En torno a las redes sociales se ha dicho prácticamente de todo. Desde las justificadas alertas sobre los riesgos que implican para la seguridad y la privacidad personales, hasta su capacidad para informar y democratizar informaciones que en determinadas circunstancias no circulan o tardan en circular en los medios –llamémosle así- tradicionales de comunicación.
En ese sentido, hay quienes han augurado que facebook, pero sobre todo twitter, pronto sustituirán a los medios de comunicación en lo que a la generación y difusión de noticias; visión un tanto exagerada por el momento, porque, a pesar de la eficacia del instrumento, el manejo de las técnicas de información sigue siendo, y por el bien de la sociedad, debe seguir siendo, una cuestión profesional.
Es decir, las noticias no son meros recuentos o anuncios de sucesos; las noticias tienen un tratamiento y análisis; las notas también se editorializan; y evidentemente, el trabajo de investigación periodística tiene una metodología y una sistematización.
Teniendo en consideración lo anterior, el reto para quienes estamos dedicados profesionalmente a la comunicación, se encuentra en cómo utilizar herramientas tan eficaces, alternativas casi siempre a los medios tradicionales, e analizar, investigar, opinar e informar en torno a la realidad social.
Así las cosas, vale la pena preguntarse cuántas personas podrían ser consideradas como “verdaderamente influyentes” en redes sociales, y en particular en twitter. La cuestión es socialmente relevante porque ya hemos sido testigos de cómo varias personas, y hasta funcionarios públicos, se han visto en serios problemas por exabruptos que son denunciados y “viralizados” en twitter.
De acuerdo con un reciente estudio publicado por Jon Bruner, y difundido por The Atlantic y O´Reilly Radar, la realidad es que Twitter tiene muy pocas figuras realmente influyentes, en lo que al número de seguidores y su capacidad de toma de decisiones o compras se refiere.
Por ejemplo, según Bruner, tomando como referencia el análisis de 400 mil cuentas de usuarios de twitter; y retomando los datos de únicamente aquellas que emitieron al menos un mensaje en los últimos 30 días, la mediana de seguidores resultó ser el frío número de 61.
El análisis de Bruner es interesante, porque divide en deciles a la tabla de usuarios que analizó. Así, lo resultante es sorprendente: el 10% de usuarios con menos seguidores es de un promedio de 3 por cada cuenta; mientras que en el segundo decil (20%) de los usuarios, el promedio de seguidores es de 9.
Siguiendo la tabla de Bruner, sólo el 10% más alto de la tabla consigue tener más de 450 seguidores; de hecho, justo en el 90%, la media es de 458; de esta forma, si alguien tiene 819 seguidores estaría entre el privilegiado 5% más seguido en esta red social. En el estudio de Bruner, quien tenga más de 2,991 seguidores estaría entre el 1% más “cotizado” en twitter; mientras que sólo el 0.01% estaría por arriba de los 24,964 seguidores.
Sobre este tema debe considerarse además que, al menos por lo que se puede observar en México, quienes tienen una mayor exposición en medios de comunicación “tradicionales”, son quienes también tienen mayor número de seguidores en twitter. Por ejemplo, Carlos Loret de Mola y Joaquín López Dóriga, son quienes, entre las y los comunicadores, tienen un mayor número de “followres”.
Hay casos sumamente interesantes de otras personalidades quienes, sin tener tal exposición mediática tienen un muy alto número de seguidores. Por ejemplo, Miguel Carbonell y John M. Ackerman, son dos académicos que tienen más de 120 mil seguidores, cada uno de ellos. Otro caso altamente significativo es el de Lydia Cacho quien ha llegado, fundamentalmente gracias a su activismo, a prácticamente 350 mil seguidoras y seguidores.
Hay otras presencias afortunadas y casos sorprendentes; por ejemplo, el del académico Héctor Díaz-Polanco, quien en menos de un año ha acumulado más de 12 mil “followers”.
Esta información debe ponerse en perspectiva, pues si se comparan los niveles de “audiencia” en twitter (si es que vale el término), de quienes son considerados como líderes de opinión, respecto del mundo de la farándula, los números son francamente preocupantes, pues son Anahí, Dulce María y Thalía, quienes concentran el mayor número de seguidores en la red social de mayor relevancia en términos de opinión pública en el país.
Lo que en síntesis nos enseña el estudio de Bruner es que en twitter hay realmente muy pocas personas que tienen una influencia que pueda ser considerada como masiva; esto sin dejar de reconocer que quienes son usuarias y usuarios de twitter son generalmente personas que están en los deciles más altos de ingreso, escolaridad e interés por la información.
Ante estos datos, el mayor error que se puede cometer es despreciar lo que está pasando en internet; antes bien, estudios como el llevado a cabo por Bruner deberían promoverse, y rápidamente, en nuestro país; porque ante los datos disponibles, puede ser que estemos perdiendo relevantes oportunidades de negocio, por un lado; pero sobre todo, quizá estemos subestimando uno de los instrumentos que, desde mi perspectiva, en mayor medida podrían contribuir al diálogo y el ejercicio democrático en México.
Twitter: @saularellano