La ausencia de “autoridad” de las autoridades, propicia que su visible corrupción decante hacia los niveles jerárquicamente inferiores. En el ISSSTE se han creado enormes fortunas, pero también medianas y otras que no son pequeñas…
Cuando era director general del ISSSTE, en el sexenio anterior, Benjamín González Roaro se encontró una institución en quiebra. Buscó al secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, y le planteó la situación. Éste justificó la pobreza de la institución de seguridad social de los burócratas federales con palabras –mutatis mutandi– tales como: “No le habíamos dado dinero al Instituto porque todos los políticos que lo han dirigido se lo robaban.”
Grandes fortunas se han levantado al paso de los diversos directores generales del ISSSTE. Casos recientes, los del director del sistema de tiendas y farmacias de la época de la ahora perredista Socorro Díaz, por ejemplo, ostentó durante años el récord del funcionario público a quien se había aplicado la mayor multa de la historia, por casos de corrupción. El ahora prófugo José Navarrete Ancona, en efecto, aún debe casi dos mil millones de pesos al erario público. De tal tamaño la multa y el equivalente a su inhabilitación. ¿Pues cuánto fue lo que se robó?
De la propia Díaz, incluso, se dice que con dineros que “ganó” en ese cargo tiene constructoras de vivienda social en Nicaragua y otros países centroamericanos, donde precisamente no hace obras pías.
Escandaloso, también, el enriquecimiento de Miguel Ángel Yunes, que ha extendido su imperio empresarial hasta España, cual le comenté hace un par de días aquí.
Y como el mal ejemplo cunde. Como las “autoridades” carecen precisamente de autoridad, en el Centro Médico 20 de Noviembre (20N) la mata está dando. Porque, cual adelantó mi colega y amigo Héctor Moctezuma el fin de semana más reciente, la doctora Guadalupe Virginia Jiménez García, internista formada en ese importante nosocomio donde ha laborado durante 28 años, ha denunciado el robo de medicamentos de muy alto precio en el mercado (Rituximab, 60 mil pesos; Infliximab, 15 mil pesos– lo mismo que tráfico ilegal de órganos que son trasplantados a quienes no son derechohabientes del ISSSTE, mientras éstos deben esperar meses y hasta años para ser beneficiados por una intervención quirúrgica de este tipo que puede salvarles la vida.
Y ante sus denuncias, en las que señala como responsable de estas “irregularidades” –delitos penales, en realidad– a la doctora Fedra Irazoque Palazuelos, la doctora Jiménez García ha sido acosada… relevada del cargo… y recibido amenazas a su seguridad y a la de sus hijas.
De todo ello están enterados sus superiores jerárquicos: el doctor Navarro Meneses, titular de la Coordinación de Medicina del 20N.
También el subdirector general médico, Gabriel Manuel Lee.
Y finalmente el director general, Jesús Villalobos López, un policía a quien el ocupante de Los Pinos dejó en el cargo en el que fue “interino” de Yunes, sólo para cuidar las espaldas de éste.
El primero, Navarro, ha protegido a la denunciada Fedra Irazoque, con quien le unen viejos lazos de amistad que bien puede haberse ya sublimado a complicidad.
El segundo hace como que la Virgen le habla.
Y el tercero tampoco se da por enterado, porque no conviene que nadie haga olas al interior del ISSSTE. Muchos terminarían ahogados por la m… de la corrupción.
No obstante todo ello –amenazas, degradación y acoso– a la doctora Jiménez no le ha ido tan mal.
Peor les fue a los médicos residentes Tania Teresa Mora Arias, Luis Alberto Luna Pineda, Miriam García Vidal y Rocío Calderón Estrada, primeros en denunciar la misteriosa desaparición de los carísimos medicamentos para tratar lupus y cáncer, entre otras enfermedades, en diciembre de 2010. Ellos, de plano, fueron echados de la Institución.
Con casos como éste es que en México avanza la corrupción.
Las “autoridades”, repito, carecen de autoridad. Ellos mismos se roban lo que pueden a través de comisiones, licitaciones a modo, materiales de baja calidad en las construcciones, sobreprecios a los bienes adquiridos…
Y en los niveles inferiores sólo impera aquello de que “lo que hace la mano hace la tras”.
Desde arriba hasta abajo, pues.
Índice Flamígero:
Un nuevo competidor en el reñido mercado de las telecomunicaciones: Desde hace dos días, Grupo Salinas ofrece Totalplay: 250 canales de TV –algunos con señal digital, más incluso que los que ofrece Televisa a través de Sky–, internet de hasta 100 megas –Prodigy, de Carlos Slim a duras penas llega a dos–, telefonía celular y telefonía fija. Todo ello con muchas innovaciones para interactuar con el monitor. Y a la mitad de precio del paquete más económico de Telcel. Con ese servicio, Ricardo Salinas va a romper el esquema de todos los jugadores a quienes desde la Cofetel “regula” Mony de Swaan… + + + Si usted se encuentra por ahí al diputado Canek Vázquez no le extienda la mano. Se la va a morder. + + + Usted seguro recuerda que hace algunos meses le platiqué aquí de una venta que Diconsa había hecho a la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal por más de 100 millones de pesos por balas, camisas y diversa utilería; esa venta la llevó a cabo el entonces director de Diconsa, Salomón Chertorivski Woldenberg, quien tenía como director de Comercialización a José Humberto Hernández y como director de Operación a Miguel Limón García, hijo del ex secretario Miguel Limón Rojas. Pues bien, ese director de Comercialización fue atrapado en varias irregularidades en la compra de maíz y azúcar por el titular del Órgano Interno de Control de la Distribuidora Conasupo. Y Chertorivski, molesto, le preguntó al Contralor si tenía que hablar con el secretario de la Función Pública para solucionar el asunto, ya que actualmente es el titular del Seguro Popular, mientras que de entre sus artilleros, uno es director adjunto de Tecnología. En este momento su aliciente es llegar a suplir a Miguel Ángel Córdoba Villalobos en la Secretaría de Salud (puesto que ya le ofreció Calderón), ya que éste último se va de candidato al gobierno de Guanajuato por el Partido Acción Nacional y, sobre todo, por Margarita Zavala.
