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jueves, abril 24, 2025

La vida en una mesa y un tubo: el mundo de los table dance

León, Gto. En la ciudad, hay 15 table dances, también llamados “centros nudistas”. Probablemente, serán los únicos que queden.

El pasado 10 de febrero, el Gobernador del estado de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez, presentó una iniciativa de ley al congreso local para que ya no se les otorgue uso de suelo a los Table Dance, debido a la “descomposición social” que ocasionan.

Table dance (2)

En León hay 15 table dance

Lo cierto es que esa “descomposición” que señala Márquez se da en todos los extremos y clases sociales de la ciudad. Ya sea en el área de Centromax o por la carretera a San Francisco del Rincón, en table dances que cobran un cover y una cerveza a 50 pesos, o uno donde el acceso cuesta 25. Además que desde el 31 de enero Juzgado Primero de Distrito en Materia Administrativa reconoció que la prostitución es una forma de trabajo más, y aunque no había ley que la prohibiera, ahora la autoridad la avala.

Las trabajadoras saben que su labor es difícil, y que en el caso de que Márquez no permitiera abrir más centros nudistas, perjudicaría a toda una industria. En eso coinciden desde “teiboleras” que cobran 500 pesos por bailar durante cinco minutos hasta 150 por seis.

El Paraíso Perdido

El Garden of Angel’s es uno de los table dance más prestigiosos de León. Ubicado cerca de Centro Max, sus luces rojas y temática alusiva al Paraíso y al Infierno. A la entrada, hay guardias que cachean a los clientes, pero después el trato rudo concluye cuando una muchacha los recibe con un beso en la mejilla y una sonrisa. Comparado con los table dance del D.F. no es muy grande. Temas musicales como Alors on danse de Stromae, The riddle de Gigi D’agostino o Wrecking ball de Miley Cyrus sirven para ambientar el lugar y llevar el ritmo a las muchachas. Hay tres tubos y las muchachas varían.

Normalmente, son entre 8 a 24 chicas. Por ejemplo, si es viernes de quincena abundarán, pero si es martes a final de quincena, serán menos. Se les paga por día 800 pesos por bailar tres veces en pista y desnudarse. Eso es la planta. La comisión de que un cliente les invite una copa es del 30 por ciento. Doscientos cuesta un baile privado de 2 minutos. Quinientos baile privado de 5 minutos. Mil pesos, el baile privado de 10 minutos. Dos mil 500 privado de 30 minutos (lo que implica ocasionalmente una relación sexual).

Algunas de esas chicas trabajan allí porque buscan una mejor calidad de vida, y prefieren un table dance porque la contratación es más rápida que pasar por un departamento de recursos humanos. Algunas tienen días viviendo en León y ni siquiera tienen techo propio.

Cassandra, por ejemplo, es oriunda de Guadalajara y llegó hace dos semanas a La Capital del Calzado. Ellas duermen en el mismo table, pero en otros, como los ubicados por la salida a Lagos de Moreno, los cuartos son en obra negra, con colchones viejos, sin bases, montones de vestuario a los lados, huelen mal y hay ratas y pulgas. Lo cierto es que Cassandra asegura que agradece cuando un cliente la trata con respeto.  “La gente nos ve nomás a nosotras, pero detrás de nosotras hay todo un grupo de gentes: meseros, garroteros, barmans (sic) decoradores, deejays. Cuando uno habla de tables piensa en las chicas pero no en todo lo que hay detrás… todo el decorado no te cuesta dos pesos”.

La dinámica es simple: una cerveza cuesta 50 pesos. Las chicas se sientan en tus piernas. El cliente llega y platica con la chica. Después, si hay una buena química, se le invita una copa… pero hay chicas “de copa” y “de botella”… y la botella cuesta mil pesos. En ese caso, se van a un privado con cortinas. De acuerdo a la negociación, puede ser beso, faje o sexo. Cuando alguien se sobrepasa llaman a seguridad y sacan a la persona.

Aunque no en todos los tables de León hay personal siempre al pendiente.

El llamado de la selva

La contraparte de Garden of Angel’s es La Selva. Ubicado a la Salida de la ciudad, por la carretera León-San Francisco Del Rincón, en mitad de la carretera, ya entrada la madrugada un hedor insoportable penetra en la nariz de los clientes, se debe a los productos de la Química Central de México. El cover cuesta 25 pesos y no hay guardias a la entrada, salvo un muchacho que funge como taquillero.

El interior del table es similar a un salón de fiestas, con plantas de ornato dispersas por todo el lugar para dar un aspecto “selvático”. Siete chicas trabajan hasta entrada la madrugada, quienes esperan en una mesa su turno para bailar, ya sea en el escenario o en un privado con un cliente.

A las “teiboleras” se les paga 300 pesos más propinas, y el privado cuesta 150. De acuerdo con el gerente, La Selva tiene más de ocho años en pie. Las canciones que los clientes escuchan son del género de banda o Ten cuidado con el corazón, de Alejandra Guzmán. La clientela es de clase social media y media baja. Obreros, zapateros, pespuntadores o empleados de ferias ambulantes. Luces verde neón iluminan el lugar.

Jessica, una chica con algo de obesidad sube a bailar al ritmo de Golosa y glotona, de Factoría. Hay quienes le gritan “¡Petunia!” o “gordibuena”. Jessica hace caso omiso y continúa con su baile mientras su público sostiene cervezas.

Mimí tiene 27 años y desde hace 4 meses trabaja en La Selva. Por seis minutos de baile en un privado cobra 150 pesos. Ella, como todas sus compañeras, ignora que Miguel Márquez Márquez no quiere que hayan más table dances. No es muy conversadora con los clientes que pagan por sus bailes. Sabe mantener un margen entre trabajo y amistad. A diferencia de Emilio, el gerente, un hombre alto y robusto que está consciente que si no se abren más tables se cerrará una importante fuente de trabajo. “Si estos tubitos, así como los ves de delgados, sostienen familias”.

Las muchachas, cuyas edades oscilan entre los 20 y 27, suben al escenario a bailar, y después regresarán a León, cuando aún sea de noche y ni las luces del alba iluminen la carretera.

Vamos con Juanita…

Una de las “casas de mala nota”, es decir, eufemismo para “burdeles” más comunes en León es la llamada “Casa de Doña Juanita”, ubicada por la periferia de León y a unos pasos de una caseta de policía.

Sin duda, un secreto a voces y uno de los burdeles más conocidos de León, tanto, que si se escribe en Google aparecerá al instante. La forma de ubicarla aparece en Yahoo Respuestas, y los comentarios, informan: No entiendo porque ir a buscar wilas hasta ese lugar que está hasta la madre de lejos habiendo un rico surtido de carnes en su jugo en el “Flamingos” (…) en León  por tanto fisgón de solo va a calentar la vena y “nada de nada”. Si te decides ir al “Juanitas” pregunta a los nativos o aborígenes de esa zona clandestina o de perdis a los Polis de la caseta”.

A la entrada, un foco rojo anuncia que hay servicio. Adentro de la casa venden cervezas. Mujeres seducen a los clientes.¿Cuánto cuesta cada una? Todo depende del acuerdo a que se llegue. También hay hombres que cuidan que alguien no se sobrepase con las muchachas. Al fondo, en la cocina, Esta una mujer cuya edad es de más de setenta. Ella es la famosa Juanita, una de las “madames” más célebres de León. “Yo te consigo lo que quieras” le dice a los clientes. “Nomás es cosa de que las muchachas estén de acuerdo. Hasta teiboleras si quieres, es cosa de buscarle”.

Las empleadas de Juanita esperan su turno. Como siempre, es cuestión de llegar a un acuerdo con el cliente.

Tubos derechos

Para Gabriela Naranjo, directora del Programa Universitario de Derechos Humanos de la Ibero León, la cuestión va más allá de la descomposición social o una fuente de trabajo:

“hablando del tema laboral, no podemos olvidar que parte de los derechos fundamentales que todos tenemos es dedicarnos a toda actividad que queramos realizar siempre y cuando esta no atente contra el orden jurídico. En cuanto a la libre decisión de dedicarse a una actividad laboral, no habría una situación legal problemática”.

El tema es, advierte Naranjo, las condiciones de trabajo, que van mucho más allá de un comentario que pudiera ser discriminatorio u ofensivo, sino también las condiciones de trabajo bajo las que se está colaborando en una empresa o institución”.

Prosigue: “en cuanto al trato digno hacia las mujeres, no se deben presentar en ningún espacio un lugar donde se les denigre (…) como mujer debería tener la garantía de hacerlas sin que se me trate de forma discriminadora y denigrante sin que mi dignidad como persona se vea vulnerada. El tema no es un centro nocturno. Es en general. Es el pedacito de una realidad que se viven no solo en el estado, sino en todo el país”.

Efectivamente, si una legislación interna a nivel estatal o nacional no da una protección suficiente, hay protocolos a nivel internacional que señalan las garantías laborales para las personas dedicadas al sexo servicio.

Bernardo Monroy
Bernardo Monroy
Reportero y escritor de medios digitales.

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