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sábado, abril 20, 2024

Enrique Metinides, maestro mexicano de la fotografía policiaca, muere a los 88 años

Ciudad de México, 10 de mayo (SinEmbargo).- El fotoreportero de la nota roja, Enrique Metinides, falleció este martes a los 88 años de edad.

De acuerdo con Noel Alvarado, editor de información del periódico La Pensa, el fotoperiodista Enrique Metinides murió este 10 de mayo a las 9:22 horas.

A través de sus redes sociales, el reportero Armando Martínez dio a conocer la noticia y aseguró que el fotógrafo de la nota roja había sido hospitalizado sin especificar los motivos.

“#UltimaHora El maestro de la fotografía policiaca Enrique Metinides fue ingresado a un hospital de la ciudad. Se encuentra en un estado de salud delicado”, detalló Martínez en su cuenta de Twitter.

El pasado 6 de abril, mediante su cuenta de Instagram, Enrique Metinides había confirmado que pasaba por un mal estado de salud.

“Hola buenas noches, he estado un poco mal de salud, pero ya estoy de vuelta con ustedes, aquí con novedades. Saludos”, dijo en ese entonces en la publicación de dicha red social.

Enrique Metinides, el maestro de la fotografía de nota roja, llevaba más de siete décadas de labor periodística. Muy pocos saben sobre el pasado del fotógrafo, sus orígenes, y de cómo sus padres se quedaron a vivir en México de una manera accidental. Hijo de migrantes griegos, él mismo recuerda que inició tomando fotografías de accidentes viales a los 10 años y publicó su primera fotografía a los 12, por lo que se ganó el famoso apodo de “El Niño”.

Foto: SinEmbargo.

“Mis padres nacieron en Atenas y se vinieron a México. Pasaron por Veracruz porque iban de luna de miel a Houston; allá vivía un hermano de mi papá. Entonces en Veracruz les robaron el equipaje con todo y dinero, y ya no pudieron regresar ni a Grecia ni ir a Estados Unidos porque no tenían papeles, les robaron todo. Pero mi mamá vendió una cadenita de oro que traía cosida a su ropa y que se la había regalado mi abuela, y así fue como se vinieron a la Ciudad. Aquí en la capital había otros griegos y se hizo una comunidad, entonces estalló la Primera Guerra Mundial y ya no pudieron regresar nunca. Yo nací aquí igual que mi hermana y un hermano. Ésa es la historia de mis padres”, detalló en una entrevista.

Quizás en la historia de la fotografía en México, la historia de Metinides sea única. ¿Cómo era la vida de un niño cuyas fotos se publicaban en los periódicos más leídos del país?

 

“Mi primera foto me la publicaron poquito antes de cumplir los 11 años y sentí mucha emoción. Me llevaba yo el periódico a la escuela, a la primaria, que por cierto la hice en ocho años, por no ir, por andar tomando fotos. Entonces le enseñaba el periódico a los amigos, al maestro, y luego el maestro me llevaba con el director de la escuela para presumirle que tenía un alumno que era fotógrafo de periódicos. Pero era todo de juego: en vez de jugar con una pelota, jugaba yo con mi cámara que era una Brownie. Esa cámara la usé como unos tres o cuatro años”.

Metinides dijo que en vez de ir al parque, como todos los niños, su pasión consistía en pasearse con su cámara por los lugares donde desfilaban los heridos y muertos.

“La Cruz Roja estaba en la Colonia Roma, entre Monterrey y Durango, y ahí mandaban a mi hermano a buscarme. Yo tomaba fotos con el fotógrafo de La Prensa, y salíamos en las ambulancias. Entonces me dijo un día: ‘Oye, dice el director que si quieres quedarte en la Cruz Roja, tú con tu camarita y tomas fotos’, pero no me pagaban nada, los rollos me los compraba mi papá, o los compraba con mi domingo. Mis papás me daban dinero y yo de ahí compraba mi rollo y tomaba fotos. Me empezaron a pagar hasta que entré ya de planta a La Prensa, pero para eso pasaron dieciséis años, porque iba a la escuela, a la secundaria y a la academia. La verdad a mí no me interesaba trabajar sino tomar fotos”.

Enrique Metinides habló de la poca ética de la nota roja actual, del arte con que el reportaje antiguo tocaba a un crimen por medio de detalles, “la fachada de la casa, el arma homicida, el cadáver tapado con una sábana”: “Nunca se publicaba la foto del cadáver, menos a color, o la cara se retocaba. Si estaba desnudo o medio desnudo, se retocaba la foto, se le vestía, se le pintaba ropa, y no se notaba que estaba desnudo.”

.”

Metinides dijo que en vez de ir al parque, como todos los niños, su pasión consistía en pasearse con su cámara por los lugares donde desfilaban los heridos y muertos. Foto: Graciela López, Cuartoscuro.

Ha expuesto sus fotografías en La Casa de América, Madrid, España; la Central de Arte Guadalajara, Guadalajara, Mexico; The Photographers Gallery en Londres, Reino Unido, y en la Galería Anton Kern de Nueva York. Sin embargo, como él cuenta, nunca ha estado presente en sus exposiciones en el extranjero, debido a su fobia para viajar en avión, una que comenzó por una broma infantil y que, pese a haber visto todo tipo de muertes espantosas, le llena de miedo.

Una de las fotografías más famosas de Metinides es “Adela Legorreta Rivas atropellada por un Datsun”, tomada en 1979, la cual explica en buena medida el estilo de Metinides: la exposición de emociones de situaciones límite de tragedias humanas, tomadas con talento y recursos artísticos fotográficos. La toma fue hecha en el cruce de Avenida Chapultepec y Monterrey, en la Colonia Roma, de la Ciudad de México.

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