Diego Sinhue Rodríguez Vallejo ha estado muy presente en los medios. Primero porque el Tribunal Electoral del Estado de Guanajuato lo absolvió de las quejas interpuestas por diferentes partidos, en su contra, por el uso de recursos públicos para promoción personal con tintes políticos; y luego por su pachangón cumpleañero.
Dos temas que dan mucha tela de dónde cortar y que el senador,- y su virtual contrincante a la candidatura del PAN a la elección estatal del 2018-, Fernando Torres Graciano no quiso aprovechar, y por el contrario prefirió evitar el tema.
Torres Graciano apareció en un foro de seguridad, que él mismo organizó junto a Ricardo Sheffield Padilla, Los medios esperaban una declaración mordaz o mínimo grillera sobre los temas vigentes sobre Diego Sinhue… pero nada pasó.
El senador dijo que no hablaría al respecto porque el único tema que le interesaba tocar era el de la inseguridad en Guanajuato. Bastante raro, porque Torres Graciano no acostumbra quedarse callado y siempre tiene un comentario que darle a Diego Sinhue.
Habrá que esperar hasta otro día para que a Torres Graciano se le suelte la lengua y pueda dar una opinión sobre la exposición que continúa teniendo Diego.
Montero abandonado, Diego reforzado: la elección de Pablo César Carrillo
La señal más clara de que la gestión Raúl Montero de Alba, al frente de la Procuraduría de los Derechos Humanos, es la más alejada de los valores y principios que deben guiar a ese órgano autónomo, la acaba de dar su nueva adquisición: el vocero de la dependencia Pablo César Carrillo.
El periodista contratado para cubrir las deficiencias de Montero para atender los requerimientos de los medios de comunicación, una labor que debe ser consustancial a la función del Ombudsman, cuyo mayor valor es el de su credibilidad ante la opinión pública, fue uno de los más relevantes asistentes a la “cargada” a favor de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, en ocasión de su cumpleaños.
Si la mujer del César “debe de ser honesta y parecerlo”, el vocero del defensor de los derechos humanos de Guanajuato en los tiempos que corren puede emplear su tiempo libre en muchas cosas, menos en aparecer como el más conspicuo de los asistentes a un banquete preelectoral del principal aspirante panista a la gubernatura.
Si Pablo César Carrillo fue motu propio, malo; si fue enviado a una especie de “scouting” por los funcionarios en el entorno de Raúl Montero, peor.
¿Qué tiene que hacer un funcionario encargado de defender los derechos de los ciudadanos guanajuatenses frente a los abusos de poder, en una comilona donde se celebra a un funcionario que busca posiciones de poder?
La situación ocurre además en una coyuntura muy especial. Apenas pasó un año y el procurador no ha logrado legitimarse: sus acciones lo han llevado a que sea considerado como el ombudsman más blando que ha tenido Guanajuato, sin contar con los escasos conocimientos en la materia que ha dejado de manifiesto.
No es extraño cuestionar a Raúl Montero sobre las actividades diarias de la Procuraduría de los Derechos Humanos y que no pueda entrar en detalles por desconocer de los temas; sin embargo, los primeros meses que estuvo al frente de la oficina iba acompañado de los cercanos colaboradores de su antecesor, el ahora secretario de Gobierno Gustavo Rodríguez Junquera.
Asesores y personal de comunicación asistían al inexperto ombudsman guanajuatense, que prefiere escabullirse de la prensa antes que ser cuestionado.
El sequito de colaboradores que le heredó su antecesor parece que ya se terminó, ahora que acude a los eventos sin el personal de apoyo anota los números de reporteros con la promesa de enviar información que no pudo proporcionar en la entrevista.
Sin embargo, su vocero, ocupado como está en hacer méritos ante uno de los posibles candidatos a la gubernatura en 2018, parece equivocar sus prioridades y olvidar sus actuales responsabilidades.
Qué tristeza y qué pena: Raúl Montero está lejos está de legitimarse, y ya parece que cada día se ha quedado más solo.
*Con la colaboración especial de Carmen Pizano