Tenía la intensión de volver por tercera ocasión a los Estados Unidos, ahora con la visión de trabajar para su esposa y el bebé que esperaban; sin embargo, en el camino la muerte se le atravesó. Hacía un mes que salió de su casa en la comunidad La Zahúrda, en Irapuato, esta vez volverá en un ataúd.
De 26 años de edad, Eleazar Martínez Camacho, salió el 28 de marzo rumbo a Tamaulipas, junto con otros compañeros, su objetivo era llegar a la frontera del norte para cruzar de ilegal a los Estados Unidos, donde probaría suerte para trabajar y juntar el dinero que le diera una vida digna a la familia que acababa de formar junto a su joven esposa y el bebé que esperaba.
Pero sus anhelos se vieron truncados en el camino, pues fue encontrado en una fosa clandestina de San Fernando entre otros cuerpos; sin embargo, permanecía en calidad de desconocido, hasta ayer que la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), reveló su nombre entre los cadáveres que han sido analizados genéticamente por médicos forenses.
El golpe fue aún más fuerte para la familia del joven, quienes desde la mañana del miércoles, recibieron la noticia por parte de personal de la Procuraduría General de la República (PGR), quienes le confirmaban que Eleazar Martínez Camacho había sido asesinado y enterrado en una fosa clandestina.
Con él se van ilusiones, se van proyectos de vida y se destroza a una familia, que guardaba la fe desde que no tenían noticias de él, de poder volver a verlo. Hoy, en su casa esperan impacientes, tristes y melancólicos la llegada de los restos de su hijo, de su esposo, de su hermano, de su amigo.
Esta vez no lo hará como los hizo las dos veces anteriores cargando maletas con esperanzas, esta vez regresa dentro de un ataúd, donde se encierran también sus sueños y las ganas de sacar adelante a la que era su nueva familia.
