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domingo, abril 28, 2024

Búsquedas y hallazgos

“El hombre sólo posee dos certezas absolutas: el placer y el dolor”.

        Gustave Le Bon

 

“Suavizar las penas de los otros es olvidar las propias”.

       Abraham Lincoln

 

“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”.

     Jorge Luis Borges

 

“Me imagino; por tanto, me pertenezco y soy libre”.

       Emily Dickinson

 

La confusión es una constante en un nuevo mundo como el que habitamos. La saturación de información que se experimenta abruma, ensordece y nos ciega. Información no es cocimiento. Los hechos son narrados desde las posturas ideológicas que los consorcios de noticias y sus alianzas definen hacen que la confusión se acreciente y eso es al final de cuentas un medio de control social.

Las personas asumen por diversas razones muchas de las ideas que ven y escuchan sin realmente preguntarse sobre lo que esta en la base o si las interpretaciones que se hacen sobre los sucesos, declaraciones y decisiones que toman los actores sociales, económicos y políticos.

La confusión crece ante la marea de notas rojas y rosas a las que nos enfrentamos en todos los medios de comunicación y las redes sociales. Entre los actos delictivos que se reportan y que siembran sin duda miedo en las audiencias, también están las tramas de la farándula y de los espectáculos deportivos que nutren y usan la diversión, es decir, crean la distracción de las cosas importantes que como ciudadanos y ciudadanas deberíamos estar atentos, o al menos preocupados, que es un primer paso para adquirir algo de conciencia social y de conciencia de clase.

Sin duda el mundo se presenta en estos tiempos como si todo lo supiéramos, como si la realidad fuera algo ya dado. Podemos buscar lo que sea que nos interese en las diversas plataformas digitales, hasta podemos buscar respuestas en los portales de Inteligencia Artificial y con un grado alto de certeza encontrar respuestas y hasta tener diálogos con “personas famosas” a través de estas mediaciones. Eso también crea una especie de exceso de confianza en ese mundo de bites, de pantallas y algoritmos que se posicionan como los nuevos “oráculos” de sabiduría, haciendo creer que información es conocimiento y que “pensar” con un criterio propio es algo innecesario.

Buscar explicaciones a la vida y hallar respuestas deber se todavía una tarea que demos hacer, si bien hoy sabemos más y de más cosas, también es cierto que las personas tenemos dudas, intereses, curiosidad que son únicas, porque si bien nos movemos en la lógica de las masas, y de un intento de homogenización y control total, también tenemos el atributo de la inteligencia y la aspiración a la libertad, que no lleva a la posibilidad, desde la voluntad, a cuestionar todo, a preguntarnos siempre sobre lo que vivimos e intentar tener explicaciones, argumentos, ideas, teorías y supuestos para dar sentido a lo que somos, a nuestras circunstancias y a nuestra existencia.

Hallar respuestas es poder integrar desde nuestra consciencia y nuestra vida en concreto, esto es cada quien, la posibilidad de dotar de sentido y significado quienes somos y lo que vamos haciendo con la existencia, porque por fortuna para muchas personas el estar vivo no es solo respirar. De ahí que el poder formular preguntas de la vida y hacer lo necesario para hallar respuestas se convierte en una manera de ser y que abre el horizonte de posibilidades para las diversas expresiones de creatividad y reflexión que nos posibilitan el ser y el tener de cara a nuestra existencia. Erich Fromm escribió: “El ser humano tiene dos orientaciones básicas: tener y ser. Tener implica adquirir y poseer cosas, incluso personas. Ser se centra en la experiencia: intercambiar, comprometerse, compartir con otra gente”.

La introspección nos lleva a las preguntas. Observar la realidad nos lleva a interrogarnos. Analizar lo que vemos y escuchamos nos conduce a la duda. Reflexionar nos lleva a formular preguntas y a establecer nuevos argumentos, a formar un criterio propio, a intentar descifrar los intereses de quienes ostentan el poder en los medios de comunicación y en las diferentes plataformas y redes sociales digitales.

La filosofía no es la historia de la filosofía. Hacer filosofía es preguntarse muchas cosas y no dar por hecho nada. Hacer filosofía es poner en duda todo lo que sabemos y todo lo que dicen saber otros. Hacer filosofía es buscar respuestas propias, si bien podemos partir de lo que han dicho y escrito otros y otras personas, filósofos, pensadoras, escritoras y poetas, la forma de apropiarnos e interpretar sus ideas, sus palabras, sus reflexiones, sus argumentos, sus teorías, sus experiencias son solo un insumo para desarrollar un pensamiento critico y por tanto a hacer filosofía, para poder ser uno mismo y expresar nuestro propio juicio.

La escritora Doris Lessing expresó: “Todas las experiencias que he vivido me han enseñado que hay que valorar al individuo, a la persona que desarrolla y preserva su propia manera de pensar, que planta cara a la mentalidad de grupo, a las presiones grupales. O que se aviene hasta donde juzga necesario a tales presiones, pero en su fuero interno conserva un pensamiento y un desarrollo individuales (…) Mantener una opinión individual disidente, siendo miembro del grupo, es la cosa más difícil del mundo”.

Para esto, hoy en día deberíamos estar haciendo filosofía de la vida cotidiana. Tendríamos que darnos la oportunidad de ejercitar la curiosidad, de dar paso al asombro, y hacer de la imaginación un territorio para cambiar las preguntas y para responder con otros paradigmas, con una consciencia personal y social para poder formular nuevas respuestas.

El mundo se movió y los intereses del poder juegan a incrementar la confusión, a llenar el tiempo de ruido y de parafernalias del espectáculo y el entreteniendo, la consigna es no pensar, porque para el mercado capitalista el ser persona es solo ser consumidor y la felicidad es comprar, usar y tirar. Bauman describió como el capital hace de las personas unas mercancías, que son también desechables.

El desafío es buscar quienes somos. La pregunta ¿Quién soy? nos lleva a la tarea de conocernos, y a intentar saber qué estamos siendo con lo que hicieron de nosotros. El hallar respuestas y dar sentido y significado a nuestra historia, a nuestros vínculos, a nuestras condición social y familiar que es una condición de posibilidad para hacer que la vida no solo sea transcurrir, y que en el fondo, se trata de sentir y significar lo que buscamos y lo que queremos hallar todo el tiempo que es poder amar y ser amados.

Richelle E. Goodrich escribió: “Amar es aceptar un alma por completo, no desear que la persona fuera lo contrario, ni esperar un cambio, ni aferrarse a algún pasado ideal. Amar es apreciar al individuo que está ante ti en este momento; encantos, peculiaridades y todo. Amar es darle a alguien un pedazo de tu corazón que nunca, jamás reclamarás…” para eso necesitamos saber quiénes somos -amarnos / conocernos- para poder aceptar a quienes les damos nuestro amor, porque el “El único amor consecuente, fiel, comprensivo, que todo lo perdona, que nunca defrauda y nos acompaña hasta la muerte, es el Amor Propio.” como lo expresó Oscar Wilde.

 

Arturo Mora Alva
Arturo Mora Alva
Biólogo por la UNAM, Mtro. en Educación por la UIA León, Doctor en Estudios Científico Sociales por el ITESO con especialidad en Política. Profesor Universitario en todos los grados. Investigador Social, Consultor y Analista.

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