada y libre, sin reposar en interés alguno, ni el de los sentidos, ni el de la razón, ni el de la fuerza de aprobación.

 

Correo electrónico: jesus_batta_gonzalez@yahoo.com
Twitter: @JesusBatta

Jesús Batta
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