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miércoles, abril 24, 2024

Influencia de nuestras redes sociales en el desarrollo del sobrepeso y obesidad

Por: Dra. Eugenia Morales Rivera

Actualmente hablar de redes sociales nos lleva a pensar en el uso de redes como Facebook, Instagram o alguna otra; sin embargo, para este tema me enfocaré desde una perspectiva de psicología social en las redes sociales como el grupo de personas que nos rodea, con quienes tenemos lazos de intercambio y ayuda mutua; las relaciones cara a cara, más que las virtuales. La red social una persona es la suma de todas las relaciones que ésta percibe como significativas dentro de la sociedad y que contribuye a la construcción de su identidad y reconocimiento; y aporta apoyo emocional, información, ayuda material y de servicios.

Nuestra red social implica tener grupos de convivencia con diferente cercanía o arraigo emocional: familia, amistades y relaciones de tipo laboral, escolar o comunitarias. Generalmente no somos conscientes de la gran influencia que la red social tiene en una persona o grupo de personas, y dicha influencia puede producir consecuencias tanto positivas como negativas en diferentes aspectos de nuestra vida.  Se ha observado que la estructura y características de las redes sociales tienen diversos efectos dependiendo de la persona y el enfoque que tomemos para analizarlas. Específicamente en el ámbito de salud, se ha encontrado que las relaciones sociales contribuyen a generar un sentido de vida y motivan al autocuidado, aportan apoyo emocional importante para enfrentar problemas de salud, facilitan el acceso a servicios de salud, aportan retroalimentación de signos de enfermedad o prácticas de salud incorrectas, facilitan seguir rutinas de cuidado de salud, etc.

Sin embargo, también se han encontrado efectos hacia el contagio social de conductas poco sanas que son compartidas por grupos de personas; en el año 2007 los investigadores Christakis y Fowler se enfocaron en estudiar la “propagación social” de la obesidad; y analizaron redes sociales de adultos durante 32 años. Con modelos estadísticos determinaron que una persona tenía un 57% de posibilidades de llegar a tener obesidad si un amigo lo era; un 40% si tenían hermanos con obesidad, y un 37% de posibilidades si su esposo o pareja lo era. De igual manera, determinaron que las personas con mayor influencia eran aquellas del mismo sexo. Este estudio fue controversial y se consideró muy arriesgado atribuir esta propagación de la obesidad a las relaciones amistosas o familiares, ya que no hay que perder de vista otros factores que son determinantes en el entorno que comparten los miembros de un grupo social y que están implicados en desarrollo de la obesidad, como lo son: factores genéticos, ambientales, influencia de los medios y mercadotecnia, disponibilidad de alimentos, infraestructura urbana, etc. Sin embargo, el análisis predictivo y el modelo matemático fue considerado novedoso. En su momento dicho estudio generó comentarios en medios de comunicación con advertencias relacionadas a evitar las amistades con obesidad porque podrían contagiarte. Ciertamente el propósito de este escrito no es provocar el mismo efecto alarmista por el trato con las personas con obesidad, sino una reflexión de la influencia social que permita generar la conciencia del asunto y canalizarlo hacia una influencia saludable en nuestros círculos sociales.

Las teorías del por qué las redes sociales pueden generar hábitos obesogénicos en las personas son las siguientes:

  1. Por la presión de las normas sociales, que son los estándares contra los que se evalúa la adecuación de cualquier conducta humana; y estas normas se consideran las formas de control social más visibles y poderosas. Específicamente la valoración del peso corporal aceptable, las conductas de consumo de alimentos y actividad física son fuertemente influenciadas para cumplir las normas sociales de un grupo determinado.
  2. Otra posible explicación para esta influencia de las redes sociales, es el fenómeno de la imitación, que en muchos casos es inconsciente ya que la gente tiende a imitar las conductas y hábitos de otras personas, y en cuestiones de alimentación esto incluye el gusto por cierto tipo de alimentos y el tamaño de porciones. Incluso también se pueden ejercer cambios en dichas prácticas por cuestiones aspiracionales o de admiración.
  3. Los individuos tienden a agruparse con amigos y miembros de su red social por compartir normas de aceptación relacionadas con hábitos de consumo o prácticas físicas o el culto por el cuidado del cuerpo, todo esto vinculado a un sentido de pertenencia a un grupo, lo que es muy importante sobre todo en personas jóvenes.
  4. Sin darnos cuenta nos vamos reuniendo en grupos sociales por afinidades y simpatías de diversa índole (lo que se conoce como homofilia), y es así como las personas se agrupan por compartir gustos y hábitos de consumo alimentario (alimentación sana o de dietas tipo occidental, ricas en grasas y azúcares simples); o por convivir en prácticas sedentarias como ver TV, o aquellos físicamente muy activos, etc. 

Es evidente que las actividades de convivencia social en general se realizan en torno a la comida y bebida, y la mayor frecuencia de eventos y su duración en tiempo propicia que se ingiera mayor cantidad de alimentos y energía. Y esto lo podemos ver en las personas que tienen que celebrar en más de una ocasión su cumpleaños porque cuentan con 2 o más círculos sociales que los festejan.

Hay varias investigaciones enfocadas a tratar de entender la influencia social al comer, se ha encontrado que, en lo general, las personas comen más cantidad de alimento cuando comen en compañía de otros que cuando lo hacen solos. Y se come más en compañía de familiares o amigos y cuando más numerosa es la reunión, se tiende a comer más. En general se come menos en compañía de personas extrañas y esto les sucede más frecuentemente a las mujeres que a los hombres. También se ha encontrado que la red de amistades influye en el consumo de comida rápida, refrigerios dulces o salados y bebidas calóricas. Sobre todo, los que son “mejores amigos”, y en la etapa de adolescencia, tienen similitudes en el consumo de agua natural, frutas y verduras y en sus hábitos del desayuno. 

De igual manera existe influencia del contexto social en la actividad física de los individuos, sólo para recordar, la recomendación saludable de actividad física es de 60 minutos de actividad moderada o vigorosa al menos 3 veces por semana. Al respecto se ha encontrado que los mejores amigos activos influyen positivamente en la actividad física, y más cuando los lazos de amistad son mutuos. No somos muy conscientes del asunto, pero las personas jóvenes tienden a elegir sus amistades por comportamientos físicos similares al propio, por ello hay grupos de amistades muy activos físicamente hablando o muy sedentarios, y amantes de video juegos, ir al cine o ver la TV.

Es innegable el papel que juegan los factores genéticos, ambientales y sociales en el desarrollo de problemas de salud como lo es el sobrepeso o la obesidad; al tomar en cuenta el aspecto social de un individuo, podríamos reconocer si nuestras redes sociales son espacios que promueven la ganancia de peso y el sedentarismo, o no. Y pensar si en lugar de criticar o alejarnos de personas que tienden hacia estas prácticas poco saludables, mejor aprovechamos el papel que jugamos en nuestras redes sociales para difundir información o prácticas más saludables y que puedan llegar al mayor número de personas posible. 

Y al hablar de difusión de información de salud no me refiero a compartir en Facebook mensajes de dietas mágicas o alimentos con propiedades de “quema grasa”; más bien a informarnos objetivamente con profesionales de la salud serios y que tienen el fundamento científico en sus consejos y prescripciones; y con dichos consejos y con el ejemplo, ser promotores de hábitos de alimentación y actividad física más saludables.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Christakis NA and Fowler JH. The Spread of Obesity in a Large Social Network over 32 years. N Engl J Med 2007; 357:370-379.

Salvy SJ, Jarrin D, Paluch R, Irfan N and Pliner P. Effects of social Influence on eating in couples, friends and strangers. Appetite 2007; 49: 92 – 99.

Sluzki CE. De cómo la red social afecta la salud del individuo y cómo la salud del individuo afecta a la red social. En: Dabas E y Najmanovich D (compiladores). Redes: el lenguaje de los vínculos. Hacia la reconstrucción y el fortalecimiento de la sociedad civil. Ed Paidós: Buenos Aires. 1995.

Arias N, Márquez MP, Calvo MD, et. al. La red social del adolescente: la influencia de la amistad en el desarrollo de hábitos obesogénicos. Enfermería Global. 2015; (38): 249-262.

Dra. Eugenia Morales Rivera: Miembro del Colegio de Nutriólogos de León.

Licenciada en Nutrición y Ciencia de los alimentos; Maestra en Nutrición y Doctora en Ciencias Médicas.

 

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