Este lunes los priistas de Guanajuato se desayunarán con la novedad de que la carrera interna por la candidatura a gobernador ya tuvo su banderazo de salida y que este fue dado por dos personajes inverosímiles: la secretaria adjunta Bárbara Botello Santibáñez y el ex gobernador de Coahuila y asesor de Humberto Moreira, Eliseo Mendoza Berrueto.
A Botello le fue encomendada la reorganización del priismo en los estados donde este partido es oposición. Sin embargo, quizá por falta de tiempo, ha centrado su encomienda a desorganizar más al de por sí caótico priismo guanajuatense, tarea en la que tiene el respaldo logístico del delegado Francisco Javier Santillán Oceguera.
La ocurrencia del día será un desayuno, que convalida Moreira al enviar a Mendoza Berrueto, al que han sido convocados los aspirantes a la candidatura a gobernador.
Asistirán cuatro de ellos: Leonardo Solórzano, Miguel Ángel Chico, Nicéforo Guerrero y José de Jesús Padilla. Es decir, la parte famélica de una caballada de por sí flaca.
Francisco Arroyo Vieyra y Juan Ignacio Torres Landa no estarán presentes por distintos motivos, pero de los cuales el principal probablemente es que no le consideran nivel a la convocante para citarlos, al tiempo que alguno de ellos seguramente deplorará un activismo que coloca al mismo nivel a los punteros y a los coleros.
Así, a la torpeza del subcomandante Santillán se suma ahora la imprudencia de la comandante Botello, todo alentado por la enorme ignorancia que sigue evidenciado el mando moreirista sobre las circunstancias políticas de Guanajuato.
¿Pues a qué santo se están encomendando los panistas?
