En el PAN hay encono, hay bajezas, pero también algo por lo que pelear: nada más el poder.
En el PRI hay una comedia de enredos que no excluye las envidias y la mala leche. Sólo que, lamentablemente, hasta ahora la disputa es unicamente por las migajas que escapan de la mesa.
Entre autobuses de campaña sin campaña; destapes a uno por semana; comidas de cumpleaños con discursos grandilocuentes; peticiones de pactos cuando nada hay que pactar, los priistas juegan a la política como si se tratara de un nintendo: fuera de la realidad, pero con las pulsaciones al máximo.
La conclusión salta: la mayor fuerza opositora no está construyéndose como oposición, salvo entre sus propios integrantes.
Con todos estos signos, queda claro que en Guanajuato veremos una contienda electoral de primera división A, en 2012, sin ideas, sin propuestas y, lo más grave, sin políticos creíbles. Bueno, ya estamos acostumbrados a este eufemismo que designa a la división de ascenso, en la que nunca ascendemos.