León, Gto.-Llegó el 2 de febrero, Día de la Candelaria, y con ello llegó la hora de pagar los tamales si el “niño” te salió en la Rosca de Reyes; sin embargo, los comerciantes de este delicioso platillo afirman que la tradición se ha convertido en un lujo.
El incremento en los insumos para la producción del tamal en sus distintas variedades, desde la masa, carnes, queso o de dulce ha sido abismal y por ello conservar la tradición se ha vuelto complicado.
Por las calles de la ciudad, el producto se oferta desde los 12 hasta los 20 pesos, un platillo que en comparación de precios puede equipararse al de una torta de carne, aunque es casi imposible dejar pasar la tradición para degustar los de salsa roja con carne de puerco, queso con salsa verde y endulzados.
María, quien tiene más de 15 años vendiendo tamales en la Zona Centro de León, indicó que hace años era normal tener hasta 20 pedidos para esta fecha.
Ya en el 2023 y luego del paso de la pandemia con una posible recuperación económica para la ciudadanía, apenas pudo concretar 10 pedidos de los clientes más cercanos.
Como comerciante sabe de las prioridades de la gente y los tamales para este 2 de febrero no lo son, ya que hasta 2 mil pesos podría gastar el afortunado en cumplir y seguir con la tradición.
“Por lo general el día 2 de febrero no lo trabajamos; lo dedicábamos a entregar los pedidos y a terminar de coser las tamaleras que teníamos; por lo mismo tuvimos que salir a vender hoy de forma normal”, María.
Roberto y Martha, esposos desde hace 30 años y tamaleros de tradición en uno de los barrios más antiguos de la ciudad, El Coecillo, también tuvieron que salir a vender porque los pedidos no llegaron.
“La masa está cara, la carne no se diga y las verduras para la salsa; el queso, todo ha subido; el año paso por pieza lo dábamos a 13, hoy lo damos a 15 pesos (…) No tenemos puesto fijo, andamos por las calles vendiendo y solo salimos con esta olla de 100 tamales a vender”, indicó Roberto.
La ciudadanía sabe de las carencias actuales y los precios tan cambiantes de los últimos días, los cuales han ido a la alza, no solo de los tamales, sino de cualquier producto que sirva para reunir a la familia, amigos o seres queridos para continuar con esta tradición que también representa un gasto.
“No venimos a comprar tamales justamente; venimos al templo porque es tradición pero hay más platillos que se pueden comer; si comemos toda la familia sale lo mismo que en unos tacos o en una fonda”, señaló Juan, quien estaba de visita en el templo de la Candelaria.
