Guanajuato, Gto. El periodismo en México se ha convertido en una actividad de alto riesgo, que ha llevado a cientos de comunicadores a enfrentar amenazas, agresiones, censura, y hasta la muerte.
En Guanajuato capital, se presentó el documental “No se mata la Verdad”, en Cine la Mina, que narra la lucha por la supervivencia que día a día tienen que librar aquellos que buscan transmitir la verdad. Lo que ocurre con el periodismo en todo el país.
Las periodistas, Verónica Espinosa de Proceso y Carmen Pizano de Zona Franca, hablaron sobre la importancia de la libertad de expresión y sus riesgos, además de compartir experiencias propias que han marcado su labor.
Ambas coincidieron que en muchos casos, la ciudadanía no alcanza a entender la trascendencia del periodismo y de quien lo ejerce, pues están expuestos a las agresiones a la libertad de expresión, que llegan no solo del crimen organizado, sino del propio gobierno.
Acompañadas por el periodista Oscar Espinosa, recordaron el caso de la reconocida periodista Carmen Aristegui, quien fue despedida en el 2015 de la cadena MVS, luego de la difusión de la investigación que realizó del caso de “La Casa Blanca”, en la que evidenció la relación del presidente Enrique Peña Nieto y su esposa con una constructora que fue beneficiada en el Estado de México. El Séptimo Tribunal Colegiado determinó que el despido fue ilegal y violó la ley.
“Es un caso de transcendencia, no solo para Carmen Aristegui, sino para todos, porque hablamos de una periodista y todo su equipo que fue censurado desde el poder presidencia, el poder más alto e impune, que tras el trabajo de investigación el medio responde a la relación de poder, censurando un espacio importante”, dijo Vero Espinosa.
Agregó que la censura no solo afecta a los medios de comunicación, sino que también limita el derecho de las personas a estar informados y a decidir a quién se quiere escuchar.
“Ser periodista tiene un estatus de riesgo, pero ser mujer y ser periodista tiene un mayor riesgo”, refirió Carmen Pizano, quien recordó el caso de Karla Silva, corresponsal de El Heraldo que fue golpeada en el 2014 por “incomodar” al gobierno con sus publicaciones, y quien tuvo que lidiar con un proceso de más de dos años para llevar a sus agresores ante la justicia.
Vale la pena correr el riesgo
Tanto para Carmen Pizano como para Verónica Espinosa, ejercer el periodismo ha valido cada uno de los sacrificios, cada uno de los retos, y cada uno de los riesgos con los que se han tenido que enfrentar, pues al transmitir una historia, una verdad, se genera conciencia pero sobre todo cambios en la sociedad y en el sistema.
A pesar de los claroscuros, de haber lidiado con la censura y el acoso, Carmen Pizano cuenta que no le ha quitado las ganas de continuar con esta importante labor.
Verónica Espinosa contó: “me han tocado los años felices y los años más difíciles del periodismo”, pues tuvo que enfrentar la muerte de su compañera Regina corresponsal de Proceso en Veracruz, que fue asesinada en 2012.
“Sí, me llegue a cuestionar si quiero seguir siendo periodista, el asesinato Regina y la forma en qué contaron su historia falsa, mentirosa, me marcó. No salí durante una semana, estuve encerrada, y siempre pensando: quién sigue”.
Sin embargo, y a pesar de las circunstancias “estamos aquí porque creemos que es importante. Vale la pena, el periodismos es una de las profesiones que enriquece a la persona como ser humano y te permite conocer voces, perfiles, opiniones, y aprender de todo”.