Tenían planteado un evento mastodóntico, en al explanada de la Alhóndiga de Granaditas, pero ante la escasa concurrencia optaron por trasladarlo a donde no desluciera y, finalmente, lo llevaron a cabo en el teatro Cervantes de la misma capital, a donde apenas se reunieron doscientas personas. 
Era la protesta formal de una fundación que en su nombre puede llevar su destino: “Juan José de los Reyes Martínez, El Pípila, A. C.” Es decir, un personaje cuya existencia ha sido puesta en duda por estudiosos de la historia y que sobrevive como mito vernáculo en nuestra entidad.
La encabeza formalmente el empresario celayense Guillermo Nieto Almeida, activo en política en el sexenio de Enrique Velasco Ibarra y párele de contar. Sin embargo, el verdadero motor de la agrupación es el líder cenecista Gerardo Sánchez García, quien sigue ocupando el 80 por ciento de su apretada agenda en temas guanajuatenses, aunque nadie sabe por qué pues ha dicho que no quiere ser candidato a gobernador.
Y, a la sombra del empresario y el líder, los operadores son otros dos exponentes de la modernidad priista del siglo XXI: José Huerta Aboytes y Tomás Bustos Múñoz, uno, ex funcionario corralista; el otro, ex diputado velasquista.
Con esos activos y esa prosapia, los integrantes de El Pípila pretenden “fomentar la participación ciudadana para un proyecto de desarrollo sustentable y ser permanentemente reflexivos y propositivos”.
Podrían empezar reflexionando sobre su escaso poder de convocatoria.
