PAN: convalidar la degradación
La degradación de los partidos políticos en México ha llegado a niveles insospechados. En buena medida las imposiciones y hegemonías internas, potenciaron ese deterioro que ha terminado por acrecentar las redes de complicidad y corrupción.
En el caso del PAN, el abandono de las contiendas internas rápidamente provocó que el instituto se mimetizara junto al PRI, provocando con ello su estrepitosa caída en las elecciones presidenciales.
Creyeron entender la moraleja. El grupo hegemónico que hasta ahora lideraba Ricardo Anaya pensó adaptarse y se encaminaron a un proceso interno para elegir la nueva dirigencia, que ayer dejó serias dudas sobre su legitimidad.
Marko Cortes se convirtió en el nuevo líder nacional gracias a una marejada de funcionarios en los estados donde todavía gobiernan, más los militantes emergentes que lograron integrar. Estructuras estatales bien aceitadas por sus aliados, terminaron por consumar la operación.
No se podría entender de otra manera, pues con una participación apenas del 60 por ciento de los 280 mil militantes que tiene el PAN, el 79 por ciento decidió irse con el candidato que representó y se ligó directamente con las estructuras de complicidad.
Al final, este proceso sólo terminó por convalidar la degradación de Acción Nacional desde sus urnas. Las escisiones no se han hecho esperar y apenas comenzará a conocerse su magnitud.
Con un nuevo dirigente con ese perfil y los que integran su cúpula ¿cómo podría ser el PAN la oposición que se requiere? Las respuestas no son nada halagüeñas.
Policías Municipales, retomar la responsabilidad
El papel de los municipios en materia de seguridad no tiene vuelta. Son los primeros responsables de atenderla. En Guanajuato, son esas corporaciones las que tienen la obligación de remontar sus vulnerabilidades.
El gobierno que encabezó Miguel Márquez apostó por seguir la estrategia del Mando Único, en donde el estado asumió la responsabilidad de la seguridad pública en algunos municipios cuyas corporaciones se encontraban debilitadas, o como en el caso de Salamanca, existían sospechas de que el crimen organizado estuviese infiltrado.
A tres años de que se impulsó esta estrategia, el remedio salió peor que la enfermedad. Ahora las corporaciones municipales son prácticamente inexistentes en donde operaba el Mando Único y tendrá que ser responsabilidad de los alcaldes que acaban de asumir sus cargos, el ponerlas en marcha desde cero.
Empezando con tratar de reclutar a ciudadanos valientes que decidan participar dentro de las corporaciones de seguridad. Para esto, habrá que garantizar que tengan sueldos competitivos y la garantía de que sus vidas y las de sus familias están a salvo.
Algunos municipios ya concluyeron el convenio de Mando Único que sostenían con el gobierno estatal y la retirada de los elementos de las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado será paulatina, pero viene el reto gigante de tener policías municipales capacitados y confiables, además de dotarlos con los recursos técnicos y tecnológicos suficientes.
En otras localidades, el Mando Único todavía opera en su totalidad, pero con menos de 20 policías por turno. Una cantidad realmente insuficiente si se toma en cuenta el número de habitantes de cada municipio y los problemas de inseguridad que se presentan día con día.
El gobierno que encabeza Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, a través de su vocero en materia de seguridad, Marco Antonio Sánchez Aparicio, ya se comprometió a que el estado estará apoyando a los municipios a través de fondos que irán encaminados únicamente a la seguridad.
Ahora falta ver el compromiso de los municipios.
*Con la colaboración especial de Carmen Martínez
