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viernes, abril 19, 2024

La crisis que arribó

Por: Omar Huitrón* 

 

El cierre de la semana se vio lleno de indicadores de la crisis que ha arribado a nuestro entorno: una pesadilla en los mercados globales impulsada principalmente por el petróleo, con el Brent tocando fondo a 29 dólares, un horripilante “Viernes Negro” para el peso, con el dólar posicionado a $18.55 en bancos, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) profundiza su caída, incluyendo a empresas como CEMEX que se hunde 8%, los bonos de PEMEX presionados por el precio del crudo, y la subasta de 400 millones de dólares por parte de Banxico para sostener la caída de la moneda nacional.

Por si alguien tenía dudas y visiones positivas, a 15 días de haber iniciado el año la crisis ha llegado, y con ella, una capacidad reducida del gobierno mexicano para solventarla, la culpa no es interna, es del entorno.

Si bien es cierto, el trabajo realizado desde 2008, dentro de la última recesión es el que solventa a la nación, en un escudo financiero sano, reservas en dólares y la inflación en mínimos históricos, la situación actual del país no es para pensar en relajarse, pero sí para aprovecharla.

El indicador preponderante es el de la caída del peso, pero a pesar de que escuchamos a diario que el peso va a la baja, y la opinión de medio país recriminando el alza del entorno en la moneda americana al gobierno actual, muchas personas continúan pensando que la afectación de este indicador a la economía sigue siendo un tema de segundo plano.

Pero la pregunta que debemos hacernos realmente, ¿Es malo que el dólar se venda tan caro?, ¿Cuál es la afectación directa de esta volatilidad?.

En un breve análisis, en los primeros días de este año el dólar se encareció 1.9 por ciento respecto al peso, y quedó como la octava divisa más devaluada del mundo frente al dólar, y además llegó al récord histórico de 18.25 pesos para el dólar en ventanilla, que amenaza con volver a romperse.

Este breve lapso de 2016 es un ejemplo de lo que hay que esperar a lo largo de los próximos meses: alta volatilidad.

Este breve lapso de 2016 es un ejemplo de lo que hay que esperar a lo largo de los próximos meses: alta volatilidad.

Si los pronósticos de los expertos son ciertos y el tipo de cambio termina el año en 17.33, habrá un tipo de cambio que prácticamente no se habría depreciado en términos reales respecto al cierre de 2015, pero si la comparación es contra Diciembre de 2013 por ejemplo, la depreciación real es de aproximadamente 21 por ciento.

Es decir, en términos reales, debido a los bajos niveles inflacionarios, estamos frente a uno de los episodios de devaluación real más importantes de la historia reciente.

Cuando se habla de depreciación de la moneda se piensa a veces que se trata de una mala noticia. Sin embargo, la historia demuestra que no es necesariamente así.

 

Con un tipo de cambio competitivo, la industria mexicana podría dar un jalón adicional durante los próximos años, semejante al que ocurrió tras la firma del TLC en 1994, tomando en cuenta que en febrero se firma el TPP, iniciando otro ciclo económico interesante.

Una fuerte depreciación de nuestra moneda es altamente nociva para el conjunto de la economía cuando implica la detonación de un proceso de alza en inflación. Pero si no es así, es algo que quisieran muchas naciones para poder darle dinamismo a sus economías.

México puede estar ante una de esas oportunidades que se presentan pocas veces en la historia si logra combinar la coyuntura del nuevo acuerdo comercial, el tipo de cambio competitivo y las reformas que pueden abatir costos para incrementar la productividad de las manufacturas.

Sin duda alguna, la crisis en la economía, como en la vida diaria, a veces son necesarias para alcanzar nuevos niveles, esperemos que este sea uno de esos casos.

 

* Omar Huitrón es LNI y consultor en Andra Consultores Empresariales
Twitter: @Omarlara21
Correo electrónico: Omar.huit90@gmail.com

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