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jueves, marzo 28, 2024

La captura de Moisés Montero Álvarez apodado «El Koreano», genera una batalla campal en Acapulco

La policía mexicana anunció el martes que capturó a uno de los más sanguinarios narcotraficantes de la ciudad, un hombre al que acusa de decenas de asesinatos y cuyo arresto llevó a que sus rivales salieran a las calles a librar una batalla homicida.

Delante de periodistas en Ciudad de México, la Policía Federal presentó a Moisés Montero Álvarez, apodado “El Koreano”, al que acusa de encabezar el denominado Cartel Independiente de Acapulco.

La policía vinculó a Montero con el asesinato de los pasajeros de un autobús, cuyos cuerpos fueron encontrados en una tumba colectiva el año pasado y al ataque a un mercado popular en el centro de Acapulco.

Fue el tercer arresto importante en los últimos días. Las autoridades anunciaron el lunes la captura de Nery Salgado, un líder del cartel de Los Caballeros Templarios que dirigía el tráfico de metanfetaminas.

La semana pasada capturaron a José Antonio Acosta Hernández, que se cree que encabezó La Línea, la principal banda asociada con el implacable Cartel de Juárez.

Acosta está acusado de cometer alrededor de 1.500 asesinatos en Juárez, incluyendo el de tres personas asociadas con el consulado de Estados Unidos en marzo de 2010 y la masacre de 15 jóvenes el año pasado. También se cree que está detrás de una campaña de graffitis con amenazas contra la DEA, la agencia federal de EU que combate el tráfico de drogas.

Aunque México ha hecho grandes avances este año en la captura de jefes narcotraficantes y sus colaboradores regionales, los arrestos han sido seguidos de explosiones de violencia en zonas que solían ser estables, ya que los potenciales sucesores se enfrentan unos con otros para tratar de ganar control en medio del nuevo vacío de poder.

Eso fue evidente esta semana en Acapulco. A medida que los rumores de la captura de Montero se esparcían por la ciudad en las últimas horas del lunes y en las primeras del martes, una banda rival entró en la zona turística de la ciudad y comenzó a cometer asesinatos tratando de terminar con su debilitada rival, dijo la policía.

En la mañana del martes, funcionarios indicaron que encontraron un hombre muerto envuelto en una bolsa de plástico que también contenía su cabeza, y encontraron a otro hombre joven muerto con heridas de bala. Ambos cuerpos fueron encontrados con mensajes de los narcotraficantes.

El lunes, los cuerpos de tres personas fueron encontrados —cortados en pedazos en tres bolsas— en uno de los principales pasos elevados de la ciudad.

En otros lugares de la ciudad, dos hombres fueron abatidos luego de que hombres armados subieran a un autobús público y dos mujeres fueron encontradas muertas en la mañana, a un costado de la calle. La policía señaló que al menos nueve personas fueron asesinadas ese día.

Los enfrentamientos han golpeado a la ciudad balnearia, que alguna vez fue un destino popular para los estadounidenses y que todavía lo es entre los mexicanos de la capital. Los ataques, que pocas veces ocurrían cerca de las zonas turísticas, ahora tienen lugar a poca distancia de la playa.

El cartel de Montero, cuyas siglas son CIDA, apareció en escena este año con algunos de los actos más violentos en México. Se conoce a sus matones porque desollan las caras de sus víctimas y las colocan en los asientos de autos que son abandonados en distintos puntos de la ciudad.

El ascenso del cartel pone en evidencia la rápida descentralización del control del narcotráfico en México. Acapulco fue antes territorio de un amplio grupo conocido como el Cartel de los Beltrán-Leyva, cuyo control se extendía desde la capital mexicana hasta la costa.

Pero las fuerzas de seguridad mataron al líder del grupo, Arturo Beltrán-Leyva, en un tiroteo en diciembre de 2009. Su sucesor, Edgar Valdez Villarreal, nacido en EU, fue arrestado en agosto del año pasado luego de una pelea por el control del cartel con el hermano de Beltrán-Leyva, Héctor.

Los habitantes de la ciudad y periodistas locales dicen que Villarreal intentó nombrar a un sucesor, pero los narcotraficantess en Acapulco se separaron para formar el CIDA. En semanas, ese grupo también se había dividido y los dos bandos comenzaron un sangriento conflicto al que se atribuyen más de 500 homicidios el año pasado en Acapulco.

La mayoría de las empresas de taxi deben pagar semanalmente una extorsión al CIDA y no pueden llevar pasajeros a territorio controlado por su rival o corren el riesgo de ser baleados, dicen los conductores.

Muchos comercios locales han cerrado sus puertas, porque no pueden pagar a los extorsionadores o porque sus propietarios temen ser secuestrados.

NICHOLAS CASEY, WSJ

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