Guanajuato, Gto.- Hoy se cumplen cinco años del histórico plebiscito, que obligó a dar marcha atrás a la pretensión del gobierno municipal, que encabezaba Nicéforo Guerrero Reynoso, de otorgar un cambio de uso del suelo a un predio propiedad de un particular ubicado en el cerro del Hormiguero para urbanizarlo; a pesar de la voluntad ciudadana está detenido el proceso para que la zona del Hormiguero, La Bufa y los Picachos pase a ser Área Natural Protegida.
El resultado del plebiscito del cinco de diciembre del 2010 sin duda que es un hecho histórico, importante para Guanajuato y sus habitantes, resultado de una movilización social sin precedentes en la historia reciente de la ciudad.
El asunto no comenzó el 13 de julio de 2010, pues desde que se construyó el acceso Diego Rivera, se tenía la sospecha de que esa vialidad serviría para buscar urbanizar la zona; así en la sesión de ayuntamiento del 13 de julio de 2010 lo que se confirmó fue la sospecha, aunque es cierto que sorprendió la pretensión avalada por el alcalde y la mayoría de los integrantes del ayuntamiento de otorgar un cambio de uso de suelo a un predio propiedad de la empresa Azacán, para poder urbanizar.
Sorprendió por la torpeza con la que se manejó el gobierno del licenciado Guerrero Reynoso, pues el acuerdo de ayuntamiento se dio a unos días de celebrarse quizá la fiesta más importante para los guanajuatenses, la celebración de la fiesta de la Cueva y San Ignacio de Loyola, patrono de la ciudad, que cada año se realiza en el Cerro del Hormiguero, la Bufa y los Picachos, el 31 de julio.
El gobierno municipal no calculó el movimiento para defender los intereses de la empresa Azacán, la reacción fue inmediata, espontánea; el desaparecido urbanista Hernán Ferro de la Sota, calificó al movimiento social como “muy afortunado, totalmente notable, fue algo maravilloso”, dijo en una entrevista que se le hizo dos años después del plebiscito.
Y es cierto, la ocurrencia del licenciado Guerrero, de decidir a unos días de la famosa fiesta que se abriría a la posibilidad urbanizar los cerros donde se realiza la fiesta sagrada, el rito del agua y del alcohol, de la familia y la tradición, despertó una reacción que seguramente no calculó.
Hubo al menos tres marchas de protesta, la primera el 25 de julio, en el que participaron cerca de 500 personas, de la Presa de la Olla a la Plaza de la Paz; “Guanajuato tiene Voz”, “Nicéforo Entiende la Bufa no se Vende”, fueron algunas de las consignas, además de entonar Tierra de Mis Amores.
Fue el primer movimiento organizado en Guanajuato por redes sociales, por internet, por face book, señaló Ferro de la Sota, y es cierto, la iniciativa de Cecilia Barrera y José Alfredo Segura, de abrir en face book el grupo Guanajuato Somos Todos, llegó a tener más de cuatro mil participantes.
El día de la fiesta, el 31 de julio, hubo otra marcha, está partiendo de la glorieta de Pozuelos al lugar donde se realiza la fiesta, el Cerro del Hormiguero, en la que participaron cerca de mil 200 personas; las manifestaciones de rechazo a la pretensión que defendía el alcalde no pararon.
Son muchas las anécdotas que se podría mencionar, como la presencia de un pequeño grupo, que estuvo portando pancartas frente al palacio legislativo mientras se desarrollaba el desfile del 28 de septiembre, haciéndole saber al gobernador Juan Manuel Oliva, el rechazo a permitir la urbanización de los cerros sagrados, como algunos periodistas a favor de la urbanización calificaban a los cerros de manera burlona. Desfile que por cierto concluyó con el paso de los integrantes de la cabalgata de la independencia, entre estos Javier Hernández, Capelo, quien gritó a toda voz dirigiéndose al gobernador y a acompañantes, “la Bufa no se Vende”.
Así ante el creciente descontento de la ciudadanía el alcalde encontró como salida convocar a un plebiscito para decidir si se seguía adelante con el acuerdo de ayuntamiento o se derogaba, el que se realizaría el cinco de diciembre de ese año.
La empresa Azacán desplegó una importante campaña para promover su proyecto, afirmando que se crearían cientos de empleos y que incluso se donaría siete hectáreas, del cerro del Hormiguero para que se siguiera realizando la fiesta sin problema; el proyecto incluía construir en el cerro del Hormiguero 893 viviendas, un centro comercial y un hotel de gran turismo.
El día del plebiscito hubo temor de que ganara la propuesta de urbanización, pero a las seis, siete de la noche se sabía que no era así, que el no había ganado de manera aplastante, solo votaron por el sí a la urbanización dos mil 280 personas, por el no 12 mil 547.
Son muchas las historias, los recuerdos, los encuentros y desencuentros; citar los nombres de todos los que participaron en el movimiento de resistencia no es nada fácil, pues como se señala fueron 12 mil 547 votaron en contra del no.
Pero bueno entre estos estuvieron, Aureliano Ortega Esquivel, Samantha Smith, Jesús Gutiérrez, Daniel Chowell, Juan José Prado, Norma Lilia Fernández, Alejandro Navarro, Jorge Cervantes Jáuregui, Ramón Izaguirre Ojeda, María Luisa Mendoza, Luz Elena Galindo, Eduardo Lachica Astorga, Juan Domingo Villafaña, Rogelio Espinoza, Paloma Robles Lacayo, Edith Aguirre, Martha y Tere Luna, Carolina Sánchez, Citlali Tovar, Enrique Avilés, Evelín W, Tomás Hernández, y un muy largo etcétera.
En el plebiscito se derrotó una intensión de gobierno contraria al interés público, aunque como señaló Hernán Ferro, el señor presidente municipal fue muy inteligente, pues al conocer el resultado del plebiscito dijo “quien perdió fue la empresa”.
Sin embargo como señaló el pasado jueves en conferencia de prensa, Luis Miguel Rionda Ramírez, presidente de la asociación civil Somos Guanajuato, está latente la posibilidad de que pronto se vuelva a intentar urbanizar la zona del cerro del Hormiguero, pues no se sabe porque el gobierno del estado no ha realizado la consulta ciudadana necesaria para continuar con el proceso para declarar la zona del Hormiguero, La Bufa y los Picachos Área Natural Protegida.
