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viernes, marzo 29, 2024

No podemos exigir paz con justicia a mentadas de madre, dice Sicilia en SLP

“La rebelión es un derecho”. Es una de las tantas consignas que, camino a Ciudad Juárez, proclaman en mantas o en playeras los integrantes de la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad que este domingo arribó a la capital potosina, donde fue recibida entre cantos que pretenden protestar por la inseguridad, poesía que retuerce el lenguaje para condenar la guerra que se impone y una interminable lista de historias trágicas, iguales y diferentes a la vez, todas dramáticas.

Una parte de la multitud congregada en la plaza central tiene ya un veredicto de los culpables y corean: “Los asesinos, están en Los Pinos”, un estribillo en un sector de los asistentes que señalan al inquilino de la residencia presidencial como el responsable de este saldo trágico de una guerra, dice Martín Fas, sin sentido.

Toma la palabra el poeta Javier Sicilia que resume la larga cadena de desgracias personales que le han precedido al insistir en la necesaria visibilización de las víctimas, de darles rostros, porque ya no es un asunto de la izquierda o la derecha, de pobres o ricos, sino de un agravio a la nación.

“La impunidad es la otra cara de la inseguridad. Hay que hacer emerger los rostros, pues al visibilizarlos le decimos al gobierno no somos cifras –insiste–, no somos bajas colaterales. Son vidas amputadas y no nos pueden tratar así porque eso es genocidio, crimen de lesa humanidad, eso se llama poca madre.”

Sicilia es enfático en la condena: “Y esto no se refiere solamente a Felipe Calderón, al Presidente de la… Entonces el silencio de la multitud se rompe cuando emergen mentadas de madre contra el mandatario. El poeta también estalla, su parsimonia discursiva y poética revienta y molesto exige cesar los insultos a Calderón.

Crítico implacable del Presidente, Sicilia reclama a gritos: “La paz no se alcanza a mentadas de madre. La violencia empieza con las mentadas de madre, quieren eso. Nosotros estamos tratando de cambiar el corazón de la clase política y ustedes están también alimentando el odio. Estamos recorriendo el país para juntar la paz, el consuelo. ¡Por el amor de Dios!”

Sicilia evoca a Gandhi y reclama cambiar la actitud. “¿A dónde vamos con esto? ¿Vamos a exigir la paz con justicia y dignidad o vamos a terminar como ellos? ¿A dónde vamos con esto? La lucha es por la paz y esta no se hace mentando madres, si no nos entendemos no tiene sentido lo que estamos haciendo. Basta de alimentar odios”.

En esta lógica, Sicilia dijo que hay otras armas para confrontar a la autoridad, como es el propio Pacto Ciudadano que propone la organización. Y si no, dijo, existe el boicot o la desobediencia civil.

La multitud calla entonces. Difícil momento para quienes el tiempo no les ha prodigado el consuelo que pregona el poeta y acuden al encuentro aún dolidos. A su paso, la caravana convoca historias dramáticas con la consigna de hacerlas públicas, de terminar con su anonimato. Es una suma de tragedias y de dolores, dice Fas, a nombre de quienes reciben la movilización en esta ciudad.

El saldo de la entidad parece trágico cuando se difunde la situación: es el estado con la tercera más alta tasa de impunidad, 93.7 de los casos no se esclarecen: una de cada 15 denuncias no terminan en el castigo del delincuente. Es la tercera entidad con mayor número de extorsiones.

“Llegan a un estado dolido por el miedo –dice Fas en el inicio de la concentración–, como parte de su recorrido por esta geografía del horror en el país”, por esta guerra. Cita el caso de Manolo, un joven secuestrado, cuyo destino ha consumido a la familia. Es el preámbulo de una serie de testimonios de desgracias. Un hombre intenta relatar la historia de su hijo, igualmente desaparecido; la voz se le quiebra y con dificultad continúa el relato, para concluir implorando perdón a la multitud por el llanto que le interrumpe. Secuestros, asesinatos son denunciados y los indígenas wirrarikas aprovechan el espacio para denunciar la pretensión gubernamental de concesionar a compañías mineras sus lugares tradicionales, de avasallarles sus espacios ancestrales.

Alma, integrante de la comisión de bienvenida a la caravana denuncia: en días pasados, llegaron a San Luis Potosí otros 800 soldados para apuntalar la estrategia militar fallida. Y contrasta con las cifras de la pobreza que dan cuenta de 1.3 millones de potosinos en condiciones de pobreza, el 55.3 por ciento de la población.

Con información de agencias.

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