Aunque autoridades japonesas han repetido una y otra vez que “Fukushima no es Chernóbil”, lo cierto es que la escala internacional de accidentes nucleares (INES), equipara ambos eventos como nivel 7, el máximo. En consecuencia, la OCDE busca cambiar la escala para que Fukushima sea un 7 y Chernóbil un 8, y el sistema, creado en 1990, quede actualizado.
Esta propuesta de modificación ocurre luego de los accidentes nucleares que hicieron que en Fukushima haya habido una fuga al 10% del material expedido en la de Chernóbil, luego del sismo y posterior tsunami de marzo pasado.
Autoridades de la OCDE son partidarias de “superar esa contradicción con una reforma” del sistema, pero que “solo debería hacerse una vez que Fuksuhima esté bajo control y siempre que no haya nuevos escapes radiactivos”.
El director general de la Agencia Nuclear de la OCDE, el español Luis Echávarri, explicó que la oferta es pedir al Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) de la ONU que modifique la escala INES. “La escala es un instrumento para informar al público, no de gestión técnica. Y se ha visto que hay una contradicción entre darle un 7 a ambos accidentes e intentar explicar que son diferentes”, señaló Echávarri.
Al anunciar el cambio en la escala, la Agencia de Seguridad Nuclear japonesa (NISA) insistió en que en Fukushima no había explotado el reactor (sino el hidrógeno), que no había trabajadores muertos, que la radiactividad no impedía trabajar del todo en la nuclear y que la emisión era un 10% de la de Chernóbil. Japón ya apuntó entonces que si la escala se hubiera diseñado hasta el 8, Chernóbil estaría un peldaño por encima de Fukushima.
El incipiente movimiento antinuclear sigue adelante: ayer en Tokio hubo una manifestación para pedir este replanteamiento de la política energética.
Con información de El País.
