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jueves, marzo 28, 2024

La línea de Bárbara Botello

Se adelanta la alcaldesa de León Bárbara Botello a ofertar al gobierno del estado su total disposición a ceder el control de la gendarmería en un mando único estatal por varios motivos y previsibles consecuencias.

Hasta hace unos días, el mando único fue una propuesta del gobernador 3M, lo que provocaba reticencias de los gobiernos municipales emanados del PRI, pero ahora que impulsa la misma medida el presidente Enrique Peña Nieto, ya no tienen ni para donde hacerse, entre las espuelas se llevan a no pocos alcaldes del PAN.

Otro de los motivos es que la alcaldesa de León, como cientos de los presidentes municipales que representa en una confederación nacional, es que repetidamente tropezaron con el mismo problema de la seguridad pública, dicho de manera más cruda no pudieron con el paquete ni veían por dónde.

La relación de los municipios con el gobierno federal en el tema de las corporaciones policiacas fue por lo menos truculento. A dos años de que estos alcaldes tomaron posesión de sus cargos, varios de ellos en Guanajuato todavía no logran remontar la tramitología para que la secretaría de la Defensa Nacional les permita portar armas a los cuicos.

La otra gestión para bajar los recursos del subsidio de seguridad a los municipios, Subsemun, es todavía un acertijo, las reglas, requisitos y controles son tantos y tan complejos que son pocos los alcaldes que reciben estos apoyos, lo que desde luego festeja la delincuencia, con un poder de fuego y tecnología muy superior al de los pobres uniformados.

En Guanajuato se añade que en esta materia de seguridad -y en todas-, las relaciones personales e institucionales entre el gobernador y la alcaldesa empezaron mal y siguieron peor, incluso en estas dos aristas del poder con dientes, plagadas de recelos y desconfianza, muy lejos de la colaboración institucional que ordena la Constitución Política local.

A un año de terminar su gestión, cuando el problema de la seguridad pública no se pudo, ya no se diga resolver sino al menos controlar o atenuar, los alcaldes y entre ellos la de León tienen que admitir el fracaso de una serie de recetas que intentaron, entre otras la de recurrir a los militares, los generales resultaron tan incompetentes y corruptos como los civiles.

Otro de los motivos para ceder el mando de las gendarmerías en una sola corporación estatal, es el tema de los dineros, el costo de las corporaciones y sus apéndices de tránsito, protección civil, bomberos etc. representarán de inmediato un alivio a las fatigadas finanzas municipales. Por el lado que se quiera ver son un problema menos, aunque el regateo es de pronóstico.

Con el mando único se conjuran de un plumazo todos los desacuerdos entre los municipios y la secretaría de Seguridad Pública estatal en la soterrada batalla por los exámenes de confianza. Ya ni caso tiene ahondar si las pruebas que se hicieron son confiables, ni el destino de los 700 elementos que resultaron no aptos para portar armas y un uniforme, pero a los que no se podía despedir porque no hay recursos para las liquidaciones laborales, además de que no se sabía a qué se van a dedicar después.

El anuncio de la alcaldesa de León de que se allana al mando único, es una señal política cargada de veneno. Jamás admitirá derrota alguna, por el contrario es la primera en responder en apoyo a las políticas presidenciales, jalando de paso a sus colegas de militancia en el estado, lo que dejaría la disidencia si todavía hay en el lado de los municipios gobernados por el PAN.

Se cura en salud Bárbara Botello al enfatizar en los preliminares de las campañas, que en el gran brinco de los mandos policiacos no hay riesgos político partidistas, un giro violento y radical hacia la institucionalidad y la colaboración entre los dos niveles del gobierno, con el que abjura de todo su discurso en su largo e inútil enfrentamiento con el gobernador 3M.

La entrega de la gendarmería en León, desde esta nueva óptica de colaboración institucional, igual deberá ser ejemplo para el mismo trámite administrativo en el resto del estado, por todo lo que les conviene a los alcaldes y por la oportunidad política de que sean otros los que purguen las corporaciones, varias de ellas señaladas de colaborar con el crimen organizado, a espaldas o con la anuencia de los presidentes municipales.

Hace unas semanas el, titular de Seguridad Pública Alvar Cabeza de Vaca, señalaba que había un adelanto hacia el mando único en 13 municipios, entre los que se incluyen los tres o cuatro que no tienen gendarmería, pero con el anuncio de la alcaldesa Bárbara Botello, esa proporción de un tercio podría llegar a más de la mitad de los 46, antes de que los legisladores aprueben la reforma.

Todo el esquema supone una carga extra de trabajo y responsabilidad para el gobierno estatal, que a cambio recibirá un paquete de nuevas reglas y facultades para fincar responsabilidades a los alcaldes, lo que institucionaliza el cabildazo y la recomposición política en los municipios que caigan en brazos del crimen organizado.

Un tema nada desdeñable para los uniformados, es que el mando único mejorará de inmediato sus condiciones laborales, incrementos salariales al doble en algunos casos y finalmente las prestaciones de ley, porque no tarda en descubrirse que algunos alcaldes les escamoteaban la seguridad social, o les obligaban a pagar el uniforme y la pistola.

Lo que falta ver es hasta dónde llega la reforma que se cocina en el senado, que podría superar la propuesta inicial del gobernador 3M. En lo político, el pronunciamiento de la alcaldesa de León es línea para los demás presidentes municipales, ya no caben resistencias, los que todavía se resistan a perder prestigio y poder se enfrentan a la defenestración, ese es el riesgo político partidista que les advierte Bárbara Botello.

 

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