Dos días antes de la Nochebuena de 1997 los mexicanos nos despertamos con la noticia de que un grupo paramilitar en Acteal, municipio de Chenalhó, Chiapas había ejecutado a 45 desplazados de guerra mientras oraban en una Ermita por la paz. Las víctimas, entre ellas 21 mujeres y 15 niños, pertenecían al grupo Las Abejas, afín al EZLN. En un macabro juego de guerra donde la policía estatal jugó el rol de yunque y los paramilitares el de martillo. Días antes de la masacre, el centro Fray Bartolomé de las Casas informó a Homero Tovilla, secretario de gobierno de Chiapas, de la amenaza. Mientras en la capital del país, Emilio Chuayffet Chemor, entonces secretario de Gobernación, andaba dormido o de vacaciones. Su cabeza rodó casi al mismo tiempo que la del gobernador Julio César Ruiz Ferro. En un régimen donde la muerte política era el peor de los castigos.
En septiembre de 2011; diez personas, 4 mujeres y 6 hombres, quienes bajo los nombres de Jane Doe numeradas del 1 al 4 y John Doe, numerados del 1 al 6, se presentaron ante la corte de distrito de Harfort, Connecticut (lugar de residencia del expresidente Ernesto Zedillo que ahora es titular del Centro de Estudios para la Globalización de la Universidad de Yale) y representados por un despacho de abogados de Miami, Florida dijeron ser sobrevivientes de la masacre de Acteal y solicitaban entre otras cosas una indemnización de 50 millones de dólares. Voceros de la organización Las Abejas se dijeron sorprendidos y no tenían idea de quiénes eran los demandantes ni quién estaba cubriendo los honorarios de los abogados. Agregaron que el anonimato por temor a represalias era ridículo y sospechoso. Pero que sí, que estaban de acuerdo en que se llevara a Zedillo ante la justicia. Esta información fue dada a conocer a detalle por el diario The New York Times y presenta información clave para deducir la mano detrás de la demanda.
El caso tomó un giro interesante a partir de que el semanario inglés The Economist sugirió que detrás de la demanda a Zedillo por la matanza de Acteal había un revanchismo político más que un interés legítimo en la justicia. Y bueno, usted debe saber el nombre del único enemigo declarado de Ernesto Zedillo. Le doy algunas pistas, es autor de grandes y elocuentes frases tales como: No se hagan bolas y la más reciente; voy a tener que hacerme una cirugía plástica para quitarme la sonrisa.
Finalmente, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos otorgó inmunidad diplomática al expresidente Zedillo por sugerencia de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México donde el aparente motivo fue la falta de fundamento legal de la demanda.
En el Radar
El Presidente Electo, Enrique Peña Nieto, llegó a Durango el pasado 6 de septiembre para realizar un recorrido en el Hospital General de Especialidades. A los invitados los citaron a las 9 de la mañana y los encerraron en el lugar hasta las 12 que llegó el mexiquense para evitar cualquier viso de protesta. Extraños usos y costumbres de los nuevos tiempos políticos.
Columna publicada en el diario El Gráfico.