La han llamado la silla maldita. No se queda corto el calificativo: la posición otorgada en el consejo general del Instituto Electoral de Guanajuato a los nanopartidos de la entidad amenaza con seguir vacante tras la polémica decisión del lunes pasado en el Congreso del Estado.
Van dos consejeros efímeros. Primero a José Argueta Acevedo, impulsado por el PRD y pactado con el PAN, lo impugnaron los verdes en alianza con el mismo PAN; después, la consejera Laura Villanueva Franco, propuesta por el PVEM con el beneplácito del PAN, fue depuesta por una inconformidad del PRD validada por la autoridad electoral.
Ahora, con PVEM y PRD puestos de acuerdo y con una terna que se creía blindada, el conejo volvió a saltar de la chistera, esta vez por la sorpresa panista de la que se responsabilizan mutuamente el gobernador Juan Manuel Oliva y el dirigente estatal Fernando Torres Graciano, de cambiar su apoyo de último momento y designar a Víctor Manuel Domínguez Aguilar, propuesta de Convergencia.
Por lo pronto, el PRD ya se inconformó de manera formal y en los próximos días lo harán el PVEM y los otros dos integrantes de la terna: Mario Emilio Vargas Islas y Luis Miguel Rionda.
Las probabilidades indican que podríamos llegar a la elección con un consejero supernumerario en la silla maldita del IEEG. Puede ser que no ocurra nada más, pero sin lugar a duda estamos ante un importante síntoma de que muchas cosas han entrado en crisis en la política de Guanajuato.