En un programa en televisión nacional, un grupo de analistas conducido por Leo Zuckermann, Jorge Castañeda, Héctor Aguilar Camín y Javier Tello, a partir de una encuesta nacional, hacen un interesante balance del primer año de gobierno de Peña Nieto; los resultados son negativos, la percepción social generalizada de la sociedad mexicana muestra una calificación reprobatoria a la gestión presidencial. A pesar de las bondades que ha tenido para el Gobierno Federal la formación del Pacto por México promovido por los tres principales partidos nacionales, cuyos productos legislativos, no bien comprendidos ni conocidos por la mayoría de la población, salvo la reforma fiscal, son bien calificados, los puntos más negros apuntan a la economía principalmente y a la seguridad.
Un gobierno que, bajo el principio de mucha política y poca administración, ha dirigido sus mayores esfuerzos a impulsar algunas reformas, como la laboral, heredada del Presidente Calderón, la de telecomunicaciones y la educativa principalmente, que tantos dolores de cabeza le ha dado al gobierno y a miles de ciudadanos, de las que la sociedad no percibe aún ninguno de sus beneficios a pesar de haber entrado en vigor, ha descuidado elementos fundamentales que repercuten en el bolsillo de todos los mexicanos. Temas tan sensibles para las familias mexicanas derivadas de la caída de la economía que hacen ver que en tan sólo un año ésta se ha hecho añicos; La administración de Peña se enfrenta a una reducción en las expectativas de crecimiento para el cierre del año, de 3.1% a 1.3%, que ha estado desprovista de una política afirmativa de crecimiento y de un deficiente ejercicio del presupuesto del sector público afectado por subejercicios que tienen paralizada a buena parte de nuestra planta productiva y que no ha fomentado el empleo; basta ver que en Guanajuato, por ejemplo, este año de los más de 10 mil millones de pesos destinados al apoyo a las pequeñas y medianas empresas, a pesar de haberse presentado los proyectos en tiempo y forma, el gobierno federal no bajó a Guanajuato ni un centavo del tan cacareado Instituto Nacional del Emprendedor y por otro lado, la impopular reforma fiscal tan criticada que no fomenta el crecimiento y frena la inversión así como el proyecto de endeudamiento cuyas consecuencias habrán de sentirse con mayor gravedad el año próximo, hacen sentir a la mayoría que este gobierno no da pie con bola y que las expectativas generadas al inicio del sexenio quedaron en nada.
En materia de seguridad, pese al discurso oficial, las cifras no son tampoco alentadoras en la realidad, los delitos de alto impacto como la extorsión y el secuestro, así como el robo a casa habitación siguen en aumento y una situación de violencia que aún prevalece en algunas zonas del país cómo Michoacán, Tamaulipas y Guerrero. “Peña inició con un nivel muy alto de expectativas que se fueron diluyendo debido a las variables económicas que no han favorecido a la sociedad mexicana y a la inseguridad, que heredó y eliminó de su agenda y de la de los medios de comunicación aparentemente por consigna, hasta que la realidad le ganó y el problema sigue en las mismas”, aseguró Agustín Basave, académico de la Universidad Iberoamericana. La estrategia contra la inseguridad ha quedado diluida en el imaginario colectivo que sigue viendo y viviendo los graves problemas que parecen no resolverse, contrario a lo que decían los mismos priistas que decían tener la estrategia correcta para atender este cáncer nacional.
Es el primer año, hay aún cinco por delante, está por resolverse la reforma política, que dicho sea de paso, considero que no vendrá a fortalecer nuestra incipiente democracia, habida cuenta que de lo que aun funciona bien en el país es el IFE y se busca, en un proceso recesivo, sustituirlo por el Instituto Nacional de Elecciones (INE) centralizando las decisiones electorales en un gran órgano electoral desapareciendo los órganos estatales autónomos, puesta como ariete para abrir paso a la reforma energética, cuyos contenidos, de aprobarse, tendrá que explicarse con detalle a los mexicanos, pero sobre todo, que sus frutos realmente lleguen a aliviar la economía de todos, como dice la propaganda oficial. Estaremos pendientes, hay expectativas no cubiertas y todos esperamos que las promesas de campaña lleguen a cumplirse, de lo contrario el juicio de los mexicanos habrá de reflejarse, sin duda alguna en el proceso electoral del 2015. Al tiempo.
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