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sábado, abril 19, 2025

¿Qué hay en las plataformas? (tercera semana de septiembre)

Estrenos, clásicos y una que otra olvidada en el mundo del streaming.

El pingüino (Fijo en MAX).

Tendrá que pasar hasta el 2026 para que podamos ver la segunda parte del Batman de Matt Reeves lo cual es bastante… pero de mientras podremos saciar este interés sobre su ciudad gótica a través de un spin off de criminal mafioso más popular de su galería de villanos: el Pingüino. Tomándose como un puente entre películas, veremos el ascenso de poder de Cobblepot tras la catástrofe ocurrida por El Acertijo y todo con el compromiso de parte de un Colin Farrel igual de irreconocible y carismático.

Salir de la oscuridad (Fijo en MAX, a la renta en AppleTV, Prime Video y Microsoft).

De alguna manera, Andrew Cumming en su debut fílmico apunta a ambiciones que pocas veces se ven con frecuencia en el cine. Decide hacer un filme de horror, pero trasladado en el paleolítico, con personajes cavernícolas hablando un dialecto inexistente y en donde los temores primordiales se juntan con la idea de supervivencia. No sólo apunta a eso sino que también ofrece una perspectiva elegante y en cierto modo decadente de la construcción de la violencia que ha acompañado al humano desde sus principios de razonamiento sobre su mundo y del cómo lo debe compartir.

Kemonito: La última caída (Fijo en Netflix).

Kemonito ha logrado lo que casi ningún luchador en tiempos modernos, mantenerse en la vigencia de la cultura popular e incluso saltarla, porque Kemonito es recordado no sólo como gladiador del ring sino como un recurso post moderno de humor. Con este documental, Kemonito no huye de esta fama, pero también da espacio para conocerlo y entender que detrás de la gracia, se encuentra un hombre que intenta sobrellevar su vida como puede a pesar de las carencias de un maltratado deporte que no estima a sus estrellas, y de la edad a la que nuestro Kemonito tampoco es invulnerable.

Twilight of the Gods (Fijo en Netflix).

Zack Snyder: gran tipo, muy amable… no es el mejor de los directores. Pero si algo tiene es una obsesión en esta representación de sus héroes como las figuras mitológicas modernas, entonces la gran duda que siempre existió es cuándo tomaría la mitología para darle su enfoque edgy y ese día ha llegado. No me malinterpreten: tiene toda la madurez de un puberto en foros de discusión de discos de metal en los años dos mil, pero en el mejor sentido y es el primer proyecto de Snyder que es bastante redondo porque atiende a sus fetiches con bastante gracia.

El bueno, el malo y el feo (Fijo en MGM, a la renta en Prime Video y AppleTV).

Hace poco Austin Butler mencionó que una de sus películas favoritas y la razón por la que quizo ser actor, fue cuando de niño veía El bueno, el malo y el feo… y una oleada de críticas de nuevas generaciones que le decían pretensioso por elegir una película viejita de la que nadie ha escuchado hablar surgieron. Eso… fue un momento extremadamente depresivo, porque cómo carajos El bueno, el malo y el feo, una de los westerns más influyentes de la historia y que por lo menos la generación pasada puede recordar como una de las más grandes aventuras protagonizadas por Clint Eastwood, yace en el perfil de pretensioso, cuando es todo lo contrario.

Una vista no sólo para educarse, sino para pasar una tarde viendo magníficas películas de papás no le hace daño a nadie.

Drácula de Bram Stoker (Fijo en MAX, a la renta en Microsoft, Claro Video, AppleTV y Prime Video).

Aceptando un proyecto para abonar a sus deudas y también para su eterno proyecto de Megalópolis -que finalmente veremos este año- Coppola tuvo un accidentado hito cultural y de taquilla insuperable, porque si bien el compromiso de filmar está en el origen, hay un cuidado precioso como pocas películas de horror en donde el uso de efectos a la antigua, un diseño de producción impecable y un score aterrador siguen siendo punta de lanza que nadie ha podido superar en cuanto a adaptaciones del vampiro más infame de todos.

Los guerreros (Fijo en PlutoTV, a la renta en Prime Video, Microsoft y AppleTV).

Walter Hill y sus películas explosivas que sudan a rata acorralada, ejemplificadas a la milésima potencia cuando se le ocurrió hacer una película de pandillas coloridas que en vez de razonar un punto de alianzas para derrotar el sistema, son víctimas de su propia violencia y terminan haciendo una noche de pesadilla para los Guerreros, y que en mundo real por supuesto que fue punto de partida para que las pandillas reales se agarraran a golpes en las salas de cine.

Entrevista con el vampiro (Fijo en MAX y Prime Video, a la renta en AppleTV, Microsoft y Claro Video).

Ya hay una serie que adapta no sólo este libro sino que tiene la aspiración de seguir la saga de Anne Rice, pero lo cierto es que falta la elegancia y erotismo contenido de lo que en 1994 fuera una obra reveladora y controversial y que ahora podemos ver como un deleite gótico que los estudios gigantes pocas veces intentarían volver a hacer.

Atrapado sin salida (Fijo en MAX, a la renta en AppleTV y Prime Video).

Milos Forman dejando que Jack Nicholson expanda su imagen y actuación clasificada de forma popular como locura en una obra que habla sobre la crueldad de los sistemas de salid mental en Estados Unidos y del control corrompido a través de la infernal enfermera Ratchet, quien considera ser lo suficientemente apta como para controlar la vida de seres a los que ha minimizado y que no tienen identidad social.

En la boca del miedo (Fijo en MAX, a la renta en AppleTV y Prime Video).

Puede que se trate del último gran Carpenter y que se despide del cine con una rareza que adapta el horror cósmico y existencial de Lovecraft sin precisamente adaptar una de sus obras, y de paso darle un puntapié a Stephen King en eso del ego separatista en desdoble de autor: nadie dijo que Carpenter era un chismoso peleonero, por eso justamente lo amamos.

La tumba de las luciérnagas (Fijo en Netflix).

Es difícil recomendar la tumba de las luciérnagas sin hacer una ofensa de su material, que en estos tiempos se ha visto como una película rompe corazones y cruel sin entender el trasfondo y poder que contiene como uno de los mejores registros de la japón que trata sobrevivir la guerra desestimando la vida y agonía de aquellos que fueron arrastrados en medio del conflicto. Una también obra que merece revalorar y darle crédito a Isao Takahata, el otrora gran genio de Ghibli.

https://www.youtube.com/watch?v=UoTfUJLX6Tg&pp=ygUmZ3JhdmUgb2YgZmlyZWZsaWVzIHRyYWlsZXIgc3VidGl0dWxhZG8%3D

Las brujas de Eastwick (Fijo en MAX, a la renta en AppleTV, Prime Video y Claro Video).

Hubo un momento en donde George Miller fue usado y escupido por el sistema Hollywoodense, en específico por Peter Gubers quien lo hartó de tal grado que no quiso volver a filmar una película en más de 3 años. Uno pensaría que entre tanto caos la película causante de esta separación sería obtusa y torpe, pero todo lo contrario. Las Brujas de Eastwick es una delicia de comedia negra en donde el trío de mejores amigas idealizan a un hombre soñado que no está en sus vidas, sólo para tener sus despertares sexuales y de optimismo a través del misterioso ser mágico que bien podría ser el diablo… y que por alguna razón de desear a alguien que sea la epítome masculina, esto termina sacando a Jack Nicholson como el deseo de todas las mujeres.

Punishment Park (Fijo en TUBI).

Peligrosa en el sentido que a pesar de sus cincuenta años de existencia, la obra maestra de Peter Watkin no sólo incomoda a la autoridad, sino que la cuestiona de forma provocativa porque no puede entender el rostro del sistema judicial y del abuso de poder que la contracultura siempre va a terminar sufriendo, fueran hippies, homosexuales, personas de color, inmigrantes. Una pesadilla distópica de esas que uno no recuerda ni haber escuchado pero que cuando se ve, con horror nos damos cuenta no sólo de su influencia en la ficción de nuestros tiempos -te hablan juego del calamar- sino también en un pesimismo de que las cosas no van a cambiar.

Cruising (Fijo en MAX,  a la renta en AppleTV y Prime Video).

Tras haber ganado el mundo con El exorcista en 1974, y perderlo con Hechicero por querer sacar su película el mismo día que se estrenaba Star Wars, Friedkin se embarca en otra odisea extraña: la de retratar un giallo americano enfocado en la cultura del cruising de la periferia homosexual sadomasoquista y en donde la confusa historia de deseo masculino también va de la mano con un Al Pacino bailando con tipos ataviados de cuero y presenciando actos de manipulación anal que aunque usted no lo crea… fueron filmados, financiados y aprobados por un estudio gigante. Así de genial era Friedkin, así de controversial siempre, jamás yéndose por una vertiente calmada.

 

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