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jueves, abril 25, 2024

Las historias de dolor detrás de la Marcha de la Paz

Poco a poco, paso a paso, la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad avanza por las calles del Distrito Federal, por avenida de los Insurgentes, esperando llegar a Ciudad Universitaria esta tarde. Según las estimaciones del gobierno del Distrito Federal habrían 700 personas marchando, mientras Protección Civil del DF asegura que son alrededor de mil 500.

La marcha demanda un cambio radical al gobierno del presidente Felipe Calderón, cuya estrategia de militarización para combatir el narcotráfico ha dejado casi 40 mil muertos, además de una cantidad indefinida de personas huérfanas, viudas, desplazadas y mutiladas.

Entre los participantes, abundan los casos de dolor por crímenes cometidos un joven, hijo, hermano, esposo… Como la historia de Teresa Carmona, quien marcha y lleva en lo alto la fotografía de su hijo Joaquín, asesinado en agosto de 2010 en su departamento en la ciudad de México.

“Mi hijo tenía 21 años; estudiaba arquitectura, era el tipo de personas que necesita México”, dice Carmona, que camina a unos pasos de Julián LeBaron, cuyo hermano Benjamín fue asesinado en julio de 2009.

El caso conmocionó al país porque Benjamín era líder de una comunidad que se había enfrentado al crimen organizado.

La marcha ha sumado apoyos de todos los sectores de la población y su impacto en la prensa nacional e internacional obligó al presidente a cambiar el discurso de descrédito a las críticas que había tenido en las últimas semanas.

El miércoles por la noche, horas antes de que se iniciara la marcha, Calderón lanzó un mensaje televisado en cadena nacional para pedir comprensión y apoyo a los mexicanos en su estrategia contra el narcotráfico. “Hay quienes, de buena o de mala fe, buscan detener la acción del gobierno”, sostuvo.

Pero el jueves, después del impacto que tuvo el primer día de caminata, el presidente envió un comunicado expresando el “respeto” a la marcha y “a cada uno de quienes la integran”.

“El gobierno federal es sensible a los ciudadanos y a su exigencia de tener un México sin violencia”, decía el texto oficial, que sin embargo no mencionó la posibilidad de cambiar la política de seguridad.

Desde Coajomulco, un poblado del estado de Morelos donde los manifestantes pernoctaron, Sicilia respondió: “Esperemos que no sea una demagogia, que haya hablado su corazón y no el político y que verdaderamente salga con toda la clase política a oírnos en silencio, a escucharnos, a recibir el mensaje y a decir sí, la ciudadanía tiene razón”.

El presidente “nos pidió que lo comprendiéramos, y yo le digo que nos comprenda: traemos hijos muertos, traemos miedo, traemos familias amenazadas, mucho dolor”.

Es la marcha de los padres, de las madres, de los hermanos. No son muchos: en los momentos más intensos han caminado junto a Javier Sicilia apenas un millar de personas, casi siempre en silencio. Han recorrido más de 40 kilómetros y en cada lugar donde se paran reciben muestras de solidaridad.

Con información de agencias.

Martha Silva Moreno
Martha Silva Moreno
Editora y reportera en Zona Franca. Correo electrónico: marthasilva@zonafranca.mx Twitter: @marthax

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