De gira por Guanajuato, el presidente Felipe Calderón no sólo inauguró obras públicas y privadas, sino que se dio tiempo para hacer política y lanzar mensajes. El primero de ellos, muy significativo, fue el de cambiar la sede de la comida de Irapuato a León, en una decisión de última hora.
Allí, en un discurso ante representantes empresariales, de los medios y el estamento gubernamental de los tres niveles, fue más que claro en su alianza con Juan Manuel Oliva, la cual pasa por encima de los temas que le han generado polémicas locales al gobernador.
“A ver si me ayudas a adquirir los derechos de vía del ferroférico en Celaya, como le hiciste con el terrenito de la refinería”, le soltó a quemarropa el inquilino de Los Pinos al mandatario estatal, borrando de un plumazo la fabricación de conspiraciones en torno a la decisión y el método para adquirir 900 hectáreas en el corazón del Bajío, en 2009.
Si Oliva estaba contento por el descontón que sus operadores le propinaron a las otras corrientes panistas el domingo pasado, este martes, tras la visita presidencial, la sonrisa no le cabía en la cara.
